EE.UU. y la UE pugnan por el negocio de reconstruir Ucrania
Zelenski calcula que el ‘Plan Marshall’ debe elevarse a 750.000 millones de euros
Bruselas quiere liderar la plataforma internacional de donantes para la reconstrucción de Ucrania, una idea que no gusta a Washington, que desea un mayor protagonismo. A mediados de mayo, la Comisión Europea propuso una Plataforma de Reconstrucción de Ucrania gestionada conjuntamente por el Gobierno ucraniano y la Comisión. Todos los donantes internacionales deberían participar a través de ella, incluidas las instituciones financieras, para ayudar a la reconstrucción.
Ya entonces, los diplomáticos estadounidenses en Bruselas advirtieron que la Comisión se estaba sobrestimando y que Washington no estaba dispuesto a permitir que la UE coordinara su ayuda. Sobre todo después de que Europa haya sido bastante más reticente hasta ahora en el apoyo a Kiev que EE.UU., que ha comprometido 44.000 millones en ayuda bilateral a Ucrania y ha pedido al Congreso otros 13.700. Por su parte, las contribuciones combinadas del Reino Unido, la UE y los 27 Estados miembros no suben de 33.000.
En ayuda militar, EE.UU. aporta 24.000 millones, el doble que los europeos. Las dos partes están también alejadas en la estructura deseada de la financiación de las ayudas. Y esto es lo que se pretendía empezar a dirimir en la conferencia celebrada ayer en Berlín e inaugurada por el canciller alemán, Olaf Scholz, que se refirió a una «tarea para una generación». «Lo que está en juego es nada menos que un Plan Marshall para el siglo XXI», y subrayó la importancia de una operación en la que Europa quiere tomar la delantera.
No se trató de una conferencia de donantes, aunque también estaban invitados el Banco Mundial y el FMI, sino de un intento de empezar a crear los mecanismos por los que pueden fluir las donaciones. En este sentido, Scholz estuvo de acuerdo con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la conveniencia de establecer «un esquema de reconstrucción continua» que permita «la reconstrucción y modernización de Ucrania durante los próximos años y décadas». La operación financiera «no debe concentrarse solamente en recuperar lo que Ucrania fue, sino en lo que Ucrania puede llegar a ser», explicó Scholz.
Von der Leyen precisó que se trata de dar forma a un «futuro miembro de la UE con el correspondiente marco jurídico y la correspondiente estructura jurídica». Ambos coincidieron con el ‘premier’ ucraniano, Denis Shmihal, que también se desplazó a Berlín, en destinar los activos rusos congelados en el extranjero a Ucrania.
Intención política
La presidenta de la Comisión subrayó que el objetivo no es solo congelar, sino también confiscar esos activos, pero admitió que la diferencia «no es trivial en lo que respecta a la legislación» y adelantó que hay ya un grupo de trabajo conjunto con EE.UU. que se está ocupando de «crear los marcos legales con el fin de poder utilizar esos activos para la reconstrucción de Ucrania». La intención política existe, pero la forma legal se está buscando. Estaríamos hablando de entre 300.000 y 500.000 millones de dólares que «podrían construir la principal fuente para financiar la reconstrucción».
El Banco Mundial había adelantado una estimación de 349.000 millones de dólares para la reconstrucción. De ese total, 97.000 millones irían destinados a infraestructura destruida, 39.000 a levantar apartamentos y casas, 30.000 millones para transporte y 10.000 millones para la industria. Según esa institución, se necesitan otros 25.000 millones para compensar los daños indirectos de la guerra. Pero el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que participó por videoconferencia, elevó ayer la cifra a 750.000 millones. También pidió adelantos, porque Ucrania no puede cubrir por sí sola los presupuestos generales para el próximo año.