Aviso de Sánchez a los obispos
Mentarlos en la refriega electoral suele salir barato a la izquierda y caro a la Iglesia
FRANCISCO SERRANO OCEJA
Ocurrió el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en plena euforia demagógica, lanzó una de sus invectivas de dialéctica neomarxista. Dijo así: «Las fuerzas progresistas y la España progresista tienen en frente un poder que no es menor, que es el poder del dinero, que tiene sus terminales. Usted, como yo, se desayuna leyendo la prensa madrileña, también escuchando a la Conferencia Episcopal hablando a través de la radio o también lógicamente aquí tenemos a las terminales políticas de esos intereses que representa al dinero».
¿Por qué dijo «la Conferencia Episcopal» y no la COPE o TreceTV? Está claro. Primer aviso a los obispos en los inicios de un largo proceso electoral en marcha, que terminará, como muy tarde, en diciembre de 2023. Mentar a los obispos en la refriega electoral suele salir bastante barato para la izquierda y caro para la Iglesia. Y no sé cómo para la derecha.
No es casual que Sánchez señalara a los obispos en la semana en la que la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la vida lanzó una nota contra la nueva ley del aborto y contra la ‘ley trans’. No es casual que Sánchez diga implícitamente que los obispos son servidores de intereses ocultos, ligados al dinero, cuando las negociaciones sobre materias fiscales entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal están que arden. No es casual que los socialistas, azuzados por Podemos, sigan con el mantra de que los obispos son un poder que se opone a la España progresista. Quizá desconozcan la realidad de lo que es la Iglesia, la Conferencia Episcopal y el auténtico progreso, que ciertamente no está en leyes como la del aborto o la ‘ley trans’. Tiempo ha tenido Sánchez de enterarse qué es la Iglesia y qué ocurre cuando uno se obsesiona con la Conferencia Episcopal. Ahora solo falta que los señores obispos reciban el mensaje y hagan gala de su buena memoria. Lo que está en juego es la verdad y la libertad de la Iglesia.