DE SUBASTAS A PINTADAS OBSCENAS: CASOS MACHISTAS QUE ALARMARON A LA UNIVERSIDAD
Más allá de los insultos de los estudiantes del Colegio Mayor Elías Ahuja, el componente sexual y de humillación está presente en buena parte de las novatadas a las que las instituciones académicas llevan años intentando poner coto
versitarios varones, como las mujeres, son víctimas de estas costumbres que arrastran un «innegable componente vejatorio». «En las novatadas el maltrato se convierte en el centro de la diversión: ya sea físico, psicológico o sexual», indica. Sin embargo, esta profesional vinculada al mundo académico, sí puntualiza que las chicas jóvenes «han sido estadísticamente más humilladas que los varones en las novatadas en las que interviene el componente sexual». Al preguntarle por los episodios de peor gusto que ha ido registrando en más de una década de trabajo, su memoria se detiene en tres momentos muy concretos que sirvieron para despertar la conciencia de las instituciones académicas. El primero que se le viene a la cabeza es una ‘subasta’ de novatos en la Universidad de León.
Sobre un escenario improvisado los veteranos ‘ofrecían’ a los novatos, alumnos de Inef, a centenares de asistentes a la subasta. Nadie recuerda cuándo se empezó a ‘pujar’ por los recién llegados al campus, pero sí que la última ‘subasta’ fue la de septiembre de 2017. La práctica, humillante per se, se desmadró del todo (alcohol mediante) cuando el precio de los novatos iba elevándose con cada prenda de la que se desprendían.
El acto terminó con varios jóvenes semidesnudos bailando sobre la tarima. Los cuerpos de ellas habían sido utilizados a modo de lienzo donde escribir mensajes obscenos. Alguien del público grabó la escena, el vídeo se hizo viral y la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte se encargó de que la tradición fuera erradicada. La viralidad fue notable y, desde entonces, la práctica totalidad de universidades de Castilla y León se han esmerado especialmente en lanzar campañas de concienciación para erradicar el recurrente problema que salpica a los campus cada septiembre y octubre.
Es ese mismo año, 2017, cuando una situación similar a la ocurrida el pasado jueves en Madrid estalló en Galicia. En este caso no la protagoni
vigilaban en las calles cercanas y otros grababan los hechos con sus móviles. El Hogar de Santa Margarita optó por expulsar a dos jóvenes después de hablar personalmente con las familias de los identificados, el ayuntamiento intervino y el Consejo de Colegios Mayores de España lanzó un manifiesto contra este tipo de prácticas. Aquello marcó un antes y un después en la tolerancia a lo que, en no pocas ocasiones, se alejaba de la a priori inofensiva ‘jornada de integración’.
Guerra de sexos
Varias universidades y sus centros adscritos explican a ABC que la rivalidad entre residencias y colegios mayores es algo que sigue existiendo, pero que las ‘guerras de sexos’ tienden a desaparecer con la proliferación de centros mixtos. En la ciudad de Granada, por ejemplo, sería imposible grabar un vídeo de gritos desde las ventanas como el del Ahuja. Los colegios femeninos y masculinos están mayormente alejados unos de otros, a excepción de los dos del centro. Ante las preguntas de ABC a algunos alumnos de dichas residencias, estos describen absoluta «normalidad».
Distinto es el caso de Salamanca donde sí existe una especie de rivalidad entre residencias o colegios mayores desde hace tiempo, pero que dista de lo sucedido en los últimos días en el colegio mayor de Madrid. «Sí hay cánticos, pero no son ni sexistas, ni machistas, ni homófobos. Van contra el propio colegio, no contra quienes están en él», asegura Javier Mérida, director del Colegio Mayor Guadalupe, adscrito a la Universidad Pontificia de la capital charra. En Salamanca prácticamente todas las residencias ya son mixtas. Solo existen tres que diferencian por sexo, pero «nunca», expresa Mérida, ha habido conductas como la de los colegiales de Madrid.
Fue en la capital, precisamente, donde la Universidad Complutense habilitó en 2017 un teléfono de atención psicológica para poder detectar conductas humillantes en el contexto de unas novatadas que en ocasiones exceden la simpática anécdota de pringarse con talcos, huevos y harina.
Información elaborada por:
Miriam Antolín, Mariano Cebrián, Álvaro Holgado, Beatriz L. Echazarreta y Helena Cortés.
busque este episodio histórico dentro de cien años? Querrá ver cómo la prensa británica cubrió el funeral real. Por eso tenía que ser un número conmemorativo. Esto solo ocurrirá una vez. Sabemos que publicamos demasiado, pero lo hicimos conscientemente.
—Internet marca un ritmo informativo acelerado pero ustedes parece que huyen de las prisas y marcan sus propios tiempos.
—Tenemos recursos limitados y hay mucho contenido gratuito, especialmente en Gran Bretaña, porque la BBC hace un muy buen trabajo con las noticias de última hora. Si seguimos esa corriente acabaremos consumiendo todos nuestros recursos y en el fondo seremos como todos los demás. La idea es ofrecer algo diferente. Nuestra propuesta es que el lector no venga aquí para averiguar qué pasó, sino que venga para averiguar
medios. En cambio, tenemos que mejorar mucho la inclusión de personas de origen étnico minoritario.
—Venden los domingos más de 500.000 ejemplares. ¿Cómo combina el esfuerzo en digital con el mantenimiento de una edición impresa tan fuerte?
—Este periódico vendía hace años 1.300.000 ejemplares. La edición impresa sigue siendo importante los domingos porque hay una gran tradición de fin de semana en Gran Bretaña, donde incluso los miembros de la familia se reparten las secciones. Pero estamos totalmente centrados en lo digital. Le he indicado a mi director de arte, un diseñador fantástico, que a medida que nos volvemos más digitales el periódico tiene que estar cada vez mejor diseñado y contar con las mejores imágenes. Tiene que ser como un producto de lujo. Francamente, creo que es demasiado barato. 3,50 libras. En términos de contenido es más sencillo, ya que podemos reutilizar todas las cosas geniales que estamos haciendo para el entorno digital. Así que en realidad solo se trata de cómo se vea y se sienta el papel.
—¿Cómo se preparó para internet?
—Cuando estaba en ‘The Times’ se organizó una visita de trabajo a periódicos de Suecia y Noruega. Allí siempre van por delante. Luego organizamos un viaje a Estados Unidos y fuimos a ver ‘The Wall Street Journal’, ‘The New York Times’, ‘Axios’, que acababa de inaugurarse, y ‘The Washington Post’. Fue una revelación. Necesitaba verlo realmente para entenderlo. No es solo que el futuro sea digital y que la impresión haya terminado. Es mucho más que eso. Se trata de las audiencias y de atraerlas y de cómo se publican las noticias. En realidad lo es todo. Ya no pude parar.
—¿Cómo trabaja este reto con sus periodistas?
—Hablamos mucho con ellos y realizamos muchas formaciones. Lo más importante fue desarrollar un sistema de métricas internas y empezar a usarlo en la redacción. La analítica aporta muchas claves para entender nuestro periodismo y el impacto en la audiencia.
—¿Qué acciones llevan a cabo para atraer a los jóvenes?
—Nos centramos en algunas áreas clave para ellos, en particular las finanzas personales. También hemos descubierto que nuestras investigaciones