La impuntualidad de Sánchez es grave
Se nota que el presidente no está acostumbrado a viajar en coche
JOSEMI RODRÍGUEZ-SIEIRO
«Los había de traje oscuro como una ceremonia que es, alguno sin corbata y un sastre gris perla que es mejor no recordar»
Una de las muchas cosas que me enseñaron desde pequeño es la importancia de la puntualidad. No se puede ni debe de llegar tarde a una conferencia, a una sesión de cine, a un almuerzo o a una cena, mucho menos a una cita del tipo que sea y si es de trabajo, razón de más para no quedar mal o para ser un maleducado, pero si encima se trata de la asistencia a un acto de carácter protocolario y por añadidura presidido por los Reyes, la cosa es grave, impresentable e inaceptable.
Pero en este caso no hay excusas, porque el que ha fallado tenía todo a su alcance para que ello no sucediera, motoristas, escoltas, tráfico despejado y abierto, pero no calculó que la clase media trabajadora estaba esperándole para mostrarle su disconformidad con su manera de gobernar. El Rolls detenido, Sus Majestades ‘congelados’ en su interior, provocando la natural zozobra, el inquietante misterio sobre lo que estaba sucediendo en el interior del histórico coche y la consiguiente alarma ante lo inexplicable del momento. Y además el responsable de abrir la puerta paralizado, los comentaristas de los medios de comunicación sorprendidos ante la espera que, como todas, parecía una eternidad. Y de repente aparece la imagen del coche presidencial, del que desciende el titular con sonrisa amplia, como de satisfacción y triunfo, con el dominio de un momento que debía de ser embarazoso y violento, pero que resulta hasta triunfante, pero sin aparente gesto de excusa ni explicación, ante algo que, como se ha demostrado, ha dado ya la vuelta al mundo. Algo parecido a las escenas del
Rey Carlos III de Inglaterra
con el tintero y con la pluma que derramaba tinta.
Luego una persona, desde la recepción real, me llamó para decirme que el presidente no se excusó, sino que se limitó a decir que a él le habían dicho que saliera un cuarto de hora antes y simplemente llegó tarde. Se nota que no está acostumbrado a viajar en coche, sin darse cuenta que el paseo de la Castellana no está preparado para que aterrice el Falcon.
En cualquier caso los abucheos se oyeron para el presidente, aunque con su maniobra quisiera evitarlos. Los aplausos para el Rey fueron claros y rotundos.
Los nietos de Sánchez que, a buen seguro serán republicanos, se podrán jactar el día de mañana que su abuelo, le dio plantón no solo al Rey, sino también a la Reina, lo que para muchos será una cosa incomprensible por lo de la igualdad de sexos dentro de cien años.
Los saludos de las autoridades a Sus Majestades y a la son para analizarlos. Muy pocos o casi ninguno lo hicieron correctamente. Se adelantaban las manos antes que el Rey iniciase el saludo, balanceaban los brazos como si fueran remeros, casi nadie inclinó la cabeza, muchos miraban a derecha o izquierda para ver si les estaban fotografiando, unos parecían que expresaban un pésame, otros como si fueran autómatas y la mayoría con cierta desidia y aburrimiento. Los había de traje oscuro como una ceremonia que es, alguno sin corbata y un sastre gris perla del que es mejor no acordarse. Eso está bien para un almuerzo en los Hampton o en Chantilly, pero para poco más. Eso siempre que se tenga un físico espectacular.
Infanta Doña Sofía
—Me pilló al poco de llegar, por lo que tuve que pasar tres meses en Acapulco. Allí conocí a mi exsocia, una ‘influencer’ muy conocida. Decidimos abrir una marca de básicos Bee-Cause, porque no existían marcas así y se complementa a la perfección con Not Your Business. La experiencia fue muy diferente porque delegué en ella la parte de marketing, ‘influencers’ y redes sociales y yo me ocupaba de la parte de negocio y dirección creativa
—¿Cómo le ha ido la experiencia?
—Cuando abres un negocio de moda en un país donde no conoces prácticamente a nadie, vas a ciegas, tanto para elegir fabricantes, proveedores de telas, y el proceso para la creación de una empresa son completamente distintos entre los dos países. A día de hoy la marca es mía, mi socia no podía compaginar los dos trabajos. Pero va muy bien, hemos superado las expectativas.
—Aquí vistió a algunos rostros populares ¿En México también o hay mucha diferencia con el mundo del famoseo?
—No veo mucho la televisión, pero sí tengo muchísimas amigas ‘influencers’ con un montón de seguidores. La población sólo de Ciudad de México es casi la mitad que la de España, es tan grande que cuando te haces famoso tener una comunidad es increíble y la gente es mucho más fiel.
—A estas alturas imagino que habrá conseguido hacer muchos amigos ¿Cómo es su círculo?
—La mayoría de gente joven aquí es emprendedora por eso casi todos mis amigos aquí lo son, al contrario que en España. Me rodeo de gente que tiene las mismas inquietudes que yo, les puedo pedir consejo, me ayudan a hacer contactos, me aportan ideas nuevas y hay muchas sinergias laborales.
—Siendo una mujer tan ambiciosa y trabajadora ¿Qué es lo siguiente que tiene en mente hacer?
—Me encantaría que mis empresas creciesen todavía más, crear una Fundación con la que poder ayudar a gestionar el impacto del mundo de la moda en el medioambiente y escribir un libro sobre temas tabúes dentro del emprendimiento como es la salud mental. La mayoría de gente abandona sus negocios por ansiedad y siento que es una carrera de fondo donde tienes que ser fuerte mentalmente.