Lula gana la presidencia de Brasil tras una tensa jornada electoral
∑Acusa a la Policía de entorpecer el tránsito de los ciudadanos en las zonas del país más afines a su candidatura ∑Acusa a la Policía de entorpecer el tránsito de los ciudadanos en las zonas del país más afines a su candidatura
Las elecciones brasileñas, consideradas las más importantes en casi cuatro décadas de democracia, pueden empañarse por las más de 500 operaciones de fiscalización en las carreteras. Las acciones, consideradas un caso de acoso electoral, perjudicaron la circulación de los autobuses que transportaban a los votantes, especialmente en el nordeste del país, donde se concentra el electorado de Luiz Inácio Lula da Silva. La acción fue vista por algunos sectores como una forma de comprometer una elección que se peleaba voto a voto. Al cierre de esta edición, y con más del 90% de los votos escrutados, el líder del Partido de los Trabajadores había cobrado una ventaja ajustada pero definitiva.
El comité de campaña de Lula presentó denuncias al Tribunal Superior Electoral (TSE) contra las operaciones coordinadas ayer por la Policía Federal de Carreteras (PRF), que fueron un 88% más que todas las realizadas en el primer turno, el 2 de octubre. La coalición de Lula pidió la ampliación del horario de votación, solicitud que no fue concedida por el TSE. «Esta operación de la PRF no era normal, se concentraba en el nordeste. ¿Sólo allí tienen autobuses o coches con problemas o irregularidades en los neumáticos? ¿Por qué hacer esto en el domingo de las elecciones?», cuestionó la presidente nacional del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, que clasificó la acción como «criminal».
Las denuncias ganaron peso porque el director de la PRF, Silvinei Vasques, es bolsonarista y el sábado publicó vídeos en sus redes sociales pidiendo votos por el actual presidente. Los vídeos fueron suprimidos más tarde.
Al comienzo de la tarde el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, determinó que Vasques interrumpiera «inmediatamente» las operaciones, que estaban prohibidas este fin de semana de elecciones. El funcionario público se presentó al tribunal para dar explicaciones a Moraes y se comprometió a paralizar los controles.
En una rueda de prensa, Moraes informó que las declaraciones de Vasques fueron convincentes y que las operaciones estaban limitadas a la seguridad de los vehículos, que los autobuses siguieron viaje normalmente llevando a los electores a su destino.
Preocupación internacional
«Espero que el Gobierno sea civilizado hasta el punto de entender que es necesario tener una buena transición», dijo Lula
Los observadores electorales brasileños e internacionales manifestaron una «gran preocupación» con las informaciones sobre la posible intimidación de los votantes por parte de la PRF. La organización internacional Human Rights Watch (HRW) publicó una declaración sobre las operaciones
pidiendo una investigación profunda de estas acciones en las carreteras.
Entre los observadores oficiales acreditados por el TSE se destacan el Centro Carter, Organización de Estados Americanos (OEA), Washington Brazil Office y Transparencia Electoral Brasil. Según Folha de São Paulo, el Centro Carter, expresó su «gran preocupación» por la quejas sobre estas operaciones. El representante del Centro Carter afirmó que «estas prácticas, cambios de reglas y operaciones en medio del proceso de votación están totalmente fuera de la línea de las normas internacionales de transparencia electoral».
Ana Cláudia Santano, coordinadora general de Transparência Eleitoral Brasil, declaró que su entidad está preocupada por los informes y está analizando la situación con cuidado, tratando de averiguar si las reclamaciones se concentran en el nordeste y si la decisión judicial del TSE, que prohibió la operación ayer, se cumplió.
Según el periodista Jamil Chade, del portal UOL, la OEA admite, entre bastidores, el temor a una crisis ante la situación. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dijo que ya está «monitoreando» la situación.
La mayoría de las encuestas publicadas en la víspera de la elección apuntaban una ventaja de 6 puntos de Lula sobre Bolsonaro, 54% a 46%, pero existe un «voto avergonzado» de los electores de Bolsonaro que podría cambiar el resultado final. En el caso que Bolsonaro no sea reelegido será la primera vez que eso ocurre en las elecciones brasileñas desde 1994.
Los candidatos madrugan
El país que es una de las mayores democracias del mundo registra más de 156 millones de personas aptas a votar en 5.570 ciudades del país y 181 puestos en el exterior que elegirán, además del presidente, gobernadores en 12 estados. Alagoas, Amazonas, Bahía, Espírito Santo, Mato Grosso do Sul, Paraíba, Pernambuco, Rio Grande do Sul, Rondônia, Santa Catarina, São Paulo y Sergipe también decidirán quién los dirigirá a partir del 1 de enero de 2023.
Los dos candidatos presidenciales votaron en las primeras horas de la mañana. Lula en São Bernardo do Campo, municipio industrial de la Gran São Paulo, que es su cuna política, vestido con una camisa blanca. Bolsonaro votó en Río de Janeiro, con una camiseta verde y amarilla, en la que estaba escrito ‘Brasil’ y usando un chaleco antibalas debajo. «La expectativa es de victoria hoy, por el bien de Brasil. Sólo tenemos buenas noticias en los últimos días. Si Dios quiere, saldremos victoriosos esta tarde, o mejor dicho, Brasil saldrá victorioso esta tarde», se limitó a declarar el candidato a la reelección que evitó las preguntas de los periodistas.
En una rueda de prensa al dejar el colegio electoral, Lula da Silva dijo que era el día más importante de su vida. «Hoy la gente está definiendo el modelo de vida que quiere», dijo el candidato, y añadió: «Tenemos que rescatar a la gente que tiene hambre». El
exmandatario declaró además que quiere que las familias y los vecinos bolsonaristas y lulistas vuelvan a hablarse. «El compromiso que tengo es establecer la armonía en la sociedad brasileña», afirmó.
Gira mundial
Si gana las elecciones, Lula asegura que, antes de asumir el cargo, viajará por Sudamérica, Estados Unidos, China y la Unión Europea. «Conversaré con mucha gente». Sobre una eventual transición, afirma que le gustaría repetir el modelo adoptado en 2002, cuando recibió la franja presidencial del expresidente Fernando Henrique Cardoso. «Espero que el Gobierno sea civilizado hasta el punto de entender que es necesario tener una buena transición».
Existe la preocupación de que, en el caso de una derrota, Bolsonaro y sus electores no acepten el resultado de una de las elecciones más reñidas de la historia brasileña.
Las operaciones de fiscalización de transporte público que ocurrieron hasta el mediodía fueron consideradas el incidente más grave de la jornada, pues habrían perjudicado la llegada de los electores a los centros de votación, especialmente en pequeños municipios, en el norte y nordeste, los más pobres del país, donde se concentra el electorado de Lula da Silva.