El ‘yoísmo’ de Díaz enfada a Podemos
∑El partido de Belarra acusa a la vicepresidenta de «individualismo» al negociar los Presupuestos y la culpa del aumento del gasto militar y del bloqueo en Vivienda
La independencia con la que actuó Yolanda
Díaz en la negociación de los
Presupuestos, coincidiendo con la configuración de Sumar, ha provocado en
Podemos una de las reacciones ofensivas más notorias contra ella por lo que tildan de «individualismo». El lunes, PSOE y Unidas Podemos negociaban a contrarreloj el borrador de las cuentas públicas para presentarlo en el Consejo de Ministros del día siguiente. La vicepresidenta segunda programó una entrevista en la Ser pasadas las diez de la noche para consolidar su posición y añadir más presión.
En Podemos no sentó del todo bien ese movimiento porque interpretan que a la vicepresidenta también le sirvió para intentar rebajar la imagen de unilateralidad que tuvo durante los días previos de negociación con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. sus medidas y no tanto las del partido. En la radio, Díaz defendía que estaba presionando al PSOE para lograr demandas de todo Unidas Podemos.
En ese momento, la ley de Familias de la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, y la de
Vivienda, también fundamental para el partido, eran los últimos escollos.
Al amanecer, había pacto. Vivienda no entró, pero se alcanzó consenso en determinados aspectos de la de Familia.
Unidas Podemos al completo celebró el acuerdo en la coalición; no obstante, el vaso del partido se colmó. Horas
después, sin paños calientes, desde diferentes estamentos del partido se criticó a la vicepresidenta por «sacrificar» Vivienda y por no apretar más con el fin de la ley ‘mordaza’. «Ha negociado en los términos que ella quiso», reprocharon desde Podemos.
«La coordinación fue total»
Fuentes de la Vicepresidencia Segunda
aseguran tras ser preguntadas por
ABC que Vivienda y la derogación de la ley ‘mordaza’ nunca estuvieron vinculadas a la negociación de las cuentas. «La coordinación con Ione Belarra
fue total», insisten además desde el entorno de Díaz; así como en que el secretario de Estado de Derechos Sociales,
Nacho Álvarez, con cargo en Podemos,
fue parte de los negociadores.
Pero es la gresca con el aumento del gasto en Defensa la que empeora todavía más la situación. Podemos no quiere aceptar que transigió con este incremento en los Presupuestos de 2023 y durante el miércoles y el jueves escenificaron su desconocimiento y acusaron al PSOE de «ocultar» el porcentaje. Dejan claro en el partido que prefieren dar a entender que han sido engañados antes que reconocer que aceptaron el aumento. Y así transcurrieron 48 horas de caza de brujas. Las cuentas contemplan una subida del 25,8 por ciento respecto a las del año pasado. En Podemos aseguran que
Díaz y Montero (Hacienda) lo pactaron por su parte y que la vicepresidenta no se lo comunicó a Podemos. Apuntan
además que ni siquiera le permitieron a Nacho Álvarez comprobar el cuadro macroeconómico. El PSOE desmiente al socio de coalición y asegura que tanto Díaz como Álvarez conocían el incremento para Defensa.
En Moncloa reducen este conflicto a problemas internos en Unidas Podemos,
dado que consideran que la actitud de Podemos es para «menospreciar» el papel negociador de Díaz mientras configura su proyecto político. La vicepresidenta segunda se va casi todos los fines de semana de tournée por
España a presentar Sumar a la ciudadanía sin acordarse de Unidas Podemos:
no les patrocina nada de nada y la distancia es cada vez más evidente.
Fría con sus compañeros
La relación con sus dirigentes es fría hasta el punto de que con Irene Montero,
número dos de Podemos, prácticamente lleva meses sin hablar. Lo cierto es que Díaz no tiene que rendir cuentas a nadie a nivel orgánico. Ni milita en Podemos, ni en Izquierda Unida. Y cargos en las direcciones no tiene ninguno. Es ministra y solo responde ante el departamento de Trabajo y Sumar.
No obstante, como ha venido informando este diario, en Unidas Podemos
reprochan su falta de coordinación , dado que no convoca a los órganos de debate interno, la indefinición de su proyecto electoral y su escasa comunicación. La cúpula de Podemos no tenía ni idea de la reunión secreta entre Díaz y el presidente del Partido
Popular, Alberto Núñez Feijóo, en un restaurante madrileño hace unas semanas. A la que –aquí quede reflejado como curiosidad– invitó la ministra.
Fuentes del partido critican desde hace meses que Díaz actúe con una libertad que roza el desprecio. Explican que no han sido una ni dos las veces que se han enterado de información de interés como el encuentro con el líder de la oposición a través de la prensa. El calendario de Sumar, sus paradas por los diferentes territorios e incluso su futuro formato electoral son otro ejemplo. «Lo que sabemos, es por lo que leemos», decía un cargo de la
Ejecutiva de Podemos hace unos días.
Como también lo fue el momento en el que Díaz dijo en una entrevista televisada que no se presentaría a las elecciones autonómicas y municipales de mayo con Sumar porque tiene vocación nacional y porque no le daría tiempo a tener el proyecto listo.
El partido reacciona
Todo esto provoca en Belarra y en el partido un despertar y ya trabajan para rearmarse de cara a las elecciones que llegarán en mayo, para no dejarse absorber por Sumar a finales de 2023.
Díaz y Podemos ya han empezado a rearmarse de cara a las elecciones generales pero cada uno opta por recorrer
Belarra y el partido se enteraron de la cena de la vicepresidenta segunda y Feijóo leyendo los periódicos
un camino muy diferente. Quedan
14 meses para colocar las urnas y están muy lejos de un entendimiento.
La vicepresidenta quiere liderar una marca nueva donde se diluyan los partidos y cuyos dirigentes se integren a título individual. Mientras, Podemos no contempla otra fórmula que no sea
El PSOE considera que la actitud combativa de Podemos es para «menospreciar» el papel negociador de Díaz
tratar a Sumar como un aliado más que respete su peso orgánico. Todo este proceso pillará además al partido con
Belarra de baja porque está a pocos días de que nazca su segundo hijo.