Vox agudiza su discurso contra el «fanatismo climático»
Abascal emula a Trump y exige la derogación de la Ley de Transición Energética para que España explote nuevos hidrocarburos
Santiago Abascal evidenció el jueves, en su réplica a Pedro Sánchez en el Congreso durante su comparecencia sobre las medidas económicas del Gobierno, lo que es una consigna clara en Vox desde hace meses. En cada discurso, en cada rueda de prensa, los dirigentes del partido derechista arremeten contra «el fanatismo climático», «la religión climática» y un largo listado de sinónimos más. Detrás de ellos reside la intención de estigmatizar la actual Ley de Cambio Climático y Transición Energética, a la que solo se opuso Vox, para derogarla a futuro y que España explote hidrocarburos sin límites.
El discurso de Vox se asimila claramente al de Donald Trump, quien sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París durante su mandato como presidente de los Estados Unidos; y al de
Jair Bolsonaro, quien minimiza las críticas por explotar el Amazonas y tacha de «falacia» que sea uno de los pulmones del planeta por la capacidad de su masa forestal para absorber CO2.
El combate de ese «fanatismo climático», que para Vox encarna a la perfección la figura de la activista Greta Thunberg, se está convirtiendo, cada vez más, en una de las piedras angulares de la formación conservadora, junto a otros temas como la unidad de la nación o las políticas contra la «inmigración ilegal». El discurso de Abascal es el último ejemplo, pero basta escuchar intervenciones de su secretario general, Ignacio Garriga, o de su vicepresidente Jorge Buxadé para comprobar que no es un alegato aislado.
Presidente de Vox
«Seguir hablando de transición energética es un eufemismo macabro. Nada de transición energética, ¡traición energética es lo que votó este Congreso!»
‘Soberanía energética’
En el Viva22, celebrado el fin de semana previo a la Fiesta Nacional, Abascal presentó su propuesta España Decide, que plantea someter a referéndum sus principales banderas. Una de ellas es sobre ‘soberanía energética’. En el cierre de la fiesta de Vox, Abascal ya censuró la ley del «suicidio climático», en relación a la de cambio climático, ya que según él la prohibición de explotar nuevos hidrocarburos, regulada para cumplir con los objetivos de París, condena a los españoles a alzas en el precio de la luz y pobreza.
En la comparecencia de Sánchez, Abascal incidió de nuevo en el tema y le preguntó cuándo derogará la ley climática. En su argumentación señaló que los países más contaminantes, China, Estados Unidos y Rusia, continúan con altísimos niveles de emisiones de CO2 por lo que lo que haga España, dijo, «al planeta le afecta cero». «Preguntemos a los españoles si quieren utilizar sus recursos o pagar más en la factura», espetó.
El Acuerdo de París, que entró en vigor en 2016 y fue suscrito por 193 partes –192 países más la Unión Europea (UE)–, se marca como objetivo mundial reducir las emisiones de CO2 para que la temperatura media de la Tierra ascienda en este siglo un máximo de 2ºC, pero esforzándose por dejarlo solo un poco por encima de 1,5ºC. La comunidad científica advierte de que cuanto más aumente la temperatura del planeta, mayor riesgo de consecuencias desastrosas para el mismo y, por extensión, para la humanidad.
Vox, aun así, insiste en que las políticas de protección del medio ambiente no pueden supeditar la buena marcha de la economía. Por ello, y en un contexto de gran inflación, agravado por las consecuencias de la guerra en Ucrania, pero iniciado por la histórica escalada de precios de la electricidad, Abascal exige dar pasos atrás.
Así, el presidente de Vox reclamó a Sánchez el jueves no solo la derogación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, sino que se mantengan «urgentemente» las centrales térmicas y se frene su «derribo», y que se termine también con «la voladura» de las presas para generar energía hidráulica. Además, y esto va en línea con la catalogación verde de la UE a la que se opone el Gobierno, Abascal solicita la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares y la apertura de nuevas para evitar «la dependencia» de países extranjeros. Por último, pide eliminar los impuestos ligados a emisiones de CO2.
Los datos del CIS, con Vox
Esta ofensiva de Vox no choca en absoluto demoscópicamente con los intereses de su electorado. De hecho, con los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en la mano, se observa a la perfección que los votantes de Abascal son, de lejos, los menos preocupados por el cambio climático. Mientras un 77 por ciento de los españoles considera que España debe acometer cambios «profundos» para combatir el cambio climático, apenas opina lo mismo el 42 por ciento de los que votaron a Vox en 2019.
A la pregunta de si España debería hacer «más que ahora» en 2030 para proteger el medio ambiente, solo el 60 por ciento de los votantes de Vox lo ve así. Por comparar, la media nacional está en el 88 por ciento y los votantes del PP –segundo partido con menor porcentaje en esta cuestión– piensan así el 81 por ciento. Los electores de Vox también son los que menos de acuerdo están en que, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, hay que aumentar el transporte público (50%), incentivar el coche eléctrico (27%), restringir vehículos contaminantes en las ciudades (19%) y prohibir la venta de coches diésel y gasolina a partir de 2035 (9%).
«La guerra en Ucrania no se habría producido si no se hubiese entregado nuestra soberanía a Rusia»
«Si hubieran tomado nota de anteriores crisis, se habrían bajado del burro de la religión climática. El impuesto al CO es ideológico, por no2decir religioso»