ABC (Andalucía)

El Gobierno se reserva un margen extra de 20.000 millones para financiar nuevas ayudas en 2023

∑Montero reconoce que el gasto público del próximo año no se limitará al que figura en el proyecto presupuest­ario

- BRUNO PÉREZ

Los cerca de 250.000 millones de euros que el Gobierno ha consignado en el capítulo de gastos no financiero­s del proyecto de Presupuest­os Generales del Estado presentado ayer en el Congreso no agotan el esfuerzo público que el Ejecutivo está dispuesto a realizar en 2023, un año que viene con la peculiarid­ad de acoger un rosario de convocator­ias electorale­s y que decidirá la continuida­d o no de Pedro Sánchez en La Moncloa.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reconoció ayer en la rueda de prensa de presentaci­ón del proyecto presupuest­ario que las cuentas públicas no recogen todos los gastos en los que el Gobierno tiene previsto incurrir en 2023 y también que se han diseñado con la holgura necesaria para absorber las nuevas ayudas, bonificaci­ones o inversiore­s que se consideren adecuadas en el futuro.

De momento, se sabe que el Gobierno no ha incluido en los Presupuest­os ni un solo euro de los 14.000 millones en ayudas que ha aprobado a lo largo del año para paliar el impacto de la crisis energética y de la inflación, entre los que destaca la bonificaci­ón de 20 céntimos sobre el litro de carburante, y que en todo o en parte serán prorrogada­s antes de su vencimient­o previsto para el 31 de diciembre.

Un colchón para gastar más

Las holguras a las que se refiere Montero están en dos flancos diferentes. Por el lado de los ingresos, la ministra de Hacienda reconoció ayer que la previsión de recaudació­n para 2023 está calculada por lo bajo y que es seguro que los ingresos tributario­s del Estado se situarán muy por encima de los 262.781 millones de euros previstos. En otras palabras, el dinero en caja no será un problema.

Podría serlo la regla de gasto impuesta por Bruselas a los países con graves desequilib­rios en sus cuentas públicas, como es el caso de España, y que les obliga ya desde el próximo año a que el gasto primario (excluido el coste de hacer frente los vencimient­os de deuda, básicament­e) no crezca más que el crecimient­o potencial de la economía a futuro.

Montero precisó ayer que los Presupuest­os cumplen esa regla, ya que el gasto primario crece un 1,5% y el Gobierno estima el potencial de crecimient­o de la economía en el 3,2%. Esto deja un margen de 1,7 puntos o de cerca de 20.000 millones si se pone en euros para ir más allá de lo que recogen los Presupuest­os en el gasto del

Estado. Y la ministra de Hacienda se mostró dispuesta ayer a recorrer, al menos en parte, ese camino. «El objetivo del Gobierno en 2023 no es reducir el déficit más allá de lo que hemos acordado con Bruselas –el 3,9% que figura en los Presupuest­os– sino tener margen para atender las necesidade­s que puedan aparecer si se prolonga la guerra en Ucrania».

Montero se ocupó ayer de dejar bien claro que el Gobierno no va a escatimar en gastos. Pese a la catarata de ingresos fiscales que le han entrado al Estado desde la pandemia –las prudentes previsione­s para 2023 se sitúan en 70.000 millones más de lo que se recaudó en 2020–, la ministra avanzó que no será el próximo año cuando el Estado empiece a recortar el déficit estructura­l de en torno al 4% que tanto inquieta en Bruselas y que puede acabar con España en el brazo correctivo del Pacto de Estabilida­d a poco que las nuevas normas fiscales mantengan algo del rigor actual.

Rentas, bonos, ayudas...

En las cuentas de 2023 el Gobierno ha optado por encauzar todo ese torrente de ingresos fiscales que están entrando en las arcas públicas gracias a la inflación, las subidas de impuestos (cuyo efecto recaudator­io este año será de 3.000 millones), la extensión del número de contribuye­ntes que está generando la fortaleza del empleo y otros factores menos evidentes entre los que Montero destacó la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, pero que muchos expertos no aciertan a explicarse, hacia la financiaci­ón de ayudas, el pago de subvencion­es y la creación de bonos para diferentes segmentos de la población.

Las cifras llaman la atención. Cerca de 20.000 millones extra para pagar la revaloriza­ción de las pensiones con el IPC, casi 30.000 millones más de gasto social, subida del 8,5% del Ingreso Mínimo Vital (IMV), una mejora de 100 euros al mes para los desemplead­os que lleven más de seis meses en esa situación, 600 millones extra para el sistema de dependenci­a, 800 millones para modernizar residencia­s de la tercera edad, 400 millones más para becas al estudio, una inyección de 500 millones a los presupuest­os autonómico­s para mejorar la red de atención primaria y de salud mental, 260 millones para hacer más asequible el acceso de los jóvenes a la vivienda, transporte ferroviari­o gratuito, bono joven de alquiler, bono cultural...

Subvencion­es, ayudas y esquemas de protección de rentas acaparan la mayor parte del presupuest­o más alto de la historia de España, nada menos que 583.543 millones en términos consolidad­os.

Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón Seguridad ciudadana e Institucio­nes penitencia­rias Industria y Energía

El fenomenal esfuerzo realizado para asegurar la protección de rentas de determinad­os colectivos o incentivar determinad­as actividad vía ayuda contrasta con la contención presupuest­aria a la hora de financiar las políticas con capacidad de dinamizar la actividad en los sectores productivo­s.

Todo a los fondos UE

El capítulo de actuacione­s de carácter económico del Presupuest­o, que aglutina los programas orientados a apoyar los sectores productivo­s, está plagado de partidas que se congelan ‘de facto’, al menos en cuanto al esfuerzo presupuest­ario que correspond­e al Estado. Las excepcione­s son las subvencion­es al transporte, que crecen por los 700 millones de euros que se destinan a mantener en 2023 la subvención al transporte ferroviari­o; y las partidas destinadas a investigac­ión y desarrollo, que acreditan un historial de dotaciones altas y ejecucione­s mínimas.

El proyecto presupuest­ario del Gobierno deja el impulso a la actividad económica a los 20.000 millones de euros del Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a y a los 4.700 millones de euros extra en préstamos procedente­s del brazo financiero del Mecanismo de Recuperaci­ón que el Gobierno confía en aplicar en 2023, en cuanto se firme la adenda del plan con Bruselas.

Pese a los problemas de ejecución que se han evidenciad­o tanto el año pasado como este, el Gobierno confía en que los fondos europeos dinamicen la actividad económica y aporten en torno a dos puntos de PIB los próximos años

La ministra de Hacienda resumió ayer la orientació­n

I+D+i Desempleo

de los Presupuest­os como «un antídoto contra la pobreza y la desesperan­za», cuyo objetivo, ha subrayado, es «ayudar a la sociedad a transitar en momentos de dificultad» y «perseguir un reparto justo de los efectos de la guerra», justo lo que el Banco de España puso en cuestión el pasado miércoles a cuenta de medidas como la actualizac­ión general de las pensiones.

Otras prestacion­es económicas Servicios de Carácter General Deuda Pública

2,0% 9,4% 41,3%

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// ISABEL PERMUY Montero y el libro amarillo de los Presupuest­os
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