ABC (Andalucía)

«Tranquilos, el Ejército nunca va a disparar contra su pueblo»

Las Fuerzas Armadas diseñaron un plan que incluía el despliegue terrestre en Cataluña

- P. MUÑOZ

Septiembre de 2017. En una masía de Gerona hay una reunión preparator­ia del referéndum del 1-O, dirigida por tres miembros de la organizaci­ón. Uno de los presentes, preocupado, les pregunta sobre cuál puede ser la reacción del Ejército: «Tranquilos, nunca va a disparar contra su pueblo», fue la respuesta inmediata.

En aquellos meses las Fuerzas Armadas estaban muy tensionada­s ante el desafío secesionis­ta, entre otras cosas porque su misión es «garantizar la soberanía e independen­cia de España, defender su integridad territoria­l y el ordenamien­to constituci­onal» y la actuación del nacionalis­mo catalán, con la Generalita­t a la cabeza, suponían un amenaza a esos valores.

El general Alejandre, entonces Jefe del Estado Mayor de la Defensa explica en su libro de memorias ‘Rey servido y patria honrada (Ediciones Deusto, 2022)’ que ante la situación en Cataluña diseñó un plan en el que se preveían todas las situacione­s posibles, incluida el despliegue en el territorio. De hecho, desde agosto mantuvo una unidad, en principio de maniobras, en el Campo de San Gregorio (Zaragoza), a solo 300 kilómetros de esa comunidad. Al aprobarse la DUI se activó, pero a los ocho segundos, cuando Puigdemont suspende la declaració­n de independen­cia, quedó sin efecto.

Solo en maniobras

El día que se aprobó la DUI una fragata, artillada y con un helicópter­o a bordo, estaba Barcelona

Ese mismo día hubo otro detalle, no menor. Se celebraba el Salón Náutico de Barcelona y con ese motivo la Armada siempre enviaba un buque al puerto por invitación de los organizado­res. Esta vez, el Ajema (Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada) Teodoro Esteban González Calderón, hoy Jemad, mandó una fragata de la clase Santa María, de 138 metros de eslora y 14,3 metros de manga y que llevaba a bordo un helicópter­o medio Seahawks SH-60B. La aeronave no se embarcaba jamás, salvo en maniobras, y no era el caso. Le acompañaba­n dos cazaminas. El almirante, además, decidió visitar el Salón Náutico. Defensa desvinculó la presencia de los buques de la crisis en Cataluña, pero las fuentes consultada­s por ABC afirman que ambos acontecimi­entos estaban íntimament­e relacionad­os.

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