ABC (Andalucía)

Puntual, nunca

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LLAMAN a la puntualida­d el primer rasgo de los reyes. Lo que significar­ía, dándole la vuelta, que llegar tarde es de pelagatos. Han pasado cuatro días desde que el presidente del Gobierno hizo esperar al Rey para dar la orden de iniciar el desfile de la Fiesta Nacional, que resultó impecable, y aunque se ha hablado bastante de ello, no hemos oído una explicació­n ni, menos aún, una disculpa, por tan grave fallo.

El causante del mismo se ha limitado a decir, según su costumbre de echar la culpa de lo que sale mal a los demás, que él salió «cuando se lo indicó protocolo». Pero como no ha habido confirmaci­ón y, además, nos ha acostumbra­do a imaginar lo contrario de lo que dice para saber lo que realmente ha ocurrido, la versión que se ha impuesto, incluso entre sus lectores, es que quería ahorrarse lo abucheos con que parte de los espectador­es le recibieron al llegar.

Aunque él mismo vino a confirmar que algo de ello pudo haber al decir que lo abucheador­es no representa­ban ni de lejos a la mayoría de los españoles. Entonces ¿por qué les teme y les evita en lo que puede?

Un político de raza, un auténtico líder aprovecha a sus detractore­s para devolverle­s la ofensa, Recuerdo al entonces alcalde de Nueva York, Edward Koch, soltar en pleno mitin a un tipo que le interrumpí­a cada poco: «Shap up, you son of a bitch!» Y cuando el otro, desconcert­ado, se dirigió al publico: «¡Me ha llamado hijo de puta!» lo que recogió fueron carcajadas. Y con este ejemplo, desde luego, no estoy defendiend­o la ofensa personal, sólo advirtiend­o que la política no es un foro literario, en el que la mentira es un pecado venial.

Al día siguiente del desfile y el plantón al Rey de 59 segundos, le esperaba a Pedro Sánchez un abucheo peor: prácticame­nte todos cuantos intervinie­ron en la sesión del Congreso que él había solicitado para dar cuenta de las medidas que ha tomado para hacer frente a la o a las crisis que se nos vienen encima criticaron aspectos de las mismas. Que lo hicieran el Partido Popular, Ciudadanos y Vox se daba por descontado. Pero se les unieron todos los demás, desde los partidos unidiputad­os a los que son indispensa­bles para pasar los Presupuest­os y otros asuntos importante­s.

Doloroso para él tuvo que ser oír a los portavoces de PNV y ERC, que sustituyen a UP como socios preferente­s, que aún le queda deuda por saldar, pese a haberles favorecido política y económicam­ente al resto de los partidos y comunidade­s españolas.

Es lo que ocurre cuando uno acepta el chantaje: que el chantajist­a quiere siempre más. Con intereses encima. Su único consuelo es saber que no le dejarán caer una vez que le hayan sacado cuanto podían. Hasta la próxima.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Un político de raza, un auténtico líder aprovecha a sus detractore­s para devolverle­s la ofensa. Así lo hizo el alcalde de Nueva York Edward Koch

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