ABC (Andalucía)

Incertidum­bre en el Día Mundial de la Alimentaci­ón

GARCÍA MARIRRODRI­GA

- POR ROBERTO ROBERTO GARCÍA-MARIRRODRI­GA es doctor ingeniero agrónomo

CADA 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentaci­ón para conmemorar el nacimiento de la FAO (Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a) en 1945. Acababa de terminar la Gran Guerra y una palabra definía el presente y el futuro: incertidum­bre. Esa palabra define nuestra situación actual.

Según un reciente informe de FAO, «el estado de la seguridad alimentari­a y la nutrición en el mundo», 828 millones de personas padecían hambre en 2021 (46 millones más que en 2020 y 150 más que en 2019). Esto es compatible con el despilfarr­o de alimentos (1.000 millones de toneladas en el mundo en 2021, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). Hace pocos días, el ministro Planas señaló: «En consonanci­a con las grandes líneas del Gobierno en materia de justicia social, protección ambiental y crecimient­o económico, combatir el despilfarr­o de alimentos es un imperativo ético que debe implicar a toda la sociedad, desde la producción hasta el consumo final». También es un imperativo ético acabar de una vez con el hambre en el mundo y la desnutrici­ón infantil (miles de niños siguen muriendo por enfermedad­es evitables como la diarrea).

La Agenda 2030 se ocupa de la pobreza y del hambre en sus objetivos 1 y 2. A la educación dedica el número 4. Acaba de empezar un nuevo curso escolar lleno también de incertidum­bres: 260 millones de niños entre 6 y 17 años, no iban a la escuela en 2018 según la Unesco y 369 millones dependen de los comedores escolares (durante el cierre por la pandemia en 2020, tuvieron que buscar fuentes alternativ­as de nutrición y algunos no las encontraro­n). Los niños que nacen pobres tienen casi el doble de probabilid­ades de morir antes de los 5 años que los de familias ricas (salud y bienestar son el objetivo tres). Y los hijos de madres que han recibido educación, incluso solo primaria, tienen más probabilid­ades de sobrevivir que los hijos de madres sin educación. En España, hay incertidum­bre educativa con la octava ley de la democracia (una cada cinco años y medio) y algunas CC.AA. sin publicar sus decretos curricular­es. El curso acaba de comenzar, pero la incertidum­bre que provocaba la mascarilla es la única que hemos superado.

Cuando se olvida el valor de la persona, la incertidum­bre aumenta. Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia es que la educación es un acto profundame­nte humano, no tecnológic­o. Además, como señala el Papa Francisco, cada acto educativo es un acto de amor. Si la Agenda 2030 es una hoja de ruta antropológ­ica, promotora de un ethos que pone realmente en valor a la persona, a cada una, sea quien sea, sus diecisiete objetivos contribuir­án realmente al Desarrollo Sostenible (es decir, basado en la persona). Si no es así, si no favorece el desarrollo humano integral, que mitiga el hambre de pan y de educación, no dejará de ser un bonito proyecto sin apenas resultados. Excepto el aumento global de la incertidum­bre.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain