La factura de la electricidad desborda a los regantes
∑La energía ha subido en un año entre un 300 y más de un 600%, según denuncia la patronal ∑Los afectados piden al Gobierno que el IVA de la luz que se utiliza para el regadío baje también del 21 al 5%
Es uno de los momentos más temido por millones de españoles en los últimos meses. La recepción, bien en papel, bien por correo, de la factura de la luz. A nadie le gusta pagar, pero el precio de la energía ha protagonizado una escalada que ha impactado en todo tipo de consumidores (particulares, pymes, grandes empresas, sector público...), y las comunidades de regantes no hacen sino confirmar esta regla.
Según estiman desde la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore), los costes energéticos han aumentado entre un 300 y más de un 600%, entre agosto de 2021 y el mismo mes de 2022. Y no es una cuestión menor para el segundo mayor consumidor de energía del país tras la empresa pública Adif. «Si comparamos los precios desde que desaparecieron las tarifas reguladas en 2018, los costes totales de la energía se han disparado más de un 1.400%», apunta el presidente de esta organización –que agrupa a más de 700.000 regantes de toda España–, Andrés del Campo.
«Pagamos cuatro veces y media más en un año», apunta el máximo responsable de la comunidad de regantes Serra y Pla, Antonio Conchell. Situada en la localidad Alfarp, en el interior de la provincia de Valencia, explica que han pasado de abonar por gastos de luz 15.746,52 euros en agosto de 2021 a hacer frente a un pago de casi 70.000 euros en el mismo mes de 2022. La comparación con el mes anterior, y tomando idénticos ejercicios para contrastar, arroja un balance similar: de 12.000 euros a 52.000 euros «con menos consumo», aseguran desde esta comunidad. Para sus 300 pequeños agricultores, dedicados al cultivo de naranjos, melocotones y caquis, este nuevo dolor de cabeza se suma a unos costes de producción disparados por las tensiones inflacionistas y la guerra en Ucrania. «Por ejemplo, hemos pasado de pagar por el kilo de abono 50 céntimos hace un año a abonar más de un euro ahora», explica Conchell, quien reconoce que de seguir esta situación los socios no podrán hacer frente a estas facturas. «Hemos tenido que pagar a plazos, no podemos hacerlo de golpe», reconoce con preocupación. Sobre la mesa, la solicitud de un crédito al banco. «Si no podemos pagar tendremos que pedir préstamos», justifica el responsable de este grupo de regantes, quien reconoce que también deberán hacer frente a los intereses, lo que supone el riesgo añadido de nuevos impagos, del cierre de riego y, en suma, de la caída de socios.
El escenario es muy similar en la comunidad de regantes de Príncipe de España, situada en la localidad albaceteña de Nuevas Aguas (adscrita a Albacete capital). «Este año nos ha pillado el chaparrón sin paraguas, pero para el año que viene, ya se sabe el coste del agua y muchos van a optar por no sembrar», explica a ABC su presi
dente, Santiago González, quien se pregunta qué va a pasar con la agricultura de regadío el próximo año. Especialmente, si persiste la actual sequía. Este agricultor lamenta que «hemos tenido que subir el metro cúbico de 14 a 23 céntimos» y que el kilovatio «antes de 2021 lo teníamos contratado a unos cinco céntimos y, ahora, nos ha subido hasta 35 céntimos».
Mil euros por hectárea
Como cualquier consumidor individual, este grupo de regantes albaceteños encuentra que las franjas nocturnas y la de los fines de semana son las más asequibles. González critica que los gastos de explotación elevan la factura de la luz un 300%, en comparación con el año pasado, y ya estima 1.000 euros de pérdidas por hectárea, además de una importante merma en la cosecha de trigo. «El 75% de los regantes que están en la lista de riego de la siguiente campaña han dicho que el año que viene no riegan», avisa. ¿Resultado? Calcula que el trigo recolectado pasará de 7.000 u 8.000 kilos por hectárea a 2.000.
Preguntado por el tope al precio del gas utilizado para producir electricidad (la conocida como ‘excepción ibérica’) afirma que no les alivia, sino que ha engordado su factura en un 157% más con respecto a 2021. En el caso de sus homólogos valencianos, en agosto de este año, solo en concepto de ‘tope precio del gas’, abonaron 29.885,39 euros.
Al respecto, el máximo representante de los regantes de Príncipe de España agradece que el Gobierno haya hecho la gestión en Europa pero, matiza, que «para compensarlo hay que pagarlo según el Real Decreto Ley 10/2022 y que, al final, el impuesto para abonar la diferencia del gas te sale a como se paga en el mercado». En la vecina Murcia, el presidente de la comunidad de regantes Casablanca, Juan Bastida, comparte idénticos problemas. «La facturación media de mayo a agosto de 2021 fue de entre 30.000 y 35.000 euros ahora, en 2022, se encuentra entre 200.0000 y 250.000 euros».
Formada por unos 800 agricultores, Bastida reconoce que han tenido que «pedir un aplazamiento hasta Navidad en la mayoría de los recibos de la luz» y, añade, que ya trabaja en el montaje de placas solares. «No son la solución, ya que los días nublados o más cortos del invierno la producción es mínima y las bombas necesitan una potencia determinada y, si no se la dan las placas, habrá que tirar de la red», matiza mientras optan por ahorrar regando de noche durante la semana.
Doble potencia e IVA
Un temor común recorre a los regantes: el abandono del campo que dañaría nuestra soberanía alimentaria. De momento, a pesar de reconocer el esfuerzo de Agricultura en la modernización de regadíos durante los últimos años (410 millones de euros para 2023), el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, exige que Transición Ecológica desarrolle la doble potencia eléctrica, incluida en normas como el ‘decreto antisequía’ (Ley 1/2018), los Presupuestos de 2021 y en la última reforma de la ley de la cadena alimentaria en diciembre.
Del Campo también propone que se reduzca el IVA a la electricidad usada para el regadío del 21 al 5% y apunta que son muy pocos los que pueden desgravárselo. «En Italia se bonifica el riego y el drenaje desde 2008», concluye.