Morante, el artista de las cien corridas

ANDRÉS AMORÓS

Con un toro de «mírame y no me toques», hace una nueva obra de arte

¿ mportan los números, en la tauromaquia? No son decisivos pero sí que importan. Hace tiempo que ningún diestro superaba las cien corridas, en una temporada. (Creo que el último fue El Fandi, en 2008). Siempre ha sido muy difícil pero ahora, al celebrarse menos festejos, es casi imposible. Además, parecía algo exclusivo de los toreros ‘largos’, como Jesulín y Ponce. Nunca, hasta ahora, lo había conseguido uno de los considerados ‘artistas’. Tampoco, ninguno, con veinticinco años de alternativa.

Ahora lo consigue Morante de la Puebla. Más allá del reto personal, eso muestra claramente su nueva actitud, al asumir su responsabilidad: ha toreado en las capitales y en los pueblos, a toros de distintos encastes, sin rehuir ningún compañero ni las cámaras de televisión. Además, ha hecho faenas memorables en Madrid, Sevilla, Salamanca… Así se pasa a la historia del toreo.

En Zaragoza, con un toro de Juan Pedro de «mírame y no me toques», a base de cabeza, técnica, entrega, valor y fantasía ha logrado dibujar una nueva obra de arte: galleos con medio capote, ayudados a dos manos, naturales al ralentí, sevillanísimo toreo de frente, abaniqueo, adornos clásicos… No ha sido ponerse bonito sino darle la lidia adecuada, con belleza: una nueva maravilla.

En la web del precioso Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se sigue poniendo en duda la afición a los toros del aragonés Goya. (En Zaragoza, el Museo Camón Aznar exhibe colecciones completas de sus grabados, incluidas la ‘Tauromaquia’ y ‘Los toros de Burdeos’). No entiendo cómo unos académicos pueden mantener eso, sin tener en cuenta las cartas de Goya a su íntimo amigo Martín de Zapater, editadas por Xavier de Salas; ni lo que, años después, en el exilio de Burdeos, corroboran las cartas de Leandro Fernández de Moratín, publicadas por René Andioc.

En la tierra del genial Goya, el genial Morante ha cumplido su ilusión, esta temporada. Solía firmar el pintor ‘don Francisco, el de los toros’. Puede ya presumir el diestro de ser ‘José Antonio Morante, el artista de las cien corridas’.

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