La portavocía del Congreso, la gran batalla que queda por librar en Vox
∑El equilibrio entre el ala liberal y la más conservadora se rompió en la votación de los fondos europeos
Todas las formaciones tienen dos almas. Una más moderada o pragmática y otra más exaltada o radical.
Cuando ambas están en equilibrio, predomina la unidad y la convivencia tranquila. Cuando una se impone, se abren fracturas y estallan las disensiones públicas. El ejemplo más claro de esa dualidad de espíritus lo ilustra el PSOE, con el ala sanchista de un lado y la histórica de otro. Pero aunque no se perciba tan nítidamente, Vox también la tiene. Una liberal y encabezada por el portavoz en el
Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.
Otra muy conservadora y liderada por el hasta el jueves secretario general y ahora vicepresidente, Javier
Ortega Smith.
Ambas esencias estaban en equilibrio desde los inicios de la formación y eso le permitió a Vox exhibir la solidez y unidad interna de una roca desde que dio el salto a las instituciones. Una robustez no vista de esa forma en ningún otro partido. Pero ese equilibrio interno se rompió. Sucedió
el 28 de enero de 2021. Aquella mañana, el Congreso debatía el decreto de los fondos europeos y el Gobierno
había dado por seguro que tendría los votos suficientes para sacar adelante el texto. No era así. ERC, PP y Ciudadanos votaron en contra para sorpresa de los socialistas. En una carambola que sorprendió a propios y extraños fue Vox el que, junto a Bildu,
salvó la convalidación gracias a una abstención con la que nadie contaba.
El detonante
Esa posición de facilitar el decreto la había abanderado Espinosa de los
Monteros sin saber que la votación dependía de su partido. Tras ver el resultado, se apresuró a negar cualquier negociación con los socialistas y a defender que la abstención había sido decidida pensando en lo mejor para las familias, empresas y trabajadores españoles. Pero el PP no dudó en espolear la idea de que Abascal se rebajaba a ser el salvavidas de Sánchez de la mano, nada más y nada menos, que de los herederos del brazo político de
ETA. El secretario general de los los populares entonces, Teodoro García
Egea, devolvía así el golpe que Vox le había asestado varias veces durante las prórrogas del estado de alarma.
El histórico favor de Abascal a Sánchez
fue destacado en todos los medios. Dentro de Vox, unos dicen que aquello fue demasiado para el ala más conservadora. Otros que solo fue la oportunidad de oro que estaba esperando para ganar peso dentro del partido. De un modo u otro, lo cierto es que este sector no tardó en mover ficha para difundir que Espinosa de los
Monteros era el responsable de una votación que consideraba un disparate. Y pronto aparecieron noticias que achacaron la polémica abstención a una cesión del portavoz parlamentario ante la presión de la CEOE y, en concreto, a una llamada de la exministra popular de Trabajo, Fátima
Báñez, parte de la dirección de la patronal. Era lo que faltaba para debilitar aún mas su posición interna.
Más poder
Con la excusa de lo sucedido, y aprovechando ese momento bajo para Espinosa
de los Monteros, el ala más conservadora eleva su poder dentro del partido desbaratando el equilibrio que existía entre ambas almas.
El comité de acción política donde solo tenían asiento Abascal; su gurú,
Kiko Méndez-Monasterio, Espinosa de los Monteros, Ortega Smith, y el portavoz, Jorge Buxadé (estos dos últimos del ala más conservadora) pasan a controlar la dirección de política
Las dos alas quieren a su candidato de jefe del grupo parlamentario: Espinosa, la más liberal; Buxadé, la más conservadora
de gobierno, y la dirección de política parlamentaria para coordinar las iniciativas en el Congreso, parlamentos autonómicos y europeas. La salida de Macarena Olona fue la primera gran consecuencia de ese desequilibrio interno a favor de los ultraconservadores. Espinosa de los Monteros
fue el encargado de marcar la salida a la que había sido la secretaria general de su grupo parlamentario pero no quiso manifestar discrepancias hacia su discurso sino culpando a los medios de utilizarla para hacer daño al partido.
La desequilibrio interno, por tanto, parece difícil de arreglar con la salida de Ortega Smith de la Secretaría