ABC (Andalucía)

El peligro amarillo

- JOSÉ ANTONIO

No creo que hayamos visto escena política más cruel y despótica que la registrada en directo por las cámaras en el pleno del régimen comunista chino. La violencia extrema que supone arrastrar públicamen­te y por la fuerza a un ex-presidente ante el insolente desdén de su propio sucesor sólo ha sido superada —de momento— por la legendaria imagen del sátrapa Sadam Husein descerraja­ndo un tiro en la nuca a uno de sus ministros en plena sesión del Gobierno, pero nada garantiza, en vista del panorama, que no pueda rebasarse ese listón.

La reacción generaliza­da de Occidente ante semejante atropello nos ha devuelto la monserga del ‘peligro amarillo’, una peligrosa ideología occidental, desde luego, cuyo alcance lo ofreció la olvidada ‘guerra del opio’ o la masacre nuclear que puso fin a la (esperemos que última) Guerra Mundial, muy lejos ya de la sugerencia de Spengler que, todo hay que decirlo, no era ninguna novedad en el balneario nietzschea­no en el que ha vivido, entre la ingenuidad y la perfidia, la cultura occidental.

En mi adolescenc­ia viví no poco aterrado por la imagen de Fu Manchú, ese invento de recuelo que Sax Rohmer prestó a la industria de Holliwood, pero nunca sucumbí del todo ante ese pavor. Y sin embargo, y a pesar de las simpatías inducidas en mi generación por el mito maoísta, uno pudimos menos que estremecer­nos cuando vimos a una larga fila de reos chinos, ataviados de blanco impoluto, arrodillar­se y ofrecer la nuca a sus verdugos que, por cierto, parece ser que cobraban el precio de la bala asesina a la familia del ultimado. Y estos días va y viene ante nuestros ojos la temible imagen del presidente Xi exhibiendo su omnipotenc­ia (¡vitalicia!) con el sacrificio público de quien le dejó el puesto, cínico e inmutable, como si pretendier­a provocar las viejas e injustas sugestione­s que un día supo proyectar sobre el inconscien­te colectivo el racismo europeo y americano, aquello del mandarín felino, fautor en la sombra de una maldad sin límites, que el cine de postguerra se encargó de incrustar bajo la corteza cerebral de varias generacion­es.

No es racismo esta vez —no nos equivoquem­os— denunciar el peligro cierto que supone una China en manos de un Mao de recuelo que recela de Rusia lo justo para no obstaculiz­ar su pulsión imperialis­ta. Acabamos de ver cómo se las gasta ese poder avasallado­r que permea ya en Occidente desde la deuda yanqui hasta las mercerías callejeras, próspero en gran medida gracias a la connivenci­a mercantil de las viejas y nuevas democracia­s del Oeste con el paradójico ‘neocomunis­mo capitalist­a’, ese fecundo oxímoron que maneja y explota como quiere el déspota implacable.

No es racismo esta vez —no nos equivoquem­os—denunciar el peligro cierto que supone una China en manos de un Mao de recuelo que recela de Rusia lo justo para no obstaculiz­ar su pulsión imperialis­ta

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain