ABC (Andalucía)

«Una fiesta de locos» en la España de 1974

El musical se estrenó en España adaptado por José Luis Martín Descalzo y José María Pemán

- J. B. MÁLAGA

El 2 de octubre de 1974 se estrenó en el Teatro Marquina de Madrid ‘Godspell’, un musical que había visto la luz tres años antes, el 17 de mayo de 1971, en una sala del off-Broadway, el circuito teatral alternativ­o de Nueva York. Sus autores, John-Michael Tebelak y Stephen Schwartz, tenían entonces 23 años cada uno. Como ‘Jesucristo Superstar’, que llegó a los escenarios ese mismo año 1971, aunque unos meses después, abordaba la figura de Jesucristo, aunque de una manera radicalmen­te distinta: el musical, creado en origen en el seno de la Universida­d de Pittsburgh –donde estudiaba Tebelak–, recreaba el Evangelio de San Mateo a través de unos personajes apayasados y juguetones, envueltos en la estética y las maneras del universo hippy, imperante en aquellos días.

La ‘S’ de Superman

La España de 1974 atisbaba ya las tenues luces del cambio que se avecinaba, pero vivía todavía dominada por un oscurantis­mo que hacía que presentar en nuestro país una obra de teatro en que apareciera la figura de Jesucristo –y más cuando lo hacía con la cara pintada y una camiseta con la ‘S’ de Superman en el pecho– conllevara cierto riesgo.

Manuel Collado –que un año después mostraría de nuevo su arrojo al traer a España ‘Equus’, con el primer desnudo integral de nuestra escena– asumió ese riesgo. Se cubrió las espaldas, eso sí, con las dos personas a las que encargó la adaptación del texto: el sacerdote y periodista José Luis Martín Descalzo y el poeta José María Pemán; dos autores ‘políticame­nte correctos’ en aquella época y que alejaban cualquier duda sobre la posible ‘heterodoxi­a’ del espectácul­o. «’Godspell’ es una fiesta de locos –escribió Martín Descalzo– y el Evangelio (eso que nosotros hemos domesticad­o y aburguesad­o) fue hace veinte siglos presentado por San Pablo como la locura de Dios que viene a chocar con la sabiduría del mundo. Evidenteme­nte una historia que empieza en un pesebre y termina en una cruz no es una historia para sensatos. Lo mismo que ‘Godspell’ no es obra ni música apta para quienes han asesinado al niño que un día llevaron dentro».

«Devotas hispánicas»

Aun así, y como insinuaba José María Pemán en una Tercera publicada en ABC el 24 de octubre de 1974, hubo quien no encajó bien la imagen del Evangelio que se daba en ‘Godspell’. En su artículo, el poeta gaditano daba su «aplauso de corazón al espectácul­o deslumbran­te, lleno de matices que no enturbian la profundida­d religiosa del tema...», y a continuaci­ón daba cuenta de una carta recibida. «segurament­e de una señora, porque, aunque no firmaba, esto se adivinaba por la letra picuda y también por lo picudo del juicio. Por mucho que intenten esfumarse, siempre se acaba detectando a las devotas hispánicas que comportan una base psicológic­a de publicidad: por la costumbre que tienen de formar tertulia junto a la pila del agua bendita y de rezar en alto».

El propio John-Michael Tebelak dirigió el montaje español, que contó con veintisiet­e intérprete­s que se alternaban en los diez personajes de la función: Rita Aragón (ahora conocida como Rita Irasema, la hermana de Emilio Aragón), Fredy Alves, Pilar Barrera, Fernando Conde, Carolina Cortés, Nicolás Dueñas, Gonzalo Fernández, Milena Galán, Carlos García, Mara Goyanes, Gaby Hernández, Maribel Lázaro, Isabel Mestres, Nene Morales, Pep Munné, Carlos Piñeiro, Montserrat Prous, Juan Ribó, Nicolás Romero, Carmen Sansa, Inma de Sanz, Cándida Tena, José Torrents, Nancy Wyman, Josema Yuste y Rafael Zarza.

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