ABC (Andalucía)

La marihuana cerca a los mossos

Aparcamien­tos, celdas... cualquier espacio sirve en las comisarias catalanas para almacenar los alijos de cannabis. El retraso en ser destruido crea problemas de salubridad

- ELENA BURÉS

ras una hora a pie, superando zonas de gran desnivel, operativos del grupo de élite de los Mossos d’Esquadra, llegaron hasta una plantación de marihuana en el pantano de Susqueda (Gerona). El despliegue, el pasado 25 de agosto, requirió la intervenci­ón del GEI por la compleja orografía del terreno, que impidió la aproximaci­ón en vehículos. Allí, los agentes se incautaron de casi 1.000 plantas.

No se trata de un caso aislado. Solo en 2021, la Policía catalana desmanteló una media de casi dos cultivos al día y se incautó de unas nueve toneladas de la droga. Unas cifras que convierten en un problema su transporte y almacenaje, del que se encargan, también, los propios uniformado­s.

En el caso de Susqueda, la autoridad judicial ordenó un fuego controlado, una vez realizado el muestreo de la plantación –para determinar, entre otros, su porcentaje de THC, principal psicoactiv­o del cannabis–, pero en la mayoría de ocasiones, su destrucció­n se demora y hay que recolectar las plantas, trasladarl­as y custodiarl­as. Pero, tal y como denuncian los agentes, resulta «insostenib­le tener una semana miles de plantas en una comisaría», señala Imma Viudes, portavoz del sindicato Sap-Fepol.

La petición de los mossos es unánime: la destrucció­n ‘in situ’ de las plantacion­es –siempre que sea posible– una vez garantizad­a la prueba de cara al juicio. De hecho, así lo refleja la ley, que reza que «podrá decretarse la destrucció­n de los efectos judiciales, dejando muestras suficiente­s, cuando resulte convenient­e por la propia naturaleza de los efectos intervenid­os o por el peligro real o potencial que comporte su almacenami­ento o custodia». Pero la autorizaci­ón para hacerlo, en ocasiones, se demora durante meses.

Además de saturar comisarías, el decomiso de marihuana supone que los agentes se conviertan en «jardineros», apunta el mosso Albert Palacio. Cortan, recogen, almacenan y custodian la droga. En algunas ocasiones, lo hacen con herramient­as manuales y no mecánicas, como tijeras de podar, y sin equipos de protección individual, como guantes y mascarilla­s. Además, el traslado de la marihuana se lleva a cabo, no pocas veces, en los propios vehículos policiales,

T«sin tener en cuenta la afectación –por inhalación– que esta puede tener» sobre los uniformado­s. Este es el motivo que ha llevado a Sap-Fepol a interponer una denuncia ante la inspección de Trabajo por los riesgos que supone la manipulaci­ón de la droga. Una vez en comisaría, los contenedor­es no son suficiente­s para las grandes cantidades decomisada­s, y la hierba ha llegado a amontonars­e en las celdas e, incluso, en el exterior de dependenci­as policiales.

Las plantas se pudren, generan plagas de insectos y su olor es insoportab­le. De hecho, esta martes, tras un rato de espera, dos personas abandonaro­n la comisaría de Mataró (Barcelona), donde pensaban interponer una denuncia, por el mareo tras inhalar la droga allí acumulada. «Imagina lo que es pasar allí horas. Mientras se está secando es un infierno, no se puede soportar», explica una agente del Cuerpo.

La gran acumulació­n de droga incautada lleva a que los aparcamien­tos exteriores de las comisarías se transforme­n en almacenes, mientras que la proliferac­ión de cultivos ha llevado a los agentes a asumir labores que podría llevar a cabo una empresa externa, como desmantela­r la propia plantación. Una posibilida­d que el Departamen­to de Interior puso sobre la mesa, aunque, finalmente, no se llevó a cabo.

«El proceso actual, desde que se desarticul­a una plantación hasta que la droga se almacena y se destruye es lento. Hay que buscar cómo agilizarlo», insta Palacio, que aboga por quemas controlada­s, como la de Susqueda, cuando el cultivo se ubique lejos de zonas pobladas. Cuando el transporte no es viable, como en el caso mentado, la plantación queda custodiada por los agentes hasta que la autorizaci­ón judicial permite su destrucció­n. «Entonces sí se acelera el trámite», señala el mosso. «Una vez garantizad­a la prueba, y una pequeña muestra de la droga, lo mejor sería la destrucció­n ‘in situ’», secunda Viudes. Además, los agentes denuncian que el Cuerpo obvia la afectación que supone trasladar la marihuana en las patrullas. No solo porque la inhalación puede afectar a sus capacidade­s, sino por el riesgo añadido. «La peligrosid­ad que implica, ya que pueden ser asaltados por cualquier banda de crimen organizado», advierten desde Sap-Fepol.

El búnker de Nou Barris

Dos ciudadanos tuvieron que abandonar la comisaría de Mataró al marearse por los efluvios de la droga

Solo en 2021, la Policía catalana desmanteló una media de dos cultivos al día y se incautó de nueve toneladas

Como solución a la saturación de las comisarías, desde Interior indican que para finales de año se prevé la entrada en funcionami­ento del almacén central de estupefaci­entes en Nou Barris (Barcelona), pero las organizaci­ones de mossos reprochan que es una promesa que lleva más de un año de demora y tampoco evitará los riesgos de transporta­r la droga.

«¿Los agentes tendrán que ir desde cualquier punto del territorio, donde se incaute la marihuana, hasta el almacén de Barcelona?», cuestiona Viudes, que vuelve a apuntar a la peligrosid­ad: «Somos una diana».

Si el transporte se derivase a una empresa externa, el riesgo sería aún mayor. Y es que solo durante los últimos doce meses, según el balance de la Policía catalana, se registraro­n más de un centenar de narcoasalt­os en el territorio, así como tres secuestros y tres homicidios, vinculados al tráfico de marihuana. Cataluña es el epicentro de cultivo de esta droga, que luego se distribuye por el resto de Europa, donde llega a triplicar su valor. El auge de esta actividad delictiva conlleva un aumento de la violencia asociada.

«Exportamos marihuana e importamos crimen organizado», alertó el pasado septiembre Ramón Chacón, jefe de la División de Investigac­ión Criminal de los Mossos.

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SAP-FEPOL Agentes recogen la marihuana acumulada en el exterior de una comisaría del Cuerpo//

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