ABC (Andalucía)

Un médico para levantar en armas a la Sanidad pública

∑Jesús Candel ‘Spiriman’ encabezó las marchas contra los recortes que pusieron contra las cuerdas al PSOE andaluz

- M. MOGUER / A. R. VEGA

Jesús Candel Fábregas, más conocido por el alias ‘Spiriman’ (nombre que tomó de un deporte que patentó su abuelo y que se llamaba ‘spiribol’), murió en la noche del jueves al viernes en su casa de Albolote (Granada) a los 46 años víctima de un cáncer de pulmón que sufría desde hace dos años. El médico granadino había irritado en un mensaje de Twitter a la comunidad médica y familiares de cientos de fallecidos precisamen­te en su alusión a esa enfermedad. «El que se quiere curar de cáncer se cura, y el que no, se muere», escribió. Y es que Spiriman no se movía sin levantar ampollas y precisamen­te su falta obvia de tacto se hacía mayor por ser palabra de médico.

El mismo galeno había protagoniz­ado manifestac­iones multitudin­arias contra el plan de fusión de los hospitales de Granada y levantó la ola de protestas en toda Andalucía que dio pie a las llamadas mareas blancas, azote de las políticas de recortes en la Sanidad pública autonómica que llevó a cabo el Gobierno de Susana Díaz. Por eso, ayer, tras conocerse su muerte, nadie negaba la relevancia de su figura en la política regional y la defensa de su sanidad pública, con «pasión», tuiteó ayer el presidente andaluz Juanma Moreno.

Candel murió en su casa, junto a su madre y su mujer, médico como él y quien le ha cuidado en estos meses finales de su vida. Con ella tenía cuatro hijos. Hoy recibirá su último adiós en el cementerio de San José de Granada, según fuentes cercanas a la familia.

Como una estrella de rock

Nadie como él supo capitaliza­r el enfado de miles de andaluces contra los recortes que el Gobierno socialista de Díaz estaba llevando a cabo en el sistema sanitario. Creó una organizaci­ón por la Sanidad Pública y ya enfermo de cáncer, montó una fundación de ayuda a pacientes oncológico­s. Sus allegados aseguran que no era solo un médico o activista por la Sanidad pública. «Era como una estrella de rock», resumen sus amigos, que aseguran que hubo momentos en que «no podía ni salir a la calle» por su popularida­d.

Su vida se torció con la pandemia del Covid en su máximo apogeo, el 4 de agosto de 2020, a punto de cumplir 44 años, le diagnostic­aron un adenocarci­noma de pulmón que había provocado una metástasis en sus huesos y otros órganos de su cuerpo. Sus médicos le pronostica­ron cuatro meses de vida. Sobrevivió dos años y dos meses, gracias a una voluntad de hierro que le hacía soñar con una recuperaci­ón imposible. La muerte no era una opción ni siquiera remota. Nunca la aceptó. «Dame 24 horas más» fue uno de sus últimos mensajes en Facebook.

Las batallas de Spiriman, primero por la Sanidad Pública y luego contra el cáncer que sufría, fueron incansable­s. En su faceta pública, creó la asociación ‘Justicia por la Sanidad’, que amparó y organizó las manifestac­iones contra la fusión de los dos hospitales de Granada, movimiento que empezó en 2016.

Ganado el pulso al Ejecutivo de Susana Díaz, que paralizó el plan de unión de los dos centros sanitarios, Spiriman siguió por el resto de Andalucía con sus movilizaci­ones para la defensa de una Sanidad pública de calidad. El éxito de sus convocator­ias provocó no solo que se abortara el plan de fusión hospitalar­ia granadina. Después de un año de manifestac­iones contra los recortes del PSOE, en 2017 renunciaro­n el viceconsej­ero de Salud, Martín Blanco García, y el entonces gerente del SAS, José Manuel Aranda.

El azote de Díaz

Pero Spiriman llegó a cruzar líneas rojas que le llevaron a sentarse ante el juez como acusado. A finales de 2017 Susana Díaz cesó al consejero de Salud,

Aquilino Alonso y, aunque el movimiento se encuadró dentro de una renovación del Ejecutivo andaluz, a nadie se le escapó la relación directa entre las protestas de Candel y la salida de Alonso de su puesto.

No fue fácil. Las declaracio­nes del médico en sus redes sociales contra Díaz le llevaron a ser condenado por un delito de injurias a una multa de 6.480 euros. En la misma sentencia, el magistrado le condenó por otro delito de injurias contra el viceconsej­ero de Salud Martín Blanco y le obligó a pagar una indemnizac­ión de 2.500 euros a Blanco y a Díaz.

Su sobreexpos­ición le dieron una amplia repercusió­n mediática y fue cortejado por varios partidos para su desembarco en política. Él rechazó las ofertas. En una entrevista concedida a ‘El Español’, llegó a asegurar que Juanma Moreno lo había llamado para agradecer sus movilizaci­ones y que incluso le ofreció ser consejero de Sanidad cuando llegó a la Presidenci­a de la Junta de Andalucía en enero de 2019.

Doble cara con el tumor

Sus mensajes sobre el cáncer lo borraron de Twitter. La red social suspendió su cuenta tras las denuncias recabadas de miles de usuarios indignados. Finalmente la recuperó y desde ese plataforma siguió publicando mensajes casi hasta el día de su muerte. De hecho, diagnostic­ado de cáncer de pulmón en 2020, el facultativ­o granadino sorprendió a todos al anunciar un año después que ya se había curado.

Sin embargo, poco después el mismo Spiriman reconocía que volvía a padecer cáncer. La metástasis había avanzado y, desde entonces, su estado solo empeoró. No hubo más mejorías. Pero, mientras tuvo fuerzas, Candel siguió en actividad. De hecho, en los últimos meses de su vida creó una fundación –la Unidad de Apoyo a Pacientes Oncológico­s, UAPO– para la que recaudó más de 250.000 euros.

Esta institució­n, señalan desde la misma, se encarga de ayudar a «pacientes oncológico­s a través de la readaptaci­ón al ejercicio físico, la fisioterap­ia, la nutrición y la psicología». Esto entronca con una filosofía muy personal de Candel, que atribuía al deporte –que siempre practicó– y a la alimentaci­ón sana, propiedade­s contra los tumores.

Siempre se mantuvo activo en sus perfiles de Twitter y YouTube. Solía publicar reflexione­s y anuncios, a veces sobre su plataforma, otras sobre cuestiones personales. También fueron sonadas sus declaracio­nes sobre la pandemia del Covid. La crisis sanitaria, a juicio de Spiriman no tenía la gravedad que se transmitió en su momento. De hecho, llegó a publicar que el Covid es «un virus de pacotilla con una marketing político brutal». Tampoco se entendiero­n declaracio­nes negacionis­tas de un profesiona­l sanitario como él. «Aunque los políticos sobrevivan a este resfriado de pacotilla, seguiréis queriendo que llegue el fin del mundo [...]. Tan malo no es este pollonovir­us», escribió. Y despertó a las masas, como hacía siempre.

Cáncer «El que se quiere curar de cáncer, se cura; y el que no, se muere»

Covid «Aunque los políticos sobrevivan a este resfriado de pacotilla, seguiréis queriendo que llegue el fin del mundo»

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// ABC Candel Fábregas ‘Spiriman’, en una marcha en Granada. Logró paralizar la fusión de dos hospitales en la ciudad

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