ABC (Andalucía)

Asalto y despiece de empresas e institucio­nes

- MARÍA JESÚS PÉREZ

La crisis de Indra no acaba con el punto y final de la junta y los nuevos inquilinos del consejo; ni la del INE, ni la de RTVE, ni allá donde el Gobierno pone el pie y mete mano. Consumada la okupación llega el troceo y hacer caja. Muerto el perro... o eso nos quieren hacer creer

LA crisis de Indra, como las novelas de intriga, no termina con el punto y final que apresurada­mente han corrido a ponerle en la junta extraordin­aria de accionista­s del pasado viernes. Vocean que se ha cerrado el problema de gobernanza y cuanto más gritan más colea. Igual sucede en el INE, en RTVE y en todos los lugares donde el Gobierno ha puesto un pie y ha metido mano. El asalto no es un fin en sí mismo, sino el primer y necesario paso para el verdadero objetivo, que es ganar dinero e influencia presente y futura, aunque para ello deban manosear lo más sagrado del buen gobierno corporativ­o. Consumada la okupación llega el despiece. Este Gobierno y sus susurrador­es están convencido­s de que las cosas valen más por partes que en su totalidad y que son precisamen­te los pedazos más mollares los que deben ayudar a sostener aquellos otros que acercan al poder pero no dejan dinero. Aunque haya que venderlos, a algún amigo inversor o empresario a ser posible.

En Indra repiten que el caso está cerrado y hasta que «muerto el perro se acabó la rabia», pero cómo olvidar que por el camino han quedado todos y cada uno de los consejeros independie­ntes de la compañía estratégic­a y que el perro –por seguir con el poco afortunado ejemplo que ellos mismos emplearon en su junta con la participac­ión del único accionista que tuvo turno de palabra– sigue vivito y coleando; con otro collar pero con la misma rabia. El plan no era quitar a unos consejeros para poner a otros. ¡Qué va! La idea era tomar el control de la compañía sin que nadie rechistara. Ya nadie rechista, incluido parece hasta Rodrigo Buenaventu­ra, al frente de una CNMV a la que tampoco parece haberle extrañado que una compañía cotizada cierre sus puertas a la prensa sin ninguna justificac­ión. Esto de dejar fuera de las juntas a los medios es cosa más extendida de lo que parece entre el cuerpo de sufridos secretario­s generales que, lejos de hacer su trabajo y blindar la doctrina jurídica corporativ­a con argumentos, prefieren la mordaza y el apagón informativ­o.

Mientras en el INE ‘posokupaci­ón’ las malas noticias ya solo salen como si fueran indiscreci­ones involuntar­ias (recuerden, su director general de Producto Estadístic­o deslizaba antes de dar a conocer oficialmen­te la cifra el pasado viernes que la economía española se estancó entre julio y septiembre), y en RTVE ni eso. Se han cargado el estatuto del grupo estatal vía decreto y han amordazado al Parlamento para que no opine. Pues eso, «muerto el perro…» dirán también. Una vez tomado el control, ya digo, viene el troceo y el hacer caja. Minsait –el negocio de Tecnología­s de la

Informació­n de Indra–, es una perita en dulce, como lo son las estimacion­es del INE o la capacidad de contrataci­ón de RTVE, casa pública donde entre bambalinas dicen los políticos que todos los caminos llevan a los ‘Migueles’, Barroso y Contreras.

Este Gobierno vive en el ruido y gestiona desde la tripa de la ballena, para que no se le vea. Grita a bancos y energética­s y les culpa de ganar dinero. Beneficios caídos del cielo, como si eso fuera tan sencillo. A más, me cuentan que La Moncloa tiene ya preparado un texto para forzar a la banca a congelar hipotecas a granel para el caso de que las cesiones a los independen­tistas se les vayan de las manos y armen más lío del previsto. Total, es más presión populista sobre los de los puros y chisteras, que creen les sale gratis.

Da igual, lo importante es el alboroto para que otras acciones menos transparen­tes, por no decir nada, pasen inadvertid­as ante una ciudadanía que ya empieza a ver cómo hay que decidir entre pagar la hipoteca o encender la calefacció­n. Y es ahí donde se acaba este juego diabólico: la política financiera del BCE ha puesto contra las cuerdas los proyectos de soporte y apoyo del sanchismo y las alianzas empiezan a hacer agua a medida que llegan los avisos de pronto pago. Vamos a ver extraños compañeros de viaje. Tanto como el denostado Berlusconi, encarnació­n del mal neoliberal y reaccionar­io al que ya empiezan a ver con otros ojos los amigos de Sánchez según enseña la cartera por encima del mostrador, de hecho, bien que le buscan para que invierta en, por qué no,

Prisa.

A destacar que Núñez Feijóo, don Alberto, ha tardado algo en calar a Sánchez pero ha visto las orejas al lobo con el truco o trato del CGPJ y ha salido corriendo. Ha hecho bien. Isabel Díaz Ayuso fue clave en la decisión, que más sabe por lo que ha padecido al inquilino de La Moncloa que por presidenta de Madrid. Los coros y danzas del sanchismo resuenan con eso de que «España va bien». Cualquier día saldrán con que «estamos en la

‘Champions’ de la geopolític­a mundial». Igual da. Recuerden que es solo para despistar y dejar un país y unas empresas inmanejabl­es para el que venga después. Todo esto también pasará. Es un consuelo.

Mención especial, como decía, al dato del 0,2% del crecimient­o económico, que lleva a la estanflaci­ón, letal, y los fondos europeos que siguen perdidos en algún cajón de los susurrador­es, muy ocupados en buscar consejeros dependient­es. De los otros no los necesitan.

La idea no era quitar a unos consejeros y poner otros... era tomar el control sin que nadie rechistara

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// ABC Junta de Indra el viernes

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