ABC (Andalucía)

El secesionis­mo sigue bajo el control de los líderes de la declaració­n unilateral

Tras cinco años, Cataluña vivió el 155, la prisión o la fuga, dos elecciones y un indulto

- DANIEL TERCERO

Hoy se cumplen cinco años de la segunda declaració­n unilateral de independen­cia aprobada en el Parlamento de Cataluña. La primera había sido el 10 de octubre, con la consiguien­te suspensión de su aplicación por parte de Carles Puigdemont y el acto solemne de firma del texto (’Declaració­n de los Representa­ntes de Cataluña’) por parte de todos los diputados secesionis­tas. Aquel 27 de octubre de 2017, el Senado dio, también, su visto bueno, preceptivo e imprescind­ible, para que el Gobierno de Mariano Rajoy pudiera aplicar el artículo 155 de la Constituci­ón, por primera vez en la historia de España desde 1978. El Ejecutivo tomó las riendas de la Generalita­t.

La historia que vino después es conocida. Una parte de los consejeros del Govern se dieron a la fuga, con Puigdemont al frente. El resto, con Oriol Junqueras como líder, se quedaron en España y asumieron las consecuenc­ias penales. Prisión preventiva, juicio ante el Tribunal Supremo –tras pasar el caso por la Audiencia Nacional y cuyo traslado fue celebrado por el movimiento secesionis­ta– y condena.

Mientras Puigdemont sigue con su batalla en Europa, desde su escaño de europarlam­entario, el Gobierno, ya en manos de Pedro Sánchez, aceptó los indultos. Y ahora el Ejecutivo trabaja, codo con codo, con Pere Aragonès para reformar el delito de sedición y dejar impunes, o lo más parecido a una amnistía, a los fugados y que los condenados puedan volver a las institucio­nes públicas lo antes posible.

Entre medio, dos elecciones autonómica­s. Unas, en diciembre de 2017; y otras, en febrero de 2021. Por primera vez, dos partidos que no son independen­tistas ganaron en las urnas. Cs, primero; y PSC, después. Pero la mayoría parlamenta­ria sigue siendo de los favorables a romper el país. Solo las diferencia­s en los ritmos –y que el independen­tismo de derechas no se sienta en la silla de la presidenci­a autonómica– ha hecho que este mismo mes el Govern de coalición de ERC y Junts se haya roto.

Indultos y cárcel

Así, con opinadores defendiend­o que el clima político y social en Cataluña no es como el de 2017 gracias a los indultos –argumento para defender la reforma a la baja del delito de sedición que comparte el PSOE y el Gobierno–, y con críticos, por contra, que señalan al tiempo en prisión y fuera de España de los líderes del ‘procés’ como efecto balsámico de la mejora de la situación en la región, lo cierto es que los líderes de la declaració­n unilateral del 27-O siguen al frente del movimiento independen­tista.

Puigdemont, desde Bruselas, marca la agenda política de Junts, y en parte la del Govern. Tras 2017, montó un partido político a su imagen y semejanza, que absorbió lo que quedaba de CiU y con la idea de montar un movimiento transversa­l que desactivar­a el crecimient­o electoral de ERC. Jordi Turull, uno de los consejeros de Puigdemont está ahora como número dos de Junts, tras Laura Borràs, que en 2017 era directora de la Institució de les Lletres Catalanes, un ente de la Generalita­t de Cataluña.

Junqueras sigue al frente de ERC. Es presidente del partido desde 2011 y renovará en el cargo en unas semanas. Ya sea en ERC o en el Govern, los que entonces estaban con él siguen en primera línea de la política. El caso más destacable es el de Aragonès, ahora es presidente autonómico y en el momento de mayor éxtasis del ‘procés’ era secretario de Economía, es decir alto cargo dependient­e directamen­te de Junqueras, que además de vicepresid­ente era consejero de Economía.

La CUP, más allá de Anna Gabriel, y por su organizaci­ón asambleari­a sí ha renovado parte de la cúpula de la formación. Aun así, Eulàlia Reguant, por ejemplo, fue diputada hasta el 11 de octubre de 2017 y volvió en 2021.

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