Chimpancés
Creo que prefiero los cánticos gañanes del colegio mayor Elías Ahuja que a la tuna
CUANDO veo ‘El triunfo de la voluntad’, reparo en el talento de Leni Riefenstahl, en la apabullante belleza de su película. No pienso en el Holocausto. Tampoco pienso en lo cochina que dejaban Núremberg los asistentes a los congresos del partido nazi. Lo cuenta Hans Magnus Enzensberger en ‘Un puñado de anécdotas’ (Anagrama). También son atractivas las imágenes de las Torres Gemelas cayendo.
Sin saber lo que decían esos tiarrones en las ventanas, la primera vez que vi lo del colegio mayor Elías Ahuja me pareció impactante. Visualmente impactante. La coreografía (cielos, que hay quien se pregunta si fue organizado). Cuando he sabido de los «putas, ninfómanas» y tal ni me ha sorprendido. Tampoco que las chicas del Santa Mónica digan que no lo consideran cánticos machistas. Claro, ni que fueran la tuna. La madre de una amiga, ante alguna mujer que ella veía ligera de cascos, decía: «Qué putas son las tías». Su hija y yo saltábamos indignadas: «¿Y los tíos?». «Los tíos son tíos». Como si fuera bióloga evolutiva.
En la primera entrevista que leí (en ‘El confidencial) a la bióloga de Harvard Carole Hooven, autora de ‘Testosterona’ (Arpa), el titular era: «Quiero saber la verdad sobre lo que motiva a los hombres a cometer violaciones». Recorre el origen biológico de la masculinidad. Empieza ‘Testosterona’ contando algo observado en Uganda hace años. Vio que los chimpancés machos se comportaban de manera distinta que las hembras. Con más violencia. Siguió a un macho dominante que viajaba con una de sus hembras favoritas (favorita de Hooven) y dos crías. El macho se puso de pie, empezó a emitir sonidos muy fuertes y comenzó a patear a la hembra, que protegía a una cría. Además, el mono cogió un palo y le pegó. Era algo no documentado antes. Al parecer, ese comportamiento premia a los monos para la reproducción. La biología. No se puede negar la biología, pero hay que enseñar que el determinismo genético es falso. El hombre aprende a no ser chimpancé.
Pero que los chimpancés de boquilla del Elías Ahuja abran los informativos me da más miedo que ellos mismos.