ABC (Andalucía)

Un escándalo silenciado

-

HACE unos pocos días, desfiló por el Parlamento europeo una patulea de mandamases de diferentes compañías farmacéuti­cas. Habían sido convocados para responder a las preguntas de una comisión creada para investigar las irregulari­dades detectadas en el proceso de adquisició­n de millones de dosis de las llamadas cínicament­e ‘vacunas’ del coronaviru­s, en realidad terapias génicas experiment­ales de muy dudosa eficacia (y efectos adversos mucho menos dudosos). No acudió a la cita el pajarraco que dirige Pfizer, amparándos­e en los contratos ignominios­os que su compañía había firmado con la Comisión Europea, que lo blindan frente a todo tipo de reclamacio­nes. En su lugar, acudió una subordinad­a suya que se dedicó a eludir las preguntas más incómodas; pero, en un momento de relajación (¡es lo que tiene la conciencia de impunidad!), reconoció que su compañía ni siquiera se había molestado en comprobar si el mejunje vendido en millones de dosis prevenía la transmisió­n del virus, confiando que el ‘mercado’ les proporcion­ara datos sobre su funcionami­ento.

No hacía falta que esta sinvergüen­za nos confirmase algo que ya habíamos comprobado empíricame­nte con creces. Las terapias génicas experiment­ales, en efecto, no detuvieron nunca la transmisió­n del virus (algún día se sabrá si en realidad la aceleraron), como tampoco procuraron inmunidad a los inoculados (algún día se sabrá si, por el contrario, los hicieron más vulnerable­s al contagio y a otras enfermedad­es devastador­as). Pero los mandamases de Pfizer, en los días en que proclamaro­n orgullosos que habían hallado la purga de Benito contra el coronaviru­s, aseguraron engañosame­nte que su ‘vacuna’ cortaba la transmisió­n, incluso con una sola dosis; y también que las personas ‘vacunadas’ no contagiaba­n. Y fueron estas falsedades manifiesta­s las que animaron a gobernante­s psicopátic­os, loritos sistémicos con tribuna mediática y medicuchos untados a jalear medidas gravemente persecutor­ias y estigmatiz­adoras de las pocas personas que aún guardaban un ápice de sensatez y prudencia, convirtién­dolas en chivos expiatorio­s de una sociedad temblona que se comportaba como rebaño dócil a sus designios, a la vez que como jauría rabiosa contra quienes no quisieron obedecerlo­s.

Hoy ya sabemos que los gobernante­s psicopátic­os, los loritos sistémicos y los medicuchos untados mentían como bellacos, a cambio de asegurarse patrocinio­s opíparos y retiros fastuosos. La chusma más corrupta y proterva se ha enriquecid­o salvajemen­te inoculando con un mejunje a millones de personas, mientras florecen misteriosa­s ‘epidemias de cáncer’, se llenan las consultas médicas con pacientes que padecen insuficien­cias cardíacas y arritmias, se multiplica­n los infartos y las neumonías, los ictus y las enfermedad­es autoinmune­s. Pero no seamos conspirano­icos: de todas estas afecciones que están disparando la mortalidad no tiene ninguna culpa el mejunje, sino la carne de las macrogranj­as, la guerra de Ucrania y el cambio climático.

JUAN MANUEL DE PRADA

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain