ABC (Andalucía)

Highsmith y Marguerite Duras también

Exploran el oficio detrás de la escritura

- DAVID MORÁN

osotros sois la obra de arte», leemos de pronto, casi al final del libro. No está mal, ¿verdad? Sigamos. «El libro es una expresión de vosotros mismos, de la persona que erais en el momento de escribirlo. De los temas que os importaban entonces, de las conexiones interesant­es que establecis­te entre los personajes». Vale que suena a cuarteado mantra de autoayuda y a frase de la galletita de la suerte en el poco probable caso de que las galletitas de la suerte se produjesen en serie en talleres de escritura creativa, pero es por cosas como esta, por escuchar esta clase de consejos, por las que decenas, quizá cientos, de aspirantes a escritor peregrinan desde hace años a Provo, en el estado de Utah. A la Brigham Young University. A los cursos de escritura creativa de Brandon Sanderson.

A sus 47 años, Sanderson, coloso de la fantasía y la ciencia ficción, ha publicado más de treinta novelas y ha vendido veintidós millones de ejemplares en todo el mundo, así que algo del oficio sí que debe saber. ¿O no? «¿De verdad es posible enseñar a la gente cómo escribir? Es una pregunta que no tengo más remedio que hacerme a menudo cuando repaso mi vida, mi carrera, las clases que recibí», apunta ahora el autor de ‘Elantris’ en las páginas de ‘Curso de escritura creativa’ (Ediciones B), trasvase al papel de esas clases que viene impartiend­o desde hace casi dos décadas y nueva cumbre de una tendencia editorial que cada cierto tiempo asoma la cabeza por las librerías: la de los escritores hablando de sus cosas.

Novelistas al rescate de (posibles) lectores con sus listados, guías, lecturas recomendad­as, etapas imprescind­ibles y pasos a seguir. Ahí están, pidiendo paso en las estantería­s, el libro de Sanderson; el recién llegado ‘Plantéate esto. Momentos de mi vida como escritor que lo cambiaron todo’, de

«Vestán llenos de disparates», añade con sorna el autor de ‘Carrie’.

La novela, ya lo decía Haruki Murakami en las páginas de ‘De qué hablo cuando hablo de escribir’, «es una lucha libre abierta a cualquiera que quiera participar». «Entre las cuerdas que definen el cuadriláte­ro hay suficiente espacio para todo el mundo y, además, es muy fácil acceder a él. Es un ring considerab­lemente amplio. El árbitro no es demasiado estricto y nadie se dedica a vigilar quién puede participar», escribe el japonés.

A puñetazos con la novela

La metáfora, claro, le viene que ni pintada a Chuck Palahniuk, autor que se estrenó entre puñetazos y mandíbulas desencajad­as con ‘El club de la lucha’ y que ha decidido compartir conocimien­tos y secretos en ‘Plantéate esto. Momentos de mi vida como escritor que lo cambiaron todo” (Literatura Random House). Palahniuk, producto a su vez del taller de escritura creativa de Tom Spanbauer, explica que una de las razones para animarse a escribir este libro fue el recuerdo lo que llama El Peor Taller de Escritura de Todos los Tiempos: miles de dólares a cambio de cháchara de vendedor de crecepelo en un hotel de lujo.

Nada que ver, claro, con las clases de Spanbauer. O con un libro en el que Palahniuk agavilla consejos sobre la tensión narrativa, el uso del humor, el manejo del lenguaje e incluso «un par de estrategia­s infalibles para venderles libros a los americanos»

P. HIGHSMITH

STEPHEN KING

H. MURAKAMI y los entrelaza con una colección de anécdotas disparatad­as y delirantes. ¿Un ejemplo? El día que Stephen King (sí, otra vez el viejo Steve) se pasó ocho horas firmando ejemplares para 5.000 personas con su propia sangre en una iglesia desconsagr­ada del centro de Seattle. ¿Otro más? Los desmayos que se producían cada vez que Palahniuk leía en público su relato ‘Tripas’. «Dejé de contar a los caídos cuando la cifra llegó a setenta y tres, pero seguí leyendo el relato. En varias ocasiones la gente se desmayaba mientras hacía cola y lo leía en silencio», recuerda el autor de ‘Asfixia’. ¿Su consejo literario? «Si fueras alumno mío, te diría que fueras ingenioso en otros aspectos, pero no al escribir. No eres Noël Coward. El ingenio es una modalidad de ocultamien­to». ¿Otro más? «Son esos momentos ridículos los que nos salvan la vida. El lenguaje no sirve de nada. Especialme­nte las palabras».

En realidad, y pese a presentars­e como manuales de escritura, todos son, en mayor o menor medida, historias de vida salpicadas de unos cuantos consejos. Ya lo advierte Patricia Highsmith en el prólogo de su manual para

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// EFE Chuck Palahniuk, durante su estancia en Mallorca
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// ABC Brandon Sanderson, impartiend­o un curso de escritura creativa
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