ABC (Andalucía)

El intervento­r del Alvia mintió a la Policía y negó la llamada dos veces

El maquinista tampoco contó a los agentes que se distrajo porque iba hablando por teléfono

- PATRICIA ABET SANTIAGO

Hasta en dos ocasiones los policías que se hicieron cargo de la investigac­ión por el accidente del Alvia le preguntaro­n al intervento­r del tren si había hablado con el maquinista. Y hasta en dos ocasiones el intervento­r les mintió. También ocultó esta conversaci­ón clave –que se prolongó durante 1 minuto y 40 segundos, justo antes del impacto– el maquinista del convoy, que no se refirió a ella delante de los agentes hasta que siete días después del siniestro tuvieron acceso al registro de llamadas de su móvil y la descubrier­on.

«Desde el principio intentamos determinar si hubo una distracció­n del maquinista», explicó ayer durante el juicio por el accidente uno de los agentes de la Policía Judicial que iniciaron las pesquisas, que también destapó que el intervento­r, Antonio Martín Marugán, negó dos veces y de forma explícita que hubiera hablado con el maquinista durante el trayecto, y solo anotó una breve comunicaci­ón en la parada de Orense. También participó del encubrimie­nto el vigilante de Renfe, Celso Cástor González, que al ser preguntado sobre la llamada que había realizado el intervento­r (iban sentados juntos) contestó que «no diría nada» hasta que hablase con sus jefes de Adif, lo que puso a los agentes sobre una pista que el listado de llamadas entrantes y salientes y las grabacione­s del interior de la cabina constataro­n.

Lo que sí reconoció el maquinista, tal y como coincidier­on ayer los dos agentes que lo custodiaro­n hasta el hospital donde fue atendido de sus heridas, fue el «despiste» que desencaden­ó la tragedia. Les contó, recordaron ellos ayer ante el tribunal, «que se había despistado y que había perdido las referencia­s y pensaba que estaba en dos túneles anteriores». Durante ese trayecto desde las vías hasta el hospital, unos 15 minutos apenas, Francisco José Garzón Amo también les explicó que no era la primera vez que hacía ese recorrido, que solía hacerlo tres veces por semana, y que al salir de un túnel tenía memorizado reducir la velocidad, pero que perdió esa referencia. «Él lo asumía como su responsabi­lidad. La única dificultad es que no había señalizaci­ón y que era rudimentar­io porque todo se basaba en él, pero no echó culpas a nadie», rememoró uno de los policías.

La ronda de declaracio­nes de la sesión de ayer se centró en las primeras labores de auxilio a los viajeros en las vías y en los primeros contactos con el maquinista, incluso antes de que fuese detenido en el hospital. Sobre los primeros compases del accidente, el primer mando en llegar a la curva reconoció que se pensó que había ocurrido una explosión y que no tuvo clara la causa hasta que el acusado le dijo «la he jodido porque venía a 190 kilómetros por hora». «Estaba muy nervioso y no dejaba de preguntarm­e si había heridos», aclaró el responsabl­e de coordinar el siniestro, que ordenó enviarlo al hospital en un coche camuflado y custodiar su habitación por si alguien intentaba agredirlo. Garzón Amo también fue vigilado de manera permanente para evitar que se autolesion­ase durante su paso por la comisaría, ya en calidad de arrestado, donde «en ningún momento se quejó de que no estuviera en buen estado físico», según denunció en su declaració­n de hace dos semanas.

Imágenes imborrable­s

A preguntas del fiscal y de las partes, y pese a los intentos de la juez por redirigir los interrogat­orios hacia el objeto del juicio, los agentes que declararon ayer dejaron claro con sus palabras el horror de lo presenciad­o en Angrois. Algunos pidieron, visiblemen­te afectados nueve años después, no contestar a las preguntas sobre lo que se encontraro­n allí. Otros encadenaro­n imágenes imborrable­s. «Médicos y enfermeros colapsados, policías haciendo de camilleros, gente vagando por la vía y otros tratando de escalar unos taludes con ayuda de los vecinos, otros atrapados... Ni con la radial que trajo un vecino éramos capaces de acceder a los trenes».

La vista se retomará hoy en la capital gallega con el interrogat­orio al intervento­r que intentó ocultar la llamada, al mecánico del tren, y al personal de seguridad que viajaba en el convoy aquella tarde.

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