Teléfono para ganar la carrera al ictus
ntonio, un vecino en la Sierra de Huelva se levanta una mañana y, tras desayunar, nota un fuerte dolor de cabeza. No es un dolor como los que suele tener. A eso se suma que no puede mover la parte derecha del cuerpo y es incapaz de contarle a su mujer qué le pasa: el habla también le falla, no construye frases con sentido. Un ictus. Son las nueve de la mañana y la cuenta atrás para que pueda salvar su vida se ha puesto en marcha. Le quedan, en el mejor de los casos, seis horas para encontrar respuesta médica. Antes de cuatro un especialista debería inyectarle los fármacos para salvarle la vida.
El caso de Antonio no es una anécdota. En Andalucía se detectan cada año 18.000 casos de ictus o embolia cerebral y la comunidad tiene el triste récord de ser la zona de España con más muertes por esta causa. Las cifras son especialmente negativas en las provincias de Sevilla y Huelva.
Esta enfermedad, señala Ana Barragán,
Ala médico del Servicio Andaluz de Salud (SAS) que dirige la unidad contra el ictus en la comunidad, es «tiempo dependiente». ¿Qué significa eso? Que, cuando se detecta el ictus hay «como mucho cuatro horas y media de tiempo para aplicar el tratamiento intravenoso y seis máximo para intervenir quirúrgicamente».
Estos plazos temporales, cuando se vive en una capital de provincia y se detecta a tiempo el ictus, no son tan preocupantes como cuando el paciente está en una zona más aislada. La dispersión geográfica de la población andaluza, indican los expertos, es su talón de Aquiles en el ictus. Quien sufre una embolia no accede a tiempo al tratamiento y de ahí las altas cifras de
Huelva y Sevilla con las provincias de España con mayor número de muertos por ictus, según datos de la Consejería de Salud
fallecimientos de las que hablaba la doctora Barragán.
Para luchar contra esa cuenta atrás, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) puso en marcha en 2019 un sistema de telemedicina que ha conseguido, explican, que el 99 por ciento de la población andaluz tenga un «neurólogo experto» a menos de una hora. Eso provoca que los tratamientos intravenosos se apliquen de forma temprana y se salven más vidas.
Asistencia en red
La idea de este sistema en red que cuenta con seis nodos viene de Estados Unidos donde, desde los años 90 ensayan fórmulas para atender a la población en zonas muy amplias. Aquí, señalan desde el SAS, ha encajado a la perfección. Antonio, el vecino de la Sierra de Huelva que notó tras desayunar los primeros síntomas, consiguió que su esposa llamase al 112. Gracias a ese gesto consiguieron derivarlo, por teléfono, a un médico que pudo consultar con el centro de ictus más cercano. Ahí, un neurólogo valoró si había que mandar un helicóptero y guió al personal de su centro de salud en la atención de la embolia. Una vida salvada gracias a la telemedicina.
Gracias al Centro Andaluz de TeleIctus (CATI) el avance en la tratamiento de las embolias ha hecho que la comunidad suba varios peldaños en la calidad de su asistencia. Así, según la Consejería de Salud y Consumo, Andalucía está ya por encima de la media nacional en número de intervenciones para eliminar trombos. Así, si en el país se está en un 15,5 en la tasa de estas operaciones, la comunidad ha alcanzado el 16,5 sobre 100.000 habitantes. Esta técnica, recuerdan en Salud, permite que el paciente se recupere por completo tras un ictus y es «una revolución» en la lucha contra este enfermedad.