ABC (Andalucía)

Shoji Morimoto, el japonés que se alquila para «no hacer nada»

Despedir a alguien en la estación, animar una maratón, hacer fila... son algunos de sus desempeños. Cobra 71 euros por servicio, y ya ha realizado más de 4.000 desde 2018

- SUSANA GAVIÑA

ABC EMPRESA

Cobrar por no hacer nada, o casi nada, es el sueño de muchos. Un sueño que ha hecho realidad el japonés Shoji Morimoto, que desde hace cuatro años se «alquila» precisamen­te para eso. «Te prestaré a alguien que no hace nada (yo)», reza la biografía en Twitter –donde tiene más de 270.000 seguidores– de este hombre de 38 años, físico de profesión, con un posgrado en terremotos, casado y con un hijo. «La tarifa por solicitud es de 10.000 yenes (71 euros) y los gastos de transporte y comida y bebida (si correspond­e)», añade, antes de subrayar que durante su servicio «no puedo hacer nada más que comer y beber, y responder preguntas muy simples».

A primera vista puede parecer una broma o un ‘fake’, sobre todo si pensamos que Japón es el paradigma de la productivi­dad –según algunas organizaci­ones el país registra al año más de 10.000 muertes por ‘karoshi’ (exceso de trabajo)–. Pero la realidad supera la ficción. En 2018, Shoji Morimoto, al que amonestaba­n en su trabajo anterior porque no hacía nada, decidió transforma­r esta ‘cualidad’ en su forma de vida. En cuatro años ha realizado 4.000 servicios –tiene un cliente que lo ha contratado hasta en 270 ocasiones–, que van desde acudir a despedir a una persona en el andén cuando se mudaba de ciudad, situarse en la línea de meta de una maratón para motivar a un cliente a terminarla, guardar el sitio en una fila, acompañar a alguien para realizar gestiones o simplement­e compartir una comida sin apenas cruzar palabra... Entre sus labores no se encuentra la de mover muebles –una vez le alquilaron para trasladar una nevera y se negó– y, por supuesto, ningún contacto de índole sexual.

La iniciativa parece haber resultado muy positiva para ambas partes contractua­les. «Hasta el momento, los clientes parecen experiment­ar un cambio mental positivo tras alquilarme. Me dicen que es liberador poder hablarle con alguien de asuntos que no son capaces de compartir con otras personas. Se sienten mejor al liberar cosas que por sí solas pesan sobre ellos», reconocía el joven en declaracio­nes a la BBC. En cuanto a él, ha confesado que después de desarrolla­r varios trabajos en los que no encontró satisfacci­ón, el actual le ha devuelto la autoestima. «Creo que no estaba hecho para un trabajo normal», ha admitido.

Frente a aquellos que pueden cuestionar la falta de relevancia de la actividad de Shoji Morimoto, este la defiende ante el ‘feedback’ de sus clientes: «La gente tiende a pensar que mi ‘no hacer nada’ es valioso porque es útil (para otros)... Pero está bien realmente no hacer nada. La gente

Shoji Morimoto fue contratado para despedir a una persona que se mudaba de ciudad

Sin utilidad «Está bien no hacer nada. La gente no tiene que ser útil de niguna manera específica», afirma Shoji Morimoto

no tiene que ser útil de ninguna manera específica».

El éxito de esta iniciativa también radica en el marco en el que se desarrolla, Japón, un país donde la soledad y el aislamient­o –tanto entre mayores de 60 años como de jóvenes– supera por mucho el de otros países desarrolla­dos. Un fenómeno que se ha agravado con la pandemia del Covid-19, provocando que haya aumentado el número de suicidios –más de 21.000 en 2020–, y que dará lugar a que en 2040 el 40% de los hogares japoneses sean unipersona­les, según un estudio realizado por el Instituto de Investigac­iones Mizuho. Cifras preocupant­es que en 2021 llevaron al Gobierno japonés a nombrar a un ministro de la Soledad para gestionar el asunto, pero que auguran un gran futuro para el negocio de Shoji Morimoto.*

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