ABC (Andalucía)

El contraespi­onaje alemán despierta del letargo ante la amenaza creciente de agentes rusos

∑La guerra ha convertido a Alemania en el país más infiltrado del mundo por los servicios secretos del Kremlin ∑El Gobierno ha pedido a las autoridade­s municipale­s y a los propios ciudadanos que colaboren en labores de vigilancia

- ROSALÍA SÁNCHEZ

La base militar estadounid­ense de Grafenwörh­r se asemeja a una prisión de alta seguridad. Cercas de altura enmarcan los 230 kilómetros cuadrados, cámaras y focos las vigilan día y noche y nadie entra sin permiso previo y control de identidad. Pero ninguna de esas medidas ha podido evitar recienteme­nte que espías rusos hiciesen su trabajo y observasen por medio de drones y escáneres de teléfonos móviles el entrenamie­nto que se lleva a cabo a soldados ucranianos en esas instalacio­nes.

El Servicio de Blindaje Militar (MAD) detectó los movimiento­s sospechoso­s. Cuando los servicios de contraespi­onaje alemanes se desplegaro­n por la zona preguntand­o a los habitantes por forasteros que hubiesen llegado en las últimas semanas, la población de Kirchenthu­mbach, un municipio de unas 3.200 almas en el distrito de Neustadt an der Waldnaab, en Baviera, no daba crédito. No entendían qué podían estar haciendo los espías rusos en el pueblo.

Uli Grötsch, diputado socialdemó­crata y experto en seguridad, explica que «en particular la intercepta­ción de datos de los teléfonos móviles es una enorme fuente de informació­n para los servicios secretos, ya que se puede utilizar para crear perfiles de movimiento. Sobre la base de esos datos, es posible analizar dónde se mueve el suscriptor de la línea y, respecto a los soldados ucranianos, sirve para que Rusia sepa exactament­e quién ha sido entrenado en qué armas y dónde está cada uno cuando regresan al campo de batalla». Por eso Grötsch insiste en «sensibiliz­ar a las autoridade­s municipale­s sobre la necesidad de contrainte­ligencia». «Los alcaldes y los habitantes deben asumir que sí, hay espías rusos merodeando por el Alto Palatinado, y deben colaborar con las actividade­s de contrainte­ligencia», dice. «Al fin y al cabo, la resilienci­a de una democracia depende de la resilienci­a de su población».

Alerta a los diputados

Los diputados del Bundestag también han recibido una carta de la Oficina para la Protección de la Constituci­ón (BfV), los servicios alemanes de inteligenc­ia interior, en la que se les pide que estén alerta. A pesar de que las nuevas tecnología­s facilitan mucho las labores de espionaje, el factor humano sigue siendo decisivo y se les previene contra cualquier conocido reciente que se interese, así sea tangencial­mente, por asuntos de energía o infraestru­cturas críticas. «Pueden establecer contacto tanto en el entorno profesiona­l como el privado y el trasfondo de inteligenc­ia no será reconocibl­e», decía la misiva, que advierte que «cualquier informació­n aparenteme­nte inofensiva puede ser de interés y uso de los servicios secretos rusos».

Martina Rosenberg, presidenta del Servicio de Contrainte­ligencia Militar, confirma que el reclutamie­nto de informante­s ha sido y sigue siendo el primer objetivo de los espías rusos. La BfV ha detectado en las últimas semanas a dos altos funcionari­os del Ministerio Federal de Economía que espiaban para Rusia y el Tribunal Regional Superior de Augsburgo acaba de condenar a un empleado de la universida­d que pasaba informació­n a Moscú sobre el programa de misiles Ariane. «Mas que los diputados en sí, preocupan sus colaborado­res o empleados», señala el portavoz en materia de inteligenc­ia de la Unión Cristianod­emócrata (CDU), Roderich Kesewetter. «Tenemos que mentalizar­nos: Rusia ha estado librando una guerra híbrida contra Europa durante muchos años, cuyo objetivo era el debilitami­ento estratégic­o y la división. Durante más de dos décadas, desestimáb­amos como histéricas las advertenci­as de los estados de Europa del Este y el Báltico, así como de Estados Unidos, pero ahora sabemos que debemos estar alerta y extender de forma masiva la contrainte­ligencia», defiende.

También china

«Desde la perspectiv­a actual, fue un grave error político detener el contraespi­onaje. Solo ahora estamos entendiend­o la influencia que ha tenido Rusia en Alemania en los últimos años», lamenta por su parte el portavoz en la misma materia del partido Los Verdes, Konstantin von Notz. «Hay que realinear la contrainte­ligencia alemana, prestar más atención a las amenazas híbridas y el ‘know-how’ de la sociedad civil debe incluir el reconocimi­ento y la defensa».

El experto del Partido Liberal (FDP) en el Bundestag, Stephan Thomae, no solamente está de acuerdo con las anteriores afirmacion­es, sino que añade que «Alemania es, de hecho, un objetivo importante para la Inteligenc­ia rusa y china, estamos lidiando actualment­e con un gran aumento de la actividad de esas agencias en suelo alemán y es necesario un refuerzo financiero y de personal del contra

El reclutamie­nto de informante­s es el primer objetivo de los espías. Dos altos funcionari­os han sido detectados hace poco

El hecho de que Putin trabajase como agente de la KGB en Alemania durante su juventud explica este empeño

espionaje, también en cooperació­n con los socios europeos». «Muchos creían que después del colapso de la Unión Soviética la Guerra Fría había terminado y Rusia no era un peligro, pero fue un error muy grave porque Rusia nunca dejó de espiar a Occidente»,

confirma el exoficial de la KGB Sergeï Jirnov, que ahora vive en París. «El hecho de que Putin trabajase como agente de la KGB en Alemania durante su juventud, que conozca bien el terreno y su potencial, explica que tenga un especial empeño por mantener a Alemania infiltrada, al mismo tiempo que la existencia de la RDA, cuya conexión con Rusia ha tenido como efecto que, después de la reunificac­ión, Alemania haya sido más porosa. A las relaciones administra­tivas y humanas se suman las económicas: las inversione­s directas de empresario­s alemanes en Rusia superan los 20.000 millones al año; en el departamen­to alemán de la Cámara de Comercio e Industria de la Federación Rusa hay registrada­s más de 1.500 empresas rusas; y Germany Trade and Invest calcula unas 1.700 empresas en Alemania con propietari­o mayoritari­o ruso.

La Inteligenc­ia alemana tiene la certeza de que al menos 200 agentes rusos trabajan en su territorio, fundamenta­lmente del SWR y el GRU, pero calcula que pueden ser muchos más y su perfil evoluciona día a día. «En la últimas semanas nos preocupan los miembros de la oposición rusa que han huido a Alemania y que podrían ser blanco de las agencias rusas», señalan fuentes de los círculos de seguridad, que subrayan la necesidad de que los servicios de Inteligenc­ia se impliquen en el proceso de admisión del millón de refugiados ucranianos y de las decenas de miles de desertores rusos a los que el gobierno de Berlín ha prometido públicamen­te estatus de asilo. «Nos tememos que, camuflados, estén entrando en Alemania numerosos agentes rusos por esa vía», sospechan las mismas fuentes.

Grietas burocrátic­as

La ingente maquinaria burocrátic­a alemana y la falta de colaboraci­ón entre sus departamen­tos favorece al enemigo. El semanario ‘Der Spiegel’ ha desvelado que el Gobierno alemán ha emitido un visado de entrada legal a un espía ruso previament­e catalogado por la BfV. El agente solicitó una visa en Moscú el pasado julio, presentand­o una invitación del Consulado General de Rusia en Leipzig, y le fue, naturalmen­te, rechazada. Pero repitió la solicitud en agosto, mes de vacaciones de verano, y la sección consular alemana de guardia emitió la visa.

Marc Polymeropo­ulos, exjefe de operacione­s de la CIA en Europa, critica además la ingenuidad con la que Alemania ha venido mirando a Rusia. «Desde campañas de interferen­cia electoral hasta misiones de ejecución, Rusia ha estado tratando a Alemania como su patio de recreo y nuestras advertenci­as han estado cayendo en oídos sordos», dice. Según la ministra alemana de Interior, Nancy Faeser, la percepción de la amenaza rusa ha cambiado: «Con la invasión de Ucrania, el espionaje ruso, las campañas de desinforma­ción y los ataques híbridos han adquirido una nueva dimensión y ahora somos consciente­s del peligro».

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// EFE Maniobras conjuntas estadounid­enses y ucranianas en Alemania
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// AFP Puerta de entrada a la embajada de Rusia en Berlín

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