Elefantes de plata

KARINA SAINZ BORGO Ser «gente sin fronteras» es también una forma de vivir llenos de surcos

Este libro comienza frente al mar, el lugar predilecto para manifestar la ira de los dioses en la tierra y acaso el quirófano más grande del mundo, porque después de atravesarlo nunca se vuelve del todo vivo. En la vida de los personajes retratados por el escritor Francisco Javier Sancho en los relatos de ‘Tres niños sin fronteras que sobrevivieron al miedo’ (Alfaguara) –los tres afectados por la enfermedad, la guerra y la pobreza– ocurren episodios de transformación porque el «corazón alberga posibilidades cuyos límites sobrepasan el dolor y la muerte».

En su caso, él cuenta tres brevísimas –son relatos infantiles, no olvidéis– pero antiguas y poderosas como un arquetipo. A fin de cuentas parece que todos los niños que crecen entre bombardeos sueñan el mismo sueño sin importar de dónde vengan, qué credo profesen o qué idioma hablen.

En un mundo comprometido con las causas que caben en un salón de estar,los relatos de Sancho meten al lector en la piel de lo que él llama «gente sin fronteras». Como los médicos o como Ibrahim, un joven voluntario que consigue un diminuto elefante de plata bajo los escombros de un bombardeo en Alepo y que Sancho retrata en ‘Amhed y el elefante errante’. El desarraigo lo es todo en estas historias. En la vida también.

Ser «gente sin fronteras» es también una forma de vivir llenos de surcos en los que brotarán otras cosas. Si hasta en las ciudades en guerra crecen paquidermos de plata y todo lo que esa metáfora encierra, queda claro que la escritura permite dar sentido a la vida en medio de cualquier desastre. Lo asombroso es que el relato de esa paradoja pueda hacerse –como en estos relatos escritos por Sancho– desde la belleza como territorio posible y no solo desde la glosa del horror. Este libro que empieza frente al mar –insisto una vez más, el quirófano más grande todos– conmueve y sacude al adulto que lo lee.

Es hermoso y único, como un elefante de plata que un niño descubre bajo los escombros de un bombardeo.