Casi la mitad de los funcionarios consumen antidepresivos todos los días
Los efectos de la pandemia y la crisis económica siguen afectando a la salud mental, con especial incidencia en los colectivos que estuvieron más expuestos al virus. Prueba de ello es que el 45 por ciento de los empleados públicos consumen prácticamente a diario fármacos psicoactivos (ansiolíticos, antidepresivos y somníferos, entre otros), según un estudio elaborado por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF).
La ‘Encuesta sobre la salud mental en el ámbito laboral’ realizada mediante entrevistas a más de 2.000 personas que trabajan en diferentes ámbitos de las administraciones públicas señala que el consumo diario de estos fármacos es casi generalizado en todas las ramas de la administración, aunque con especial incidencia en la sanidad y educación. El perfil mayoritario es el de mujer de entre 45 y 54 años, trabajadora de la sanidad pública o de un centro educativo que consume ansiolíticos todos los días y lo hacen, dicen, porque «soportan un exceso de carga de trabajo» o porque «piensan que carecen del debido reconocimiento profesional».
El 11% de los españoles
España es el país que más benzodiacepinas o ansiolíticos consume del mundo, según los últimos datos publicados por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), y es que a nivel general entre toda la población, el 11 por ciento de los españoles consumen estos fármacos todas las jornadas.
«Las precarias condiciones laborales y la sobrecarga de trabajo son solo algunas de las razones» que explican esos datos, afirmó ayer el presidente del sector nacional de Sanidad de CSIF, Fernando Hontangas, durante la presentación de la encuesta. Según este sondeo, los psicofármacos más consumidos son los ansiolíticos (66 por ciento), antidepresivos (43,6 %) y somníferos (32,1%).
Además, un 51% de los entrevistados aseguran consumir estos fármacos a diario, un 13 por ciento varias veces en semana, un 21 por ciento alguna vez al mes, y un 15 por ciento, en alguna ocasión en el último año. El 76% de los consultados manifiestan que el trabajo les influye a la hora de consumir estas sustancias: un 54,2% de ellos lo relacionan con la saturación laboral; un 44,6%, con el escaso reconocimiento profesional; y un 37,7% por el mal clima laboral (conflictos o situaciones de acoso, entre otros motivos).