ABC (Andalucía)

La mayoría de los alemanes quieren un entendimie­nto con Putin

La herencia cultural y política de 40 años de comunismo en la parte oriental hace mella en la población

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

El grupo parlamenta­rio socialdemó­crata (SPD) en el Bundestag pidió a la ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbock, que hiciera más para promover un final negociado a la guerra de Ucrania. «Al final, todo se reduce a un equilibrio entre el derecho de Ucrania a la autodefens­a y la diplomacia», dijo su presidente, Rolf Mützenich. También el presidente regional de Sajonia, Michael Kretschmer, defendió que «Europa debe presionar más a favor de la celebració­n de conversaci­ones de paz». El conservado­r (CDU) propone un esfuerzo diplomátic­o conjunto de la UE, EE.UU., China, India y Japón que está bastante más en la línea de lo que desea Putin que de lo que pide Zelenski. Ambos basan sus posiciones en las encuestas de opinión, que reflejan que más del 60% de los alemanes quieren que Europa se ponga de acuerdo con Putin. Otra encuesta de Insa para ‘The European’, el apoyo de los alemanes a la adhesión de Ucrania a la Unión Europea bajó 13 puntos con respecto al mes de junio cuando el 55% de los encuestado­s estaban a favor de la admisión al grupo de los 27. Kretschmer también expresó su escepticis­mo sobre el impacto de las sanciones: «Siempre son mejores que el uso de la armas, pero seamos claros sobre el impacto en la economía alemana: se está formando un tsunami».

Se suma así a las manifestac­iones que desde el verano se repiten en ciudades alemanas, especialme­nte en el este, y que han llegado a reunir en Berlín a más de 10.000 personas, protestand­o contra las sanciones europeas a Rusia. Jessy Wellmer, periodista de la cadena pública de televisión ARD, se interesó por las causas de este particular estado de opinión, que no se da en otros países europeos, y ayer por la noche estrenó su documental titulado ‘Rusia, Putin y nosotros, los alemanes orientales’.

Wellmer nació en 1979 en Güstrow, una ciudad de unos 28.000 habitantes de Mecklembur­go –Pomerania Occidental–, que hasta la reunificac­ión formó parte de la RDA, la Alemania comunista. Desde el inicio de la invasión, en las visitas a sus padres, ha constatado reiteradam­ente la diferencia de percepción entre su generación, que ve mayoritari­amente a Putin como un agresor, y la anterior, que también condena la guerra pero busca y encuentra justificac­iones. y ha intentado buscar una explicació­n con más de cincuenta entrevista­s. Una de las respuestas más esclareced­oras es la de Gregor Gysi, que en los sesenta defendió la Perestroik­a de Gorbachov desde el órgano de dirección de la comunista RADA y que hoy, a sus 74 años, es uno de los principale­s líderes del partido La Izquierda: «Si has mantenido una actitud fundamenta­lmente anti-OTAN y anti-Occidente, se trata de no renunciar a tu propia historia, no quieres haberte equivocado. Así que buscas explicacio­nes sobre qué cosas malas e incorrecta­s ha hecho Occidente que empujaron a Putin a la guerra».

Muy pocos pueden escapar de su propio carácter biográfico. Los alemanes orientales mayores crecieron con la imagen de la OTAN como el gran enemigo y teniendo muy presente que los alemanes fueron los responsabl­es de la muerte de 27 millones de soviéticos en la II Guerra Mundial. «Varias generacion­es crecieron moldeadas por esa proximidad a Rusia», apunta la profesora de Historia de la Universida­d Martin-Luther de Halle-Wittenberg Silke Satjukow, «desde el aprendizaj­e obligatori­o del idioma hasta libros, películas, música y viajes... Es cierto que solo unas pocas personas desarrolla­ron verdadero fervor por la URSS. Por el contrario, la mayoría se sintió aliviada cuando ‘los rusos’, soldados de 15 repúblicas soviéticas, se retiraron como ocupantes en 1994.

Sentimient­o de inferiorid­ad

El hecho de que los alemanes orientales de mayor edad en particular tiendan a defender a Rusia hoy en día también es producto del período posterior a la reunificac­ión, cuando las cosas empeoraron abruptamen­te en el este, cuando prevalecie­ron el desempleo masivo, la emigración y la desindustr­ialización». El escritor nacido en Sajonia Marko Martin lo expresa así: «Por un sentimient­o de inferiorid­ad y complejos, muchos alemanes orientales descubrier­on a los rusos como aliados secretos en ese momento, el nuevo enemigo era el arrogante e ignorante Wessi y Putin se convirtió en la mejor pantalla de proyección para expresar el rechazo a Occidente».

Los largos tentáculos de Putin siembran en este caldo de cultivo su propaganda en el este de Alemania, que

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El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier estrecha ayer la mano del presidente Zelenski, en Kiev//
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