ABC (Andalucía)

UN ATRACADOR DE PELÍCULA QUE HIZO DE LA CÁRCEL SU «PALACIO»

Experto ‘fuguista’, fue uno de los cabecillas de la huida de presos de Barcelona en 1978, episodio que recuerda la cinta ‘Modelo 77’

- HELENA CORTÉS

Como un último capricho de libertad, cuando el atracador Juan Diego Redondo Puertas (Pampaneira, Granada, 1959) salió de la cárcel por última vez, en 2011, se compró un descapotab­le. Apenas podía conducir, porque un cáncer de estómago le estaba consumiend­o, pero se ponía a tope la música de los Chichos y volvía a sentir la adrenalina. Se fue a pasar sus últimos días con su hermana Mari Cruz, como siempre que dejaba atrás la celda, «mi palacio», como la llamaba. Murió el 18 de diciembre de 2011. Esta vez no tenía forma de escapar a su destino. Y eso que Dieguito el Malo, como le conocían sus amigos, fue un ‘fuguista’, un experto en escabullir­se de prisión. Pasó treinta años, la mayor parte de su vida, entre rejas, en 18 cárceles distintas. Y de ellas se liberó, con mil y un trucos, unas 30 veces, según relata la periodista

Neus Sala, que le conoció durante el rodaje del programa ‘El puzzle blanco’ y entabló con él una relación de amistad.

En su huida más sonada, el 2 de junio de 1978, logró esfumarse con 44 presos más de La Modelo de Barcelona a través de las alcantaril­las, un episodio que Alberto Rodríguez ha llevado a la gran pantalla en ‘Modelo 77’, una cinta coescrita por Rafael Cobos en la que retrata, además, la lucha de Copel, un grupo de presos que reivindica­ron, en varios penales y en plena Transición, su derecho a empezar de cero.

Esa es una película, pero se podría escribir otra con la vida del cabecilla de la fuga masiva de La Modelo. Una al estilo de ‘Yo el vaquilla’ o ‘Perros callejeros’. Dieguito tuvo la oportunida­d de participar en este cine quinqui, como hicieron algunos de sus conocidos,

EL ÚLTIMO GRAN GOLPE de clase», cuenta Sala, que en noviembre estrenará un podcast dentro de la serie de Audible ‘Por qué matamos’ sobre la vida de Dieguito. «No tenía delitos de sangre y era distinto a otros presos, tenía un carisma brutal, hablaba de los atracos como si fueran un ‘hobby’ para él».

Además, continúa la periodista, dibujaba muy bien, cantaba y componía: «Dentro de su marginalid­ad era un tipo muy culto, se podía hablar con él de todo». En la cárcel escribió tres libros sobre sus hazañas: ‘La fuga de los 45’ –donde se recrea en la gran escapada de 1978, planeada para unos 600 presos, y se confiesa cabecilla de la misma junto con José Antonio Antúnez, ‘El ingeniero’–, ‘La fuga de los 45 II’ y ‘Las fugas del Malo Dieguito’. «Aunque muchos al final se han atribuido la autoría de la huida de la Modelo es irrefutabl­e que Diego fue uno de los cerebros», admite la periodista sobre el controvert­ido episodio. «Los presos allí le recuerdan con respeto y cariño, tenía un código de honor por el cual no delataba a los suyos y no mataba. En su entierro hubo mucha gente, antiguos presidiari­os a cuyos familiares pagó entierros».

Una oportunida­d

Pero aunque Dieguito tirase de épica para contar sus fugas como si fuera un antiguo bandolero, su cuerpo le recordaba constantem­ente su mala vida. Era un verdadero mapa de los problemas en los que se había metido, de atraco en atraco. A los 15 años recibió los primeros balazos durante un tiroteo. Un atraco en Castelldef­ells incluso le dejó en coma. «Cuando lo conocí fuera de la cárcel pesaba 35 kilos y su cuerpo era todavía un cuadro de perdigones», rememora Sala. La Policía le considerab­a un tipo peligroso, porque era muy violento, «muy echado para delante»,

 ?? ELENA CARRERA // ?? En 2005, Dieguito fue detenido por un atraco con rehenes en un supermerca­do
ELENA CARRERA // En 2005, Dieguito fue detenido por un atraco con rehenes en un supermerca­do

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