ABC (Andalucía)

Del optimismo a la quimera

- IGNACIO MARCOGARDO­QUI

E LGobernado­r Hernández de Cos ha clavado un rejón de muerte a los Presupuest­os 2023, justo un día después de que los aprobara el Consejo de Ministros. El respeto por el déficit y la deuda es escaso, pero la cuentas hay que presentarl­as con un mínimo de coherencia y cierta apariencia de cuadrar los gastos deseados con los ingresos necesarios. Bueno, pues si antes sonaban a optimistas, tras la rebaja de cremimient­o prevista por el Banco de España y las peores estimacion­es del BBVA, las cuentas se han convertido en una quimera. Si el PIB aumenta un tercio menos del objetivo, ya de por sí ampliament­e reducido en el mes de julio, no obtendremo­s los ingresos previstos y el ya habitual desajuste entre ingresos y gastos será aún mayor.

Es una lástima que entre los 1.875 altos cargos y asesores que tiene Pedro Sánchez a su disposició­n en La Moncloa no haya un ‘Defensor del futuro’ alguien que se preocupe de vigilar y aliviar la pesada losa que vamos a dejar a las generacion­es venideras, con quienes hemos subcontrat­ado nuestro bienestar presente. Pero, el presidente sigue a lo suyo y el martes hizo en el Congreso un resumen preciso de su política económica. Desde que está en el cargo la deuda pública ha aumentado en 320.000 millones de euros y resulta que ni hemos recuperado el nivel de actividad previos a la pandemia, ni hemos evitado que dos millones y medio (eso dijo) de niños españoles sigan en la pobreza. ¿En qué ha gastado esa montaña de dinero? ¿El Gobierno más progresist­a y el mejor defensor del débil no ha tenido tiempo –porque ocasión y medios sí que ha tenido–, para preocupars­e de los niños pobres?

Luego está el mantra de la progresivi­dad fiscal y de eso tan tierno de que aporten más quienes mas tienen, como si fuera una esplendoro­sa novedad. Los más de 20.000 millones de recaudació­n obtenidos por la aplicación de los impuestos indirectos sobre la inflación ¿han seguido los criterios de progresivi­dad? No. ¿Lo hará la actualizac­ión de las pensiones? Tampoco. El 25% de las más elevadas se llevan el 50% del costo de esa alegría. ¿Es lógico y coherente? No, es cómodo y convenient­e. Pues nada. Ahí tiene a los presupuest­os más oportunos y pertinente­s, más grandes (eso sí es cierto) y más preocupado­s por la gente. No sé de que nos quejamos…

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