El estudio de una cavidad craneal ilumina la existencia de una nueva especie humana
La investigación de senos frontales resuelve uno de los mayores enigmas de la paleontología
Desde hace décadas, los científicos debaten sobre cuál podría ser la función exacta de los senos frontales, unas cavidades craneales de apenas unos centímetros ubicadas justo encima de los huesos de la nariz y cerca de las cuencas de los ojos. ¿Acaso aíslan el lóbulo frontal del frío exterior? ¿Tienen que ver con la mecánica de la masticación? ¿O quizá con las características morfológicas del cerebro? Lo que sí se sabe es que afectan a la forma y al tamaño cerebral. De hecho, el que estos huecos sean más o menos grandes influye en las dimensiones del lóbulo frontal.
Pero hay, además, otro misterio. En las distintas especies humanas, el tamaño de los senos frontales varía, no es el mismo. En los neandertales, por ejemplo, esas cavidades son mayores que en nuestra propia especie. Y aunque existen varias teorías que han tratado de explicar esta diversidad, lo cierto es que los científicos no lo han conseguido.
Ahora, la revista ‘Science Advances’ acaba de publicar un estudio, el primero en su género, en el que un extenso equipo de investigadores, entre ellos el paleontólogo español Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca y director científico del Museo de Evolución Humana (MEH), analiza por primera vez con TAC en 3D los senos frontales de individuos de todas las especies de la evolución humana. «Nunca se había hecho algo así –explica Arsuaga a ABC–, se trata de un trabajo ímprobo, de mucha gente durante muchos años. Nosotros empezamos con los TAC en los 90. Fuimos pioneros». Para esta investigación, Arsuaga analizó de esta forma los fósiles de seis individuos de Atapuerca y otros del yacimiento de Aroeira, en Portugal.
Un punto de partida
A diferencia de las radiografías convencionales, la Tomografía Axial Computerizada (TAC) permite estudiar el cráneo y sus componentes en tres dimensiones, como si fuera transparente. La técnica consiste en escanear el fósil capa a capa, en finísimas láminas que después se ‘montan’ en el ordenador hasta tener una pieza virtual completa. El titánico esfuerzo llevado a cabo por los investigadores servirá a partir de ahora para llevar a cabo cientos de nuevos estudios que antes no eran posibles. «Ha habido dos grandes revoluciones en paleontología: la del ADN y la del TAC, que es una nueva forma de mirar los fósiles. Ahora ya tenemos toda esta información, igual que cuando se secuenció el ADN de un neandertal. A partir de ahora veremos qué es lo que toda esa información puede decirnos. Yo espero que en el futuro se podrá ver a qué se debe la variación que observamos, por qué hay especies humanas que tienen los senos frontales diferentes. Podremos ver si la razón está o no en el clima, en el cerebro, podremos saber por qué los neandertales eran tan diferentes de los humanos modernos...».
¿Humanos desconocidos?
A pesar de que no es el objetivo de este trabajo científico, Arsuaga apunta alto y sugiere la posibilidad de que el estudio también encierre pistas que nos lleven hasta una nueva especie humana, hasta ahora desconocida. «Es una conclusión mía, pero teniendo ya en la mano un catálogo tan completo, decidí fijarme en el caso de los tres cráneos del registro fósil que tienen los mayores senos frontales: son los de Broken Hill, en Zambia, el de Bodo, en Etiopía, y el de Petralona, en Grecia. Esos tres cráneos llaman la atención porque tienen unos senos frontales monstruosos, tan grandes que sus lóbulos frontales han tenido que reducir su tamaño. Debido a que comparten este rasgo, los tres han sido agrupados bajo el nombre de ‘Homo rhodesiensis’».
Pero Arsuaga va más allá: «Se ha dicho que, en los tres casos, se trata de individuos extremos, de excepciones, pero no creo que sea así. Algo me dice que si estos tres cráneos son tan similares tienen que estar relacionados de alguna forma. Los tres vivieron en climas tropicales o mediterráneos, por lo que se descarta la explicación de que el tamaño de los senos era para proteger el lóbulo frontal del frío. También tienen en común la cronología, entre 500.000 y 250.000 años. En el mundo hay Homo erectus, Java, antepasados de los neandertales... y luego aquí está esta ‘otra cosa’. Estos tres cráneos no son ni como los de la Sima ni como los asiáticos. Ahí había algo... y creo que no sería descabellado pensar que lo mismo representan una especie o subespecie humana totalmente nueva».