Asistencia masiva a
Vox se da un baño de masas con miles de asistentes en un ambiente festivo con barbacoa, actividades infantiles, música, espectáculo artístico y mítines
Abascal, madrugador, empezó a las once un recorrido por las casetas provinciales y cada una de ellas, en la que había un personaje histórico, fue un paseíllo de la fama para el líder de Vox, rodeado en todas, cual estrella de rock, por multitud de fieles que querían inmortalizar el momento. Las carpas estaban ordenadas alfabéticamente, pegadas alrededor del escenario principal, y solo de Álava a Baleares tardó 40 minutos; la mitad que en avión.
A las doce del mediodía se arrancó la charanga a tocar y a esa hora ya se entremezclaban familias enteras con niños, jubilados, grupos de amigos jóvenes, parejas... Un público transversal en un día distendido. Merodeaba por allí un hombre confundido que lucía una camiseta con la bandera del águila utilizada durante el franquismo. Una excepción discordante entre miles de personas.
También estaba Olona, un águila a la que bautizó un simpatizante el año pasado, cuando Macarena se marcó el baile homónimo para disfrute de los asistentes al Viva21. En esta edición es la gran ausente, tras su sonado divorcio con Vox. Bajo los compases de la charanga los niños disfrutaron corriendo un encierro infantil simulado y después de comer, a las cuatro de la tarde, Green Velvet inició los conciertos con canciones de ‘pop-rock’ de los años 80 y 90. La fiesta solo se interrumpió para los mítines del día, con cierre de Abascal ante más de 15.000 personas: «Estáis de nuevo aquí, como siempre, haciendo la movilización que no es capaz de hacer ningún partido en
España». Gritos de «presidente», himno nacional a todo volumen y continuación del jolgorio con espectáculo y más música.