El Gobierno engorda la deuda con los fondos europeos en 4.900 millones y bajo la lupa de Bruselas
∑El Ejecutivo presupuesta recursos procedentes de los créditos blandos que nos da la Comisión Europea y que aún no han sido solicitados
Los fondos europeos Next Generation se han convertido en un quebradero de cabeza para el Gobierno, pero eso no evita que el Ejecutivo ahonde en su intención de continuar gastando los recursos comunitarios. Incluso, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2023 ya contemplan que el Estado deberá endeudarse para poder financiar lo que se espera invertir el año que viene.
En el libro amarillo de las cuentas, presentado a principios de octubre, el Ministerio de Hacienda incluye el desglose de fondos por ministerios, pero también por destino del gasto en términos generales. Para 2023, el Gobierno ha presupuestado, solo del llamado Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), 28.692 millones de euros. Esto es casi un 7% más respecto a los 26.900 millones de un año antes, aunque a esa cantidad se le sumó un remanente de dinero que el Ejecutivo no logró autorizar en 2021 y que se traspasó a 2022, con lo que el presente ejercicio ha quedado en 28.448.
Así las cosas, lo presupuestado para 2023 es la mayor cantidad que se dota de gasto para el plan de recuperación de las tres últimas cuentas. Y yendo al detalle se desgrana cómo el Gobierno se endeudará para alcanzar esa cifra de inversiones. De los 28.692 millones incluidos en las cuentas, 4.852 millones son activos financieros. ¿Qué son? Según confirma Hacienda, se
Desglose de los fondos europeos para 2023
En millones de euros
Gastos corrientes en bienes y servicios trata de préstamos. Esos préstamos los concede el Estado y se asume el riesgo de lo mismos, pero han de financiarse de alguna manera. Con ellos, según los expertos consultados, el Estado se endeudará en esa misma cantidad y luego se recuperarían a futuro con la llegada de dinero procedente de Europa.
Esos 4.900 millones de euros son casi cuatro veces más de los activos financieros que se incluyeron en las cuentas de 2022, que finalmente no se han consumado como préstamos en su totalidad. Según el último informe de ejecución presupuestaria, solo lo han hecho en 60 millones por los fondos Next Generation.
Todo ello entronca con cómo se configura la recepción de dinero procedente de Europa. En un principio estaba previsto que España recibiera en total 140.000 millones, prácticamente a partes iguales entre transferencias a fondo perdido y créditos blandos en condiciones ventajosas. La Comisión Europea ha recalculado hace pocos meses lo que corresponde a nuestro país e incrementado las transferencias en 7.700 millones por no haber recuperado el PIB pre-Covid, y se podría optar a hasta 80.000 millones en cuanto a créditos.
Hasta la fecha, el Gobierno ha solicitado dos pagos de las transferencias. Sumando la llamada prefinanciación que se dio en primera instancia, España ha recibido ya 31.000 millones de euros en subvenciones para gastar sin tener que devolver nada, pero no gratis ya que todo está condicionado al cumplimiento de unos hitos e inversiones.
Lo presupuestado por el Ejecutivo en 2021, 2022 y 2023 del Mecanismo de Recuperación asciende a 82.226 millones de euros. Incluso sumando el extra de 7.700 millones que recibe España, el Gobierno ya se gastaría todas las subvenciones el año que viene al superar los alrededor de 77.700 millones que recibiremos en total.
El haber sobrepasado el total de transferencias a fondo perdido evidencia que el Gobierno está tirando ya de los créditos blandos. Una situación especialmente llamativa porque La Moncloa está retrasando la presentación a la Comisión Europea de la llamada adenda al plan de recuperación. Esta se trata de un anexo al plan, con nuevos hitos e inversiones a cumplir, para poder acceder tanto al extra de 7.700 millones que nos otorga Bruselas como al total de los créditos blandos. Es decir, el Ejecutivo presupuesta ya fondos que se recuperarán luego vía préstamos europeos sin siquiera todavía haber realizado la solicitud a la Comisión y sin haber fijado un calendario claro y exacto de cuándo lo hará.
Asimismo, el presupuesto para 2023 llega en plena tor
menta con Bruselas a costa de la falta de control sobre los fondos europeos. La aplicación Coffee, encargada de centralizar toda la información de ejecución de las distintas administraciones, ha sido un quebradero de cabeza porque no entraba en funcionamiento, y ahora, como publicó ABC, sigue dando errores.
Eso inquieta a la Comisión Europea, que exige que el sistema esté ya plenamente operativo y a pleno funcionamiento; el control de los recursos es algo primordial para Bruselas, lo cual está siguiendo muy de cerca e ‘in situ’ como publicó este periódico. Por esa falta de funcionamiento de Coffee es por lo que el Gobierno ha estado dilatando la petición de más fondos a Bruselas y la presentación de la adenda.
Dinero sin gastar
El precedente de 2021 supone también un problema para el Ejecutivo de cara a saber cuánto debería gastar en 2023. Aquel año el Gobierno no fue capaz de autorizar todo lo presupuestado.
Se quedaron en el bolsillo alrededor de 1.500 millones de euros que no fueron autorizados. Y todo teniendo en cuenta que el término autorizado es el primer estadio del gasto y nada tiene que ver con que en ese momento se realice pago alguno. Ni bajo la retórica que utiliza el Gobierno se cumplió lo presupuestado.
Sin embargo, aquello no quiso decir que se perdiera el dinero sino que se traspasó a las inversiones a realizar en 2022. En aquel momento tener que reconocer que no se había podido dar salida a todo lo esperado fue un problema público para La Moncloa, en plenas dudas sobre la ejecución de los fondos.
Y el problema puede repetirse en este cambio de 2022 a 2023. El Ejecutivo no descarta que no pueda autorizar todo lo que tiene en cartera de los fondos europeos y que se vea obligado a traspasar una parte extra al presupuesto del año que viene, lo que entraría en contradicción con la «velocidad de crucero» que varios ministros y La Moncloa venden cada vez que pueden respecto al dinero comunitario.
En el Gobierno están a la expectativa y, según los últimos datos de cómo van los fondos este años que proporciona Hacienda, el ritmo de autorizaciones –que no de pagos– daría para cumplir con el presupuesto de este año, aunque como señalan las fuentes consultadas, cumplimientos pasados no significan cumplimientos futuros. Es decir, que si en los últimos meses se ha autorizado más dinero, no quiere decir que vaya a continuar hasta final de año. Desde el Ministerio de Hacienda indican que tendrán que esperar todavía para saber si han de traspasar algo al año 2023.