El frente de Jersón, una batalla crucial para el futuro de Ucrania
Todo el territorio desde Stanislav hasta Dudchany es zona gris. Una franja de territorio de aproximadamente 200 kilómetros en los que uno solo encuentra aldeas destruidas, campos sin cosechar y animales abandonados a su suerte. Es la línea del frente sur de Jersón ahora habitada por dos ejércitos que luchan entre sí, uno por la supervivencia de su nación y otro por la total aniquilación de Ucrania y los valores de libertad y democracia que representa Occidente.
Camuflado en la protección que ofrece una pequeña franja de bosque de acacias y álamos se encuentra el comandante Spyke. No es su nombre real, es su apodo de guerra. De complexión delgada y atlética, Spyke comanda una unidad de artillería de tanques. Desde el 29 de agosto, fecha en la que se inició la contraofensiva ucraniana por recuperar Jersón, su unidad no ha dejado de combatir cada día, un hecho muy visible en los rostros de cada uno de sus hermanos de armas en la unidad. «Cada palmo de territorio que recuperamos lleva consigo un gran sacrificio y esfuerzo. Estamos causando un altísimo número de bajas en el enemigo, pero nosotros también estamos pagando un alto precio humano por cada palmo de terreno que recuperamos. Aquí los combates son continuos, no cesan, siempre toca estar alerta porque en cualquier momento puedes caer herido o morir».
Spyke y la gran mayoría de sus hombres no son soldados profesionales, sino voluntarios que tras el inicio de la invasión rusa no dudaron en alistarse en el Ejército para luchar por su país y sus familias. «Yo era ‘broker’ antes de la guerra. Tengo familia y aunque suene a broma soy pacifista y activista por la lucha contra el cambio climático. Mírame ahora, llevo un arma
Mykola posa en la cama de un hospital de la ciudad de Mykolaiv mientras se recupera de una herida de esquirla. Es voluntario militar. Se alistó al Ejercito el pasado 1 de marzo tras el inicio de la invasión rusa. Anteriormente era mecánico de ferrocarriles. Hoy forma parte de una unidad de artillería en el frente de Jersón
acuerdo suspende la contraofensiva ucraniana contra las tropas del Kremlin con los rusos todavía en posesión de este territorio, las perspectivas de una nueva ofensiva en el sur de Ucrania, en un futuro cercano, mejorarían enormemente los planes de guerra del presidente Putin. Por el contrario, si Ucrania recupera el control de toda la orilla occidental del Dnipro, los rusos encontrarían extraordinariamente difíciles los ataques terrestres contra el suroeste de Ucrania.
Un conjunto de galerías bajo tierra y de trincheras forman la posición de
Shérif ( nombre falso). Él era policía antes de la guerra y estaba seguro de que más pronto que tarde Putin haría realidad sus constantes amenazas contra Ucrania. «Primero fue Crimea, luego Donetsk y Lugansk y ahora la invasión. Muchos no quisieron verlo pero estaba claro que Rusia no nos consideraba hermanos. Todo lo que representa libertad les da miedo y por eso nos odian», dice mientras mira desde su posición las líneas rusas. Junto a él está Dmitri, un veterano de guerra de la época soviética que ahora vuelve a estar en el frente y cocina para el resto de sus compañeros de armas. «Los rusos no tienen escrúpulos, mira todas las aldeas de alrededor, no han dejado ninguna en pie, están todas destruidas y aún continúan atacándolas. Quieren acabar con Ucrania y no lo lograrán».
A pocos kilómetros de la línea del frente, en la ciudad de Mykolaiv, Mykola
se recupera de sus heridas en uno de los hospitales de la ciudad. Ronda los cincuenta años, es de complexión fuerte y tiene una mirada intensa. «Quiero recuperarme cuanto antes. Ya me falta poco. Quiero regresar a mi unidad y seguir luchando por mi país», asegura. Es voluntario del Ejército y forma parte de una unidad de artillería. Antes de la invasión era mecánico de ferrocarriles pero desde el 1 de marzo esa vida quedó atrás. Mykola tuvo suerte, fue herido por la esquirla de un proyectil y gracias al chaleco y un peine de munición salvó la vida.
«Muchos no quisieron verlo, pero estaba claro que Rusia no nos considera hermanos. Todo lo que representa libertad les da miedo»