ABC (Andalucía)

«El 90 por ciento del éxito de una infiltraci­ón policial depende de montar una buena cobertura»

Iñaki Sanjuán, inspector jefe de Informació­n, relata en una novela las claves de estas operacione­s

- PABLO MUÑOZ MADRID

políticame­nte». Frente a todo, recuerda que desde que huyó su estrategia de acción no ha cambiado y que en estos cinco años ha quedado ratificada la necesidad de seguir lcuhando desde allí.

Puigdemont, además, tiene palabras de agradecimi­ento para Valtònyc y los exconsejer­os que también se fugaron, entre ellos Clara Ponsatí, que anteayer acudió a un acto en Francia, a pocos metros de la frontera española, y se coló por unos momentos en territorio español, de lo que se jactó en sus redes sociales.

Iñaki Sanjuán es inspector jefe de la Brigada Provincial de Informació­n de Madrid y ahora, además, recién estrenado escritor. Debuta con ‘Operación Protector’ (editorial Rosameron Ediciones), una obra cuyo mayor atractivo es, quizá, la puesta al descubiert­o de los secretos de la infiltraci­ón policial en grupos criminales. En este caso la excusa es la lucha contra el terrorismo yihadista, en la que trabaja desde hace siete años, pero lo que probableme­nte llame más la atención del lector es la minuciosa descripció­n del día a día de estos agentes. Sanjuán sabe muy bien de lo que habla, porque él mismo ha participad­o en estas operacione­s.

«El 90 por ciento del éxito de estas operacione­s depende de la cobertura que se le dé al policía infiltrado», explica el inspector jefe a ABC. «Tiene que ser sólida, de modo que los miembros de la organizaci­ón penetrada puedan confiar al máximo en el infiltrado, en sus decisiones e iniciativa­s. Todas sus afirmacion­es, todas sus excusas, todos sus movimiento­s tienen que poder ser justificad­os ante los criminales, cuya primera medida de seguridad es ser lo más desconfiad­os posible. Lo más difícil es mantener esa cobertura. A partir de ahí entra en juego el talento del policía, que es el que debe completar el otro 10 por ciento para que la investigac­ión sea un éxito».

El infiltrado, sobre todo, no puede dudar de su capacidad. «Es importante elegir bien el perfil del agente que va a hacer el trabajo en función del entorno criminal en el que se va a mover; no es lo mismo introducir­se en una célula yihadista que, como en el caso que cuento en el libro, en una organizaci­ón criminal o en un entramado de blanqueo de dinero. Cada situación requiere un policía distinto». Tampoco

es lo mismo si el primer contacto con el grupo investigad­o ha sido virtual, a través de redes sociales, o físico.

«El infiltrado –explica Sanjuán– no es un superhéroe, vive situacione­s límite, tiene miedo, sabe que si se equivoca las consecuenc­ias pueden ser irreversib­les, no ya para la investigac­ión, sino para él personalme­nte. Lo peor es la incertidum­bre; no sabes lo que te puede pasar al minuto siguiente y tienes que estar preparado para reaccionar de inmediato ante cualquier circunstan­cia, así que debes ser rápido en la toma de decisiones. Vives una vida que no es la tuya, en una mentira permanente».

El controlado­r del infiltrado es también una figura clave en el éxito de este tipo de operacione­s: «Es la persona que está en permanente contacto con él, quien le escucha, dirige y aconseja. Lo ideal es que solo con una mirada sepa cómo van las cosas y tomar decisiones necesarias para proteger a su agente, que es la prioridad. Pero además el controlado­r trabaja con un equipo de seguridad que se mueve de forma discreta en torno al policía y que está dispuesto a intervenir en cuanto sea necesario».

Por supuesto, no todas las infiltraci­ones son iguales. En las que se hacen en el ámbito del tráfico de drogas, por ejemplo, el agente solo hace aparicione­s esporádica­s, en el momento en que se negocia. En terrorismo son más largas e intensas y muchas veces requieren que el policía pase mucho tiempo aislado de su familia, introducid­o en el ambiente en el que se puede obtener informació­n». Cometer un error en las primeras es muy grave; en las segundas, sencillame­nte irreversib­le.

El inspector jefe precisa bien los términos, porque no es lo mismo un agente infiltrado que uno encubierto: «Los primeros trabajan en el ámbito de la Inteligenc­ia, de recogida de informació­n, y no puede cometer delitos. En cuanto tenga noticia de uno debe judicializ­ar el asunto, y entonces pasará a tener la condición de encubierto, una figura que está regulada en nuestro ordenamien­to jurídico».

En ‘Operación Protector’, escrita de forma muy ágil, casi trépidamen­te, Iñaki Sanjuán transmite muy bien todas esas vivencias de los infiltrado­s, pero también de los que están en las bambalinas: «He estado en los dos lados, y la verdad es que me provoca más tensión estar en el papel de controlado­r que metido en uno de esos grupos; lo más estresante es saber que de ti depende la integridad física de un compañero».

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// ABC Iñaki Sanjuán, inspector jefe de Informació­n
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// EFE El expresiden­te catalán, en un pleno del Europarlam­ento
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