Que frieguen lo pisado
La España jornalera viendo las ‘performances’ facilonas del tomate, la tarta, la patata y el pegamento, lo tiene claro
ANUNCIAN que entramos en recesión y salen los del «ya te lo dije», que es de las peores frases a decir en pareja. Pero, cómo no lo íbamos a saber si hemos visto adolescentes tirando comida de bote en los museos y estampando tartas a figuras de cera. Británicos y españoles compartimos las mismas juergas, no se crean, por eso ellos adoran nuestras costas. Las resacas, sin embargo, son diferentes. Al final, cada uno tiene sus problemas. Aquí ya no los hay con la peseta, aunque no es logro del Gobierno. Pero sufrimos con la agricultura, a pesar de la PAC. Eso, fíjense, nos hace más fuertes. La comprensión de la tierra de un español es superior a la del británico por ello. La España jornalera viendo las ‘performances’ facilonas del tomate, la tarta, la patata y el pegamento, lo tiene claro: «A estos me los traía yo a vendimiar», se comenta en el bar. Pero no un par de días, añado. Eso es casi exótico. Tres o cuatro temporadas. Empalmando con la oliva, la almendra y la fresa, para darles contacto real con la tierra. Y como aquí lo que importa es lo que se ve, lo grabamos y lo emitimos. Me dirán que no tendrían público, pero ellos aprenderían. Total, los activistas ya han disfrutado su nanosegundo de fama. No sé si con ello han logrado su objetivo o han sumado más hordas al lado contrario, lo que tiene más mérito porque no conozco a nadie feliz por consumir petróleo.
Algunos artistas murieron sin saber que sus obras pasarían a la historia, como Van Gogh. Estos vandalillos creen que sus hazañas sí lo harán. No me corresponde a mí juzgarlo, no tengo herramientas. Muchos en mi generación ayudamos, de niños, en el negocio de nuestros padres. En los comercios, en los bares, en la tierra. Hicimos labores que hoy están prohibidas a menores sin más traumas y repercusión que aprender qué era el trabajo y, a la vez, reconocer el esfuerzo de nuestros progenitores. No va mal enterarse temprano de cómo se construye el mundo para ayudar a no destruirlo. Tan sencillo, y tan educativo, como saber lo que cuesta fregar –haciéndolo tú– para no pisar lo fregado por otros.
En España hay jóvenes que desarrollan aerogeneradores sin aspas para evitar daños a los pájaros y la contaminación generada por su fibra de vidrio. En Dinamarca reciclan palas de molinos como aparcamientos de bicis. Llevamos siglos investigando para lograr empleos menos duros, transportes más rápidos, energías más eficientes. Por el camino, usamos petróleo y carbón, nos guste o no. Conscientes de sus problemas, hemos desarrollado las renovables y explotado el ‘marketing’ correspondiente. No veo que los tomateros salseros estén aportando mucho a estos campos. Tampoco a nuestro patrimonio artístico. Es lo que pasa cuando no se ha aprendido a no pisar lo fregado. Como para pedirles lo contrario, que es lo que deberían hacer: fregar lo pisado.