Silencio de González por el desdén a Guerra y frialdad de los barones
El acto en Sevilla con Sánchez y el expresidente termina descafeinado
Los grandes aniversarios nunca son como uno los planea o imagina. Y el de los cuarenta años de la victoria del PSOE de Felipe González, que se cumplió ayer y que se conmemora hoy en Sevilla, no es una excepción.
Para empezar, y como ha quedado de manifiesto tras una turbulenta semana a cuenta de ello, faltará el que sin duda es, junto al expresidente del Gobierno, el gran artífice de ese éxito electoral histórico, con una mayoría en votos y escaños nunca repetida, que no es otro que Alfonso Guerra. Una ausencia que, para más inri, se produce en su ciudad natal, en la que siempre mantuvo su domicilio principal aún en sus años de vicepresidente del Ejecutivo y por la que siempre encabezó, y con grandes resultados, la lista electoral socialista.
Pero además, la frialdad de los principales dirigentes territoriales del partido, que a diferencia de otras ocasiones no se esforzarán en cerrar filas y dar una imagen de unidad, ha terminado por descafeinar bastante a priori la ‘fiesta’ de los socialistas para conmemorar uno de sus grandes hitos, a la espera de lo que hoy mismo digan González y Sánchez en sendos discursos que serán escrutados al milímetro. De momento, ha destacado el silencio del primer secretario general del partido en la democracia ante el desdén de la actual Ejecutiva Federal por el que fue su sempiterno número dos, tanto en el partido como en La Moncloa. Fuentes de la Fundación Felipe González confirmaron a este periódico que desconocían que no se hubiera contado con Guerra, pero el expresidente no ha hecho ningún gesto para reivindicar su figura.
Sin movilización
El acto, en definitiva, queda bastante descafeinado en términos internos. La polémica en torno a la exclusión de los fastos de Guerra ha llenado los últimos días. Además, el fracaso de las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial anticipan un discurso muy duro del presidente del Gobierno contra Feijóo. Será la primera vez que hable en público tras la suspensión de las negociaciones con el PP. Nada que ver con el tono que podría desplegar si el acuerdo se hubiese cerrado o se siguiera negociando.
Además, en términos internos no existe la sensación de movilización en la organización que se produce cuando un partido como el PSOE quiere demostrar músculo. Son varios los barones autonómicos que no van a asistir al evento o que a última hora de ayer iba a decidir si logísticamente era viable acometer el trayecto hasta Sevilla, además en un fin de semana de puente festivo. Algunos líderes regionales consultados aluden a problemas logísticos para justificar la dificultad de llegar a la capital andaluza en estas circunstancias. Otros refieren problemas personales o a cuestiones relativas a su agenda institucional.
El recuento de las ausencias no tiene en esta ocasión una clara lectura interna ni política, porque afecta a barones tan cercanos a Sánchez como la presidenta de Navarra, María Chivite, con otros más distantes y que habrían estado cómodos en un homenaje a Felipe González, como el presidente de Aragón, Javier Lambán –quien se afilió al PSOE en su juventud después de asistir a un mitin del ex secretario general, al que acudió con algunos compañeros anarquistas con intención de boicotearlo– o el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien tenía en la tarde de ayer dudas logísticas sobre su asistencia. No podría acudir tampoco la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, por motivos personales. Sí acudirá el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, un dirigente al que se atribuye gran sintonía ideológica con González.
Algunos líderes territoriales refieren esos problemas en sus agendas, pero también apuntan a que tampoco han sido específicamente convocados. Como sí lo van a ser para el próximo 12 de noviembre para ese gran acto en Madrid con motivo del tercer aniversario de la victoria electoral de Pedro Sánchez que dio lugar al actual Gobierno de coalición. En Ferraz apuntan a esa idea de que la asistencia es libre y que puede asistir quién quiera. Sin más trascendencia. La misma postura que sirvió a la cúpula socialista para justificar que no se hubiera contado con Guerra. Y también se refieren a los mencionados problemas logísticos. No estaba siendo sencillo llegar a Sevilla en AVE este fin de semana por el festivo de la próxima semana.
Pero como en todo aniversario, no hay excusa logística lo suficientemente fuerte para impedir asistir si realmente se tiene voluntad. Cuarenta años después de uno de los principales hitos de un partido centenario, las nuevas generaciones de dirigentes socialistas no muestran un entusiasmo desbordante por la efeméride.
Dirigentes territoriales, tanto próximos como lejanos a González, justifican su ausencia por problemas logísticos