El gasto social que nos arruinará
medida se hace más dañina si entendemos que, en la
ESO, la historia de nuestro país se estudia muy resumida y, a menudo, con omisiones. Uno de los aspectos más dolorosos de este historicidio patrio es la pérdida de nuestra época más gloriosa (1500-1659). Un periodo en el que fuimos la primera potencia europea, conquistamos e hispanizamos la mayor parte de América, protagonizamos la primera vuelta al mundo y aportamos grandes figuras de la literatura (Cervantes, Lope, Calderón…), el arte (Velázquez, Murillo, Ribera, Zurbarán…) y el pensamiento (Escuela de Salamanca). Ningún país que se respete desprecia tan radicalmente las joyas de su patrimonio histórico y cultural. Para progresar es necesario asumir el pasado. Este camino solo conduce a debilitar la identidad y la autoestima como nación.
No digo que no sea necesario subir las pensiones, pero esa subida meramente electoralista del 8,5% sólo compromete aún más la viabilidad del sistema actual. El ritmo de nuevos pensionistas supera anualmente las bajas producidas por defunción, además, éstos han tenido una cotización mayor y más estable por lo que su nómina esquilma con más fuerza la ya depauperada hucha de las pensiones. ¿Qué alternativas hay para atajar este grave problema? Como no podemos aumentar la presión fiscal por cuestiones obvias, la única alternativa sería una mayor eficiencia del gasto público, justo lo contrario de lo que preconiza el Presupuesto presentado por el Ejecutivo; disminuir la tasa de desempleo, a la vez que aumentar la productividad, lo cual no consigue la última reforma laboral emprendida desde el ala morada del Gobierno y, fomentar el ahorro para que la economía no termine estancándose.
En la información publicada el 5 de octubre sobre la ‘ley trans’ ABC quiere precisar que las cuatro siluetas que se reproducen son un recurso gráfico y no una fotografía única en la que posaron Amelia Valcárcel, Ángeles Álvarez, Carla Antonelli y Víctor Gutiérrez.
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