Los presidentes del PSOE ponen su marca y gestión por delante de la de Sánchez
Creen que el ‘efecto Feijóo’ se frena y esperan superar a rivales por designar
La posibilidad del superdomingo electoral en mayo celebrando conjuntamente las elecciones generales con las autonómicas y municipales es algo que no tiene grandes adeptos en el PSOE. Cunde la sensación de que cada uno debe hacer su papel. Primero, los barones en mayo. Después, Sánchez en diciembre.
En algunos territorios siempre han rechazado esta posibilidad. Tanto por animadversiones pasadas con el secretario general como por la convicción de que en sus territorios tendría mucho coste que las urnas pivotasen sobre una suerte de plebiscito sobre Sánchez. Siendo su política de alianzas con Podemos y las fuerzas independentistas una de las cosas sobre las que el electorado se va a posicionar. Y este marco no le interesa a ningún presidente autonómico. Ni de los siempre fieles al presidente ni a los tradicionalmente esquivos.
A nivel federal, donde podría pensarse que a Sánchez ahora le vendría bien beneficiarse de sus presidentes autonómicos, lo que se escucha es que la estrategia planteada tras el recambio de liderazgo en el PP reforzaba la necesidad de agotar legislatura. Sánchez necesita tiempo. Por eso los Presupuestos de 2023, que políticamente se podían ver innecesarios el año pasado al existir la posibilidad de prórroga y entenderse que PSOE y UP podrían querer empezar a distanciarse, se hacían ahora imprescindibles. El presidente no quería aguantar unos meses sin una herramienta que anticipaba sin remedio la sensación de mandato agotado.
Así, todo parece encajar en el partido para que sean los presidentes autonómicos con su marca personal como primera bandera quienes tengan que salvar los muebles. Esos comicios se quieren presentar como un dique de contención que frene en seco la idea de cambio de ciclo electoral que impone el PP y que se refleja en la práctica totalidad de sondeos.
No en todos los territorios existe rechazo a la figura de Sánchez. En las regiones socialistas del norte del país o en los archipiélagos sus líderes no manifiestan una animadversión hacia la figura del presidente. Y algunos de estos mandatarios consultados, sin negar el desgaste, creen que «esa idea de que Sánchez resta o cae mal es algo muy de Madrid pero que nosotros no terminamos de sentir así».
Aunque el diagnóstico sobre lo que Sánchez puede restarles o sumarles no es coincidente, si tiende a serlo la idea de que los comicios tienen que tener una perspectiva territorial de ámbito autonómico y local. Y en ningún caso debe entenderse como una primera vuelta de las elecciones generales. «Muchos ganamos en 2019 gracias a Pedro, ahora nuestra acción en pandemia y la gestión posterior es lo que nos tiene que salvar a nosotros mismos. Ya luego veremos en diciembre», reflexiona uno de los nueve presidentes autonómicos socialistas. Los nueve presidentes socialistas tienen por delante todavía más de medio año para intentar imponer ese marco: elecciones regionales y no una primera vuelta de las generales.
ABC ya recopiló hace una semanas la opinión creciente en las baronías socialistas de que ahora tendrían más difícil alcanzar sus mayorías. Pero no lo ven imposible. En los gobiernos socialistas ven que el ‘efecto Feijóo’ «empieza a tocar techo». Y creen que en sus territorios serán ellos los que reciban el respaldo ciudadano, aferrados a la idea de que no hay cambio de ciclo electoral sino reforzamiento de los gobiernos autonómicos. A su favor creen que contarán con el desconocimiento de los candidatos del PP, todavía pendientes de definir en varias regiones.