Los intereses de la deuda escalan un 3,6% hasta los 31.275 millones
La deuda pública aumentará en 70.000 millones de euros el año que viene. Así lo recoge el libro amarillo de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2023, que augura que las emisiones netas se podrán reducir ligeramente en términos interanuales. Sin embargo, la carga financiera cada vez es mayor: los intereses de la deuda ascenderán a 31.275 millones.
Los gastos financieros suponen 31.330 millones de euros y aumentan un 3,7% respecto a los presupuestados en 2022. De ello, «el 97,3% de estos gastos corresponde a intereses de la deuda pública en euros, que aumenta 1.041 millones respecto al ejercicio anterior», señala el documento. Ese alza de la carga de intereses supone un incremento del 3,6% en términos interanuales.
Así las cosas, esos 70.000 millones son las emisiones netas previstas, es decir, la deuda que se prevé emitir menos las amortizaciones. De esta manera, serían 5.000 millones menos que en 2022. «Desglosando por tipo de instrumento, se prevé que las Letras del Tesoro aporten financiación neta negativa por 5.000 millones, por lo que los Bonos y Obligaciones del Estado, junto con el resto de las deudas en euros y en divisas, aportarán los 75.000 millones restantes», indica el documento.
En este sentido, aunque el volumen de deuda vaya a incrementarse en 70.000 millones de euros, el crecimiento del PIB provocará que la ratio sobre el total de la economía se reduzca. La estimación es que pase del 115,2% sobre el PIB este año al 112,4% el siguiente.
En términos de emisiones brutas, es decir, sin tener en cuenta las amortizaciones, la financiación que se solicitará el año que viene ascenderá a 256.930 millones de euros, un 8,2% por ciento más que el ejercicio pasado. La vida media, por su parte, se mantendrá estable en el entorno de los ocho años, en niveles «históricamente altos que contrastan con lo sucedido durante la crisis financiera de la década pasada».
Con todo, al Estado cada vez le costará más acudir a los mercados. Si bien en 2021 el coste medio de las emisiones estaba en -0,04%, este 2022 ya ha escalado hasta el 0,89%, con tendencia creciente al calor de las subidas de tipos del Banco Central Europeo.