Recibimos mucho
IGNACIO MARCOGARDOQUI
El jueves, Pedro Sánchez se vino arriba. Apareció ante el respetable como el gran distribuidor de dádivas y mercedes. Dijo una cosa tremenda. Los españoles recibimos del Estado mucho más de lo que pagamos por impuestos. Claro. No ha conseguido reproducir el milagro de lo panes y los peces, pero sí maneja el déficit como un malabarista. En la pandemia le dimos al déficit con fruición porque las circunstancias lo exigían. Ahora es por la guerra y después lo será por las elecciones, y después… Señor Sánchez, no gastamos solo lo que ingresamos, gastamos mucho más. Gastamos también lo que nos endeudamos. Por eso es lógico que recibamos más de lo que pagamos. Ahí reside el truco. Burdo, pero eficaz.
Esta vez, el monto de las ayudas a conceder no alcanza una cifra escandalosa. Son ‘solo’ 3.000 millones que, dado el asunto al que se aplica no parece ninguna exageración. Como es habitual, todo lo anunciado y prometido –ya veremos si después alcanza también el grado de entregado–, se refiere a los efectos que provoca el problema energético, las dificultades de su aprovisionamiento y los elevados precios que fijan los mercados. Para hablar de sus causas tendremos que esperar un poco más, hasta el consejo europeo de la próxima semana.
De momento hemos trabajado mucho el tope de gas, en adelante hablaremos del precio de las compras de gas. No es lo mismo. El tope era importante para bajar la temperatura del sistema de formación de los precios de la electricidad. Ya sabe que el nuestro es marginalista, en el que la fuente de generación que entra la última y casa la oferta con la demanda de electricidad –y que por definición es la más cara– es la que sirve de referencia de precio para todas las demás.
Ahora se trata de comprarlo y la UE pretende agrupar las compras y plantear a los productores unos precios más bajos. La posición europea no es unánime. Hay países que se resisten a repetir lo que hicimos con las vacunas del Covid y prefieren mantener la independencia de sus aprovisionamientos. Hay países que quieren centrarse en Rusia y liberalizar el resto de las compras, y hay quien prefiere aplicar el sistema centralizado a todas ellas. Ya veremos en qué queda el acuerdo, pero es una cuestión fundamental para el confort de las familias y la supervivencia de las empresas.