RADIOGRAFÍA
1999, año de construcción
obre una colina a 40 kilómetros al sur de Pristina, capital de Kosovo, se levanta una enorme base militar. A este complejo se llega a través de la carretera Joseph Robinette Biden, nombre del hijo mayor del presidente de los Estados Unidos, fallecido en 2015, que sirvió durante unos meses con el Ejército norteamericano en Kosovo. Al lado, otro gran cartel con los rostros de Joe Biden y Kamala Harris da la bienvenida a la mayor base norteamericana fuera de Estados Unidos construida desde cero desde la guerra de Vietnam. Estamos en Camp Bondsteel, un complejo de más de 400 hectáreas. Aquí, miles de soldados (se desconoce el número exacto, ya que la información sobre la cantidad de los militares desplegados es secreta) cumplen la misión de la OTAN para Kosovo: la KFOR. En esta base está desplegado el comando Regional Este (RC-E), donde la mayor parte de los militares son norteamericanos. Visten traje de campaña y gorra, y a un costado se les distingue el destacamento del que forman parte y al otro la bandera norteamericana.
«Este campo fue construido a principios de los 2000 como resultado del conflicto en 1999 y la sucesión de la violencia», cuenta el comandante Christopher J. Samulki, a cargo de la labor del contingente norteamericano en la KFOR.
SCamp Bondsteel es conocida como la ‘gran dama’ en una red de bases estadounidenses que se extiende a ambos lados de la frontera entre Kosovo y Macedonia. Esta base se levantó tras la guerra en Kosovo de 1999. Las ansias de la parte albanokosovar de ser independientes de Serbia derivaron en un ataque de las fuerzas serbias de Slobodan Milosevic a Kosovo y acabó con los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado.
Entorno seguro
La Alianza Atlántica lanzó una guerra aérea con el objetivo de obligar al líder serbio a terminar con la violencia entre los albaneses de la provincia de Kosovo y retirar a las fuerzas armadas de la zona.
Kosovo se mantuvo hasta 2008 como una región autónoma de Belgrado, pero ese año proclamó su independencia de forma unilateral. Se trata de un país al que parte de la comunidad internacional –incluyendo España– no reconoce.
Tras los bombardeos, los estadounidenses fueron recibidos como libertadores. «La KFOR vino con la misión de mantener un entorno seguro y de libertad de circulación de todas las comunidades de Kosovo», repite Samulki cuando se le pregunta por el objetivo de la misión de la Alianza Atlántica en Kosovo. A lo que se acoge la KFOR es a la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que autorizó la presencia internacional, tanto civil como
Tras los bombardeos de la OTAN en 1999 para acabar con los ataques del Ejército serbio contra los albanokosovares, Estados Unidos decidió construir esta gran instalación.