Europa entra en psicosis por miedo a un gran apagón este invierno
∑Británicos y alemanes acopian leña y alimentos por el alto coste de la energía y otros efectos de la guerra ∑Los ayuntamientos alemanes calculan que en las primeras 96 horas sin electricidad habría más de 400 muertes
El temor a que Europa sufra un gran apagón este invierno debido al alto coste de la energía y a otros efectos de la guerra invade cada vez más a los ciudadanos de varios países europeos. Británicos, alemanes y franceses han empezado a tomar medidas para estar provistos de todo lo necesario en caso de que no dispongan de la energía a la que están acostumbrados en su día a día o de que no puedan pagarla.
La psicosis está generando un repunte importante en las ventas de madera o de ropa de abrigo, pero también en algunos países las autoridades recomiendan hacerse con mantas, velas o linternas para que todos los ciudadanos estén preparados para el invierno.
El Reino Unido Elegir entre comer o poner la calefacción
«Agradecemos la donación de productos que no requieran cocción o que puedan comerse fríos». Esta es una de las especificaciones que ha hecho un colegio del oeste de Londres al pedir donativos a las familias de sus estudiantes para el banco de alimentos con el que colabora. Su petición no es única. Desde hace meses muchos bancos de alimentos en todo el Reino Unido están trabajando en esta línea, después de que los propios usuarios lo pidieran bajo el argumento de que no les alcanza el dinero para cocinar la comida o recalentarla.
Y es que, según la directora ejecutiva de Citizens Advice, Clare Moriarty, la crisis que se está viviendo tiene una particularidad: a los bancos de alimentos y otras organizaciones de ayuda se dirigen cada vez más personas que necesitan ayuda a pesar de tener trabajo, porque los sueldos, sencillamente, no son suficientes para cubrir todas las necesidades y es necesario decidir entre ‘heating or eating’, es decir, entre poner la calefacción, o comer.
La preparación de alimentos sin necesidad de cocinar, las duchas frías o menos frecuentes, y la compra de ropa de abrigo para estar en casa, incluyendo ropa interior térmica, un dato que dio John Lewis, la cadena de grandes almacenes más grande de Gran Bretaña, son algunas de las medidas que están tomándose en los hogares para enfrentarse a un invierno que se prevé traumático, con millones de familias abocadas a la pobreza energética. Pero hay más: muchas también ya están preparándose para posibles apagones.
Según informó en un comunicado la Stove Industry Alliance (SIA), que agrupa a fabricantes, proveedores, distribuidores y minoristas del sector de las estufas, en las últimas semanas se ha producido un aumento del 40% en la compra de madera con respecto al mismo período del año anterior. «Con el coste de la calefacción representando la mayor parte de las facturas de energía del hogar este invierno», así como «la creciente posibilidad de más cortes de energía», «no es de extrañar que los consumidores estén buscando alternativas para complementar su calefacción de gas o eléctrica», puntualizó el presidente de la asociación, Andy Hill.
Un informe de la ONS, (siglas en inglés de la Oficina Nacional de Estadísticas) publicado en agosto ya avisó de que «alrededor de 24 millones de personas en Gran Bretaña redujeron el uso de energía en sus hogares entre marzo y junio de 2022, y alrededor de 16 millones redujeron el consumo de alimentos y artículos esenciales», cifras que han aumentado en las últimas semanas.
También el Gobierno y las empresas se preparan para los apagones. National
Grid, operador de la red eléctrica británica, advirtió el pasado viernes de que los consumidores se enfrentan a suspensiones del servicio durante períodos de hasta tres horas al día si no se puede importar suficiente energía, en medio del temor a que la guerra en Ucrania siga prologándose y, por consiguiente, que continúen los cortes en el suministro de gas de Rusia a Europa y la escasez mundial, que ha empeorado por los cortes en la flota nuclear de Francia, así como por las bajas reservas de energía hidroeléctrica en Noruega.
Por su parte, el Gobierno debate lanzar una campaña de información para alentar a los consumidores a reducir su uso de la energía con medidas como bajar la temperatura de la calefacción, un camino que hasta el momento había evitado apelando a la libertad indivi
La Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido alerta de que 16 millones de británicos redujeron el consumo de alimentos
dual. Una fuente del ejecutivo declaró a ‘The Guardian’ que «hasta ahora, el Gobierno se ha resistido a decirle a los consumidores qué hacer» pero ante el desolador panorama han decidido «ser más cautelosos». Esta postura no está sin embargo en sintonía con la de la primera ministra, Liz Truss, que descartó en varias ocasiones el racionamiento energético. «No estoy a favor de un Gobierno condescendiente que asume que la gente es estúpida. Los votantes saben lo que deben hacer, no necesitan que se les diga», manifestó por su parte el ministro de Empresa, Jacob Rees-Mogg.
Alemania Abastecerse de mantas, velas y linternas
Por culpa del verano más caluroso en 40 años sumado al encarecimiento del gas, los alemanes se dedicaron a comprar cuanto dispositivo eléctrico de calefacción había en las tiendas, que se sumaron a los 650.000 adquiridos entre enero y junio. La Federación Alemana de Municipios advirtió a principios de septiembre de que, solo con que se conectasen todos a la red al mismo tiempo, colapsaría el sistema, constatando así que ahora, además de la crisis del gas, el país se enfrenta al peligro real de un apagón en el que intervienen varios factores. Además del citado aumento de la demanda eléctrica, existe la amenaza de un ataque informático. La Oficina Federal de Seguridad de la Información (BSI) ha asumido una «situación de amenaza creciente» y ha activado el Centro Nacional de Respuesta de Crisis de TI, según su portavoz Joachim Wagner. Y también está la amenaza financiera. Los cuatro principales operadores de sistemas de transmisión, Amprion, Tennet, 50 Hertz y TransnetBW, en cooperación con la autoridad supervisora
BnetzA, advierten de que la mayoría de los proveedores de energía carecen de liquidez para brindar seguridad a las transacciones del mercado de futuros en la actual crisis de precios y que una producción de electricidad adicional de cuatro gigavatios podría tener un peligroso efecto de apalancamiento.
Por todo ello, las autoridades alemanas mantienen su recomendación a la población de aprovisionarse de mantas, velas, baterías, linternas, comida y sobre todo agua potable para 14 días. El presidente honorario de la Agencia Federal
de Ayuda Técnica (THW), Albrecht Brömme, recomienda además una radio y provisión de pilas. «Las redes móviles caerían en unas cuatro horas y la radio será el medio que más tiempo pueda emitir», dice, además de advertir de que «el riesgo, de cero a diez, es de siete».
Por su parte, los ayuntamientos preparan sus propios protocolos de actuación para responder en las primeras horas a tal aciago acontecimiento. El distrito de Rheingau-Taunus, por ejemplo, con 17 municipios a su cargo, ha hecho público que calcula más de 400 muertos en las primeras 96 horas. El distrito no tiene capacidad para equipar hogares de ancianos con generadores de emergencia; solo un tercio de sus equipos de bomberos, en un área de 811 kilómetros cuadrados, podría operar y muchos sistemas de alarma y contra incendios se apagarían y la administración cuenta con 1.000 litros de diésel y un generador como reserva, suficiente para 16 horas de funcionamiento. En 24 horas dejarían de funcionar las primeras plantas de tratamiento de aguas residuales y poco después comenzaría la «muerte masiva» de ganado, según explica el jefe del distrito, Frank Kilian.
Francia Las autoridades piden compartir el coche
En Francia, según fuentes sindicales, once reactores se han visto afectados en las últimas semanas por huelgas o jornadas de mantenimiento y control, de manera que durante dos días la producción nacional de electricidad de origen nuclear se redujo en un 4%.
Este hecho coincidió con otra huelga en las gasolineras de dos grandes distribuidores, Total Energies y Exxon Mobil, precipitando un estado de alarma generalizado. A lo largo del todo el pasado jueves y durante la mañana del viernes, un 10% de las gasolineras francesas tuvieron problemas de abastecimiento de gasolina y gasóleo. En algunas regiones importantes la crisis afectó a más del 30% de las gasolineras, con colas de treinta a sesenta minutos para repostar.
El espectáculo de las colas en las gasolineras de París, su periferia y muchas regiones, tuvo un efecto catastrófico, multiplicándose los incidentes de todo tipo, agravando la sensación de angustia: disputas en las colas interminables, intervenciones policiales y alarma política generalizada.
Ante la amenaza de una huelga indefinida, las autoridades han llamado al uso compartido del coche, lo que ha causado un cierto estupor inquieto. A juicio del Gobierno de Emmanuel Macron, el ‘covoiturage’, el uso compartido del coche, para ir al trabajo, por ejemplo, permitiría ahorrar mucho combustible. Familias y usuarios particulares perciben con inquietud ese tipo de medidas: lo de ir al trabajo con el vecino o unos amigos es percibido como una medida de tiempos de crisis grave.