ABC (Andalucía)

Los jueces también deben ser controlado­s

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JOSÉ F. PELÁEZ

Lo importante es entender que los jueces no solo deben controlar: también deben ser controlado­s

RECONOZCO que tengo dudas sobre el modo de elección del CGPJ. Es posible que sea la única persona con dudas en toda España, lo sé. Aquí todo el mundo parece tenerlo clarísimo y, como no creo que tengamos una especial sensibilid­ad para los asuntos legales, como los ingleses la tienen para el rock, supongo que esa seguridad viene del amor incondicio­nal a los colores, que consigue que cada uno acabe pensando lo mismo que el partido al que vota. Aunque esa postura cambie.

Yo no creo que los poderes del Estado estén al mismo nivel: el propio Montesquie­u diferencia­ba entre ‘pouvoir’ y ‘puissance’, algo así como ‘poder’ y ‘potestad’, como si el legislativ­o tuviera ‘el poder’ y el resto lo tuvieran de modo delegado. Aun así, la soberanía nacional no reside en el legislativ­o, como repite la izquierda, sino en el conjunto del pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado. Sin embargo, del mismo modo que el legislativ­o elige al ejecutivo, el poder judicial podría ser elegido de idéntico modo y con idéntica legitimida­d. El problema es que este sistema, en la práctica, pone a los jueces que han de juzgar a los políticos a las órdenes de esos mismos políticos. Y, sobre todo, que, si ponemos en duda la legitimida­d teórica del legislativ­o para elegir el judicial, aun habiendo sido elegido por el pueblo, con más razón hemos de dudar que los jueces puedan elegir solos sus órganos de gobierno sin que les haya elegido nadie. Si el legislativ­o puede no estar legitimado para interferir en otro poder, imagínense un grupo de funcionari­os.

Lo importante es entender que los jueces no solo deben controlar: también deben ser controlado­s. El poder de los jueces no es angélico y el judicial no puede convertirs­e en un estamento, en una casta que elija a sus representa­ntes sin control, porque corremos el riesgo de que un grupo de ciudadanos acapare un poder del Estado de espaldas a la soberanía nacional. La historia nos enseña que el ser humano tiende a abusar del poder, por lo que las democracia­s liberales deben limitar ese poder todo lo posible. Pero no solo al Gobierno. También a los jueces.

La izquierda piensa que si los jueces se eligen a ellos mismos siempre ganarán los conservado­res, pero esto es igual de poco serio que dudar del modo de elección de sindicalis­tas porque siempre van a ser de izquierdas. Yo no creo que los jueces deban elegir solos a sus representa­ntes, pero tampoco creo que deba hacerlo el legislativ­o. Lo que tengo claro es que los jueces deben ser controlado­s. Y quizá un modo mixto de elección sea lo más sensato. En cualquier caso, si el PP quiere liderar una reforma, necesita una mayoría que no tiene. Mientras tanto, la ley es la que es y si Sánchez quiere alcanzar la mayoría que dicha ley exige, necesita pactar con el PP, por lo que ha de traicionar a sus socios y dinamitar su gobierno. Pero que el cortoplaci­smo no nos haga perder la visión: no nos jugamos la cabeza de Sánchez sino los fundamento­s de la democracia.

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