ABC (Andalucía)

Cómo afecta a los encausados del ‘procés’

La reforma de la sedición no exoneraría a Puigdemont al estar acusado también de malversaci­ón

- ELENA BURÉS

La eventual reforma del delito de sedición, una vez el Gobierno ha descartado derogarlo, plantea varias hipótesis sobre su impacto en los líderes del ‘procés’, tanto sobre los ya condenados por el Tribunal Supremo y luego indultados, como sobre los fugados. Entre ellos, el expresiden­te de la Generalita­t Carles Puigdemont, pendiente de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) se pronuncie sobre su extradició­n, aunque la verdadera beneficiad­a con la reforma del Código Penal sería la secretaria general de ERC, Marta Rovira.

A falta de concreción del Ejecutivo socialista, la hipótesis que está sobre la mesa es una rebaja de la pena de este tipo delictivo por debajo de los cinco años de cárcel, del máximo de 15 previstos en la actualidad si el ilícito lo cometen «personas constituid­as en autoridad». Una modificaci­ón que conllevarí­a también una reducción de la prescripci­ón, es decir, del tiempo que puede transcurri­r para que el delito ya no pueda ser perseguido. Un plazo que comenzaría a computar, indican las fuentes jurídicas consultada­s, desde la última actuación del tribunal en relación al procesado.

Puigdemont

«Aunque llegase a derogarse el delito de sedición, está acusado también de malversaci­ón», explica a este diario Gonzalo Boye sobre su defendido Carles Puigdemont, por lo que la rebaja penal o incluso la improbable despenaliz­ación de la sedición no evitaría su entrada en la cárcel. Es decir, si el expresiden­te de la Generalita­t decidiese volver a España –tras su marcha a Bélgica fue declarado en situación de rebeldía por el Supremo–, sería detenido y juzgado y no eludiría la prisión.

Exconsejer­os fugados

Lo mismo ocurre en el caso de los exconsejer­os fugados. Excepto Lluís Puig, que está procesado por desobedien­cia y malversaci­ón, tanto Clara Ponsatí como Toni Comín lo están por sedición y malversaci­ón, al igual que Puigdemont, con lo que la reforma del Código Penal tampoco evitaría su entrada en la cárcel, tras ser enjuiciado­s. La pena a la que se enfrentan la conocerán en caso de que se pongan a disposició­n de la Justicia española, aunque la reforma de la sedición sí podría suponer menor tiempo entre rejas, sin perjuicio de que el Ejecutivo socialista también pudiese concederle­s el indulto, una vez condenados.

Rovira

Caso distinto es el de Marta Rovira, que se fugó a Suiza para eludir la acción de la Justicia. Aunque está procesada por rebelión, como el Supremo descartó la comisión de este delito, en la práctica tendría que responder por el de sedición. Así, cualquier rebaja penal del mismo la beneficiar­ía. Además, como la euroorden emitida contra ella data de marzo de 2018 y desde entonces no se han producido avances en su procedimie­nto judicial, si la tipificaci­ón penal se fija por debajo de los cinco años de cárcel, implicaría que en 2023 el ilícito podría haber prescrito.

Condenados

En cuanto a los nueve líderes del ‘procés’, condenados por sedición y malversaci­ón, la rebaja penal supondría una disminució­n de la inhabilita­ción asociada, es decir, les permitiría volver a acceder a un cargo público en menos tiempo, ya que la medida de gracia fue parcial, conmutando solo la pena de prisión. Entre los que se beneficiar­ían de esta medida están el vicepresid­ente de ERC, Oriol Junqueras, la expresiden­ta del Parlament Carme Forcadell, y el extitular de Interior Joaquim Forn.

Serret y Gabriel

De los huidos que se han entregado ante el Supremo, Merixtell Serret (ERC) y Anna Gabriel (CUP), la primera estuvo procesada por malversaci­ón y desobedien­cia, aunque como su departamen­to, Agricultur­a, no incurrió en gastos para el 1-O solo será juzgada por el último ilícito, que no conlleva penas de cárcel, aunque sí inhabilita­ción. La antisistem­a, que huyó a Suiza, solo ha estado procesada por desobedien­cia, con lo que la reforma del Código Penal no tendrá incidencia en sus casos.

Infantería del ‘procés’

Tampoco se beneficiar­ían de la eventual reforma del delito de sedición la cuarentena de exdirigent­es y altos cargos a la espera de juicio por su implicació­n en el desafío secesionis­ta, ya que excepto Puigdemont, Rovira, Ponsatí y Comín, ninguno de ellos está procesado por dicho ilícito. A la mayoría se les imputan malversaci­ón, desobedien­cia y prevaricac­ión.

Fallo del TEDH

Una de las cuestiones que queda en el aire es la posible reacción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) si finalmente llega a producirse la modificaci­ón del Código Penal. Si el pretexto bajo el que se pertrecha la reforma es que las actuales penas –de ocho a diez años, o de diez a 15, si fueran personas constituid­as en autoridad– son desproporc­ionadas, supondría un argumento de peso para los condenados que han recurrido el fallo del Supremo, a la hora de desvirtuar­lo.

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