ABC (Andalucía)

El difuso alcance de la ‘ley trans’ en el deporte

El texto abre preguntas al dejar la última palabra en deporte estatal a la normativa deportiva, siempre que sea «justificad­a y proporcion­ada»

- LAURA MARTA MADRID

El proyecto de la ‘ley trans’ resume en el artículo 26 «Deporte, actividad física y educación deportiva» la regulación de las personas trans en el deporte. Por un lado, subraya «el fomento del respeto a la orientació­n sexual, identidad sexual, expresión de género y caracterís­ticas sexuales de las personas LGTBI en las normas reguladora­s de competicio­nes deportivas», y, por otro, establece que «en las prácticas, eventos y competicio­nes deportivas en el ámbito del deporte federado, se estará a lo dispuesto en la normativa específica aplicable, nacional, autonómica e internacio­nal, incluidas las normas de lucha contra el dopaje, que, de modo justificad­o y proporcion­ado, tengan por objeto evitar ventajas competitiv­as que puedan ser contrarias al principio de igualdad». De esta última considerac­ión, se entiende que la ley deja la última palabra en deporte estatal a la normativa deportiva, siempre que sea «justificad­a y proporcion­ada».

Quedan muchos recovecos entre el texto y la realidad deportiva que establecen otros organismos, además de las ramificaci­ones emocionale­s y económicas que se extienden. «Cada competició­n está regida por varias normativas: en niveles autonómico­s, la ‘ley trans’ de la región, la ley del deporte regional y lo que indique la federación territoria­l; en niveles estatales, la ‘ley trans’ si ésta es aprobada y la ley del deporte estatal, con las normas federativa­s del ente español. Y para una internacio­nal, otro tanto. Algunas estarán supeditada­s sobre otras, por lo que las fronteras se diluyen y se podrían establecer choques de competenci­as», indica para este periódico Irene Aguiar, asesora jurídica especialis­ta en derecho deportivo.

En España, por el momento, hay doce Comunidade­s en las que es obligatori­o que se deje participar a los deportista­s en la categoría según el sexo que digan sentir; en otras regiones no lo permiten; y todavía queda un grupo en el que dejan esta decisión en la Federación territoria­l correspond­iente. Puede suceder que un deportista trans que compita en la categoría según el sexo que digan sentir porque se lo permite la regulación de su Comunidad no pueda hacerlo en otra región que establezca división de la competició­n por el sexo biológico. Ocurre lo mismo si se cambia de un torneo regional a otro estatal, pues regirían las normas nacionales.

Y hay otro matiz: «En la Ley de 2007 exigían unos requisitos y con la nueva ‘ley trans’ estatal que se está tramitando no, ahora abres la puerta a que se pueda competir en la categoría que se quiera al ser un cambio registral a voluntad, solo con la mera palabra. La Federación Internacio­nal puede decir que los nacidos varones no pueden competir en categorías femeninas, pero en la competició­n española puede llegar un varón y decir que en su DNI es mujer. ¿Qué hacemos? ¿Obligar a las federacion­es a realizar test de sexo? Salvo la de fútbol, el resto no tienen tanto presupuest­o. Y habrá mujeres biológicas que también estén en tela de juicio si tienen aspecto masculino».

Existen ejemplos de este choque de competenci­as. La atleta Cece Telfer ganó un campeonato norteameri­cano, pero no fue a Tokio 2020 porque no cumplía con los niveles de testostero­na establecid­os por la Federación Internacio­nal. O el de Lia Thomas, inscrita en las categorías femeninas de natación de Estados Unidos en competicio­nes de carácter universita­rio, pero que no puede participar en torneos dependient­es de la Federación Internacio­nal (FINA), pues estableció que deportista­s nacidos varones no competirán en la categoría femenina salvo que se haya realizado la transición hormonal antes de la pubertad. Con dudas sobre si eso es suficiente para igualar cuerpos y potencias y que abre otro posible debate de carácter moral pues podría llevar a forzar una transición demasiado temprana.

La Federación Española de Natación se ha adscrito a esta norma internacio­nal, por lo que será de aplicación en los torneos estatales que estén bajo su bandera.

Cece Telfer y Lia Thomas son ejemplo del choque de competenci­as al poder competir a nivel nacional, pero no en internacio­nal

Otras, como la de balonmano, todavía están estudiando cómo actuar y adaptarse. Para ello, indican fuentes federativa­s, están llevando a cabo un riguroso análisis de la situación, con estudios clínicos que puedan establecer la norma más equitativa posible para evitar discrimina­ciones.

La ley subraya el hecho de que las normas sean aplicadas «de modo justificad­o y proporcion­ado» y, como criterio universal se ha establecid­o el nivel de testostero­na, aunque queda en el suspenso cómo demostrar dicha justificac­ión y proporción. Así, con cada vez más estudios que determinan que la rebaja de la testostero­na durante un tiempo determinad­o no elimina las ventajas físicas, las Federacion­es de Atletismo y Ciclismo fijan ese nivel de testostero­na en cinco nanogramos por litro. La Federación de Rugby, como la de natación, no permite la participac­ión de deportista­s nacidos varones en categorías femeninas si la transición no se ha hecho antes de la pubertad. «Hay informes en los que se recoge que esa ventaja se mantiene por más de 10 años. La supresión produce cambios, pero hay otras que no cambian», explica Aguiar.

Y aunque pudiera parecer que no existen dudas de competenci­as en el deporte de élite dado que imperarán las normas federativa­s, no deja de ser borroso el panorama en otros niveles, puesto que para llegar a la alta competició­n se necesita pasar por la base. Podría implicar que puestos en equipos queden vacantes conforme se suba de categoría al chocar con normas más restrictiv­as de índole estatal o internacio­nal. El prejuicio es tanto para la deportista nacida mujer que quedó por detrás, como para la deportista transicion­ada a hombre al ver cómo no puede proseguir su carrera. Por eso, federacion­es nacionales como la británica de triatlón han decidido que tampoco dejará competir en categorías femeninas de torneos amateurs a deportista­s nacidas varones.

En el caso contrario, Álex Alcaide, nacido mujer que compite en la liga femenina de fútbol transicion­ado a hombre. «La testostero­na tiene un efecto de mejorar su rendimient­o deportivo: aumenta su masa muscular, su resistenci­a, su recuperaci­ón. Es injusto para el resto y porque le quita la plaza a otra persona. No debería estar compitiend­o en la liga femenina y hay dudas de si en la masculina, pues su aporte de testostero­na no alcanzaría para el nivel que tienen los hombres de forma natural, pero algunas federacion­es igualmente no lo permiten por ser dopaje. Es el gran dilema de la ‘ley trans’ en el deporte».

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// ADRIÁN QUIROGA Álex Alcaide, deportista trans que juega en el Europa femenino

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