ABC (Andalucía)

Florentino Pérez, operado de un nódulo en el pulmón

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El Leipzig había hecho sufrir al Madrid en el Bernabéu. Los goles llegaron al final. Y era un mejor Leipzig, más rodado, y un Madrid algo peor, con rotaciones profundas, digamos. Además había un problemill­a de incentivos: el Madrid estaba clasificad­o ya, el Leipzig se lo jugaba todo. El resultado de todo se podía esperar.

Tras un inicio fuerte alemán que podía interpreta­rse como una cortesía del Madrid hacia el equipo local, hubo un instante de reafirmaci­ón del Madrid. Eso que ahora llama ‘ela propuesta’f. En el 4-3-3 Camavinga hacía de Modric, pero en realidad estaba muy arriba, como si comandara la presión o tuviera el encargo de pisar el área. Como fuere, tras colocarse en el campo, el Madrid no daba muestra de más y se veía superado por la velocidad y la rapidez en el toque del Leipzig. No era cortesía. Es que dominaban ellos, especialme­nte por su banda derecha, Simarkan y Szoboszlai, por donde llegó el córner que (minuto 12) daría lugar al 1-0. Hubo dos remates alemanes en el área; el primero lo rechazó Courtois, el segundo lo aprovechó Gvardiol.

Que rematen dos veces en tu área indica que quizás hay algo de contemplac­ión. Ese Madrid un poco místico aligero el paso a la jugada siguiente como quien llega tarde al trabajo, pero se vio superado por un pequeño vendaval del Leipzig: contragolp­es y ocasiones de Nkunku y de Haidara hasta el 2-0, otro retablo de pasividad de la defensa del Madrid que permitió a Nkunku recoger un rechace en el área y marcar con un tiro inapelable, como le gustaría al PNV que fueran los fallos de sus jueces. Era un chut de delantero de primera fila.

Gustazo

El gol llegaba en el 18, y con él una estadístic­a: era la primera vez que al Madrid le metían dos goles en tan poco tiempo en la fase de grupos. Si no era cierto, era ‘eben trovato’f, porque a Ancelotti se le hincharon de pronto los carrillos como si le estallara un airbag. Daba gusto ver jugar al Leipzig, que parecía un equipo alemán de los de antes y el Madrid, a puntito de ser zarandeado, dejaba asomar, en cierto modo, otro Madrid eterno, porque era el Madrid de siempre de los partidos de ida, el partido anterior a las remontadas, cuando se llevaba un capazo de goles de cualquier campo con hierba protestant­e o simplement­e norteña.

La cosa podía ser dramática, pero a la altura del 25 pasó algo: apareció Vinicius, y poco después, a la altura de la media hora, el Madrid comenzó a amasar el juego con Toni Kroos ‘eel molinero’f. Comenzó un goteo: una ocasión de Rodrygo, muy rápida, que había comenzado en una superación de línea de Camavinga con intermedio en Lucas y Vinicius. La rapidez colectiva era alta, pero mayor la de Rodrygo en la carrera. Esa carrera y ese disparo final no fue gol, pero de repente mostró una habilidad nueva suya. Queda apuntada.

Fue en el 34; en el 36 remató Vinicius, repitió en el 42 y en el 44, tras una internada con centro diestro de Asensio, que se está ganando una renovación, marcó de cabeza. ¡Vinicius de cabeza! Si Rodrygo nos había mostrado

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, fue intervenid­o quirúrgica­mente ayer para extirparle un nódulo en un pulmón. La operación, programada, que se realizó durante dos horas en el Hospital Universita­rio Puerta de Hierro de Majadahond­a, culminó con buen pronóstico, El timonel blanco, de 75 años, deberá parmanecer unos días de reposo. una suerte nueva de su fútbol, ahora Vinicius se metía a Santillana, aunque fuera un remate distinto, sin salto, de habilidad, como si quisiera empezar a incluir el esternocle­idomastoid­eo en su repertorio de músculos festivos y pícaros.

Con ese 1-2, al descanso se iba con otra cara, la de quien se ha salvado por poco de una buena.

El Madrid había recuperado el balón y al volver recuperó la buena presión. A su mejor colocación contribuía el Leipzig con una cierta prudencia. El pulso del partido ya era sostenido.

Dani Olmo

Ancelotti cambió los laterales, poco más podía (le faltan dos jugadores para la rotación tranquila) y el Leipzig a la vez metió a Olmo y Werner, con Nkunku contragolp­es de infarto. Werner, entrañable rival, perdonó en el 70 pero controlar todo eso exigía mucha seriedad al Madrid, y eso frenó su reconstruc­ción. Todo el Leipzig parecía fichable. En el 78 pudo marcar Vinicius, pero a continuaci­ón hubo un contragolp­e devastador de Simakan y marcó Timo Werner, que, la verdad, ya se lo merecía. Hubo una reacción con gol de Rodrygo, que no evitó la primera derrota de la temporada. Europa hace pagar la más mínima relajación y los claros en la plantilla.

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// ABC Courtois, en el suelo, asiste al 1-0 de cabeza de Gvardiol

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