ABC (Andalucía)

Verstappen, récord a récord

∑El campeón alcanza el tope histórico de victorias (14) en el año de la presunta igualdad. Desazón de Alonso, retirado

- JOSÉ CARLOS CARABIAS GRAN PREMIO DE MÉXICO

Era la temporada de la igualdad, del estruendos­o cambio de reglamento que debía igualar la Fórmula 1, la mayor variación conceptual y de diseño de la historia según ingenieros y pilotos, con el fin de equilibrar las carreras, lograr más empates y menos victorias por aplastamie­nto. En ese curso que la F1 debía dar la vuelta al calcetín, Verstappen logra más victorias que nunca en la historia en una temporada. Catorce. Dominio nunca visto. por un piloto y un coche. Ni Schumacher con el Ferrari, Vettel con el Red Bull o Hamilton con el Mercedes híbrido. En México Carlos Sainz acabó quinto y hubo desazón para Fernando Alonso, quien abandonó a cinco vueltas del final.

El circuito Hermanos Rodríguez aúlla cada vez que ‘Checo’ Pérez abre el DRS, se lanza a por un rival y lo sobrepasa. México se ha hecho fuerte en la Fórmula 1, con su piloto fetiche, su auditorio colorido. Su pista vintage sugiere hazañas, espíritu gladiador y otro tiempo donde se corría por rabia y honor. No es el circuito de curvas en perfecto ángulo recto, políticame­nte correctos y con yates adosados a una pista que cambia de color, como por ejemplo Abu Dabi, signo de la presunta máxima modernidad.

En la zona del estadio, los coches pasan a escape por debajo de los aficionado­s y sus asientos, paisaje magnífico y único donde los hinchas se mezclan con los autos, tan próximos todos.

México sueña con la victoria de su compadre, pero el que conduce el Red Bull pata negra es Max Verstappen, animal de la competició­n que busca un récord, otro estímulo para su hoja de servicios. Más triunfos que nadie en la historia en una sola temporada. Pretende franquear la barrera de los trece grandes premios que un día lograron Vettel y Michael Schumacher, dos alemanes. Vettel lo hizo en 2013, último escalón de la secuencia triunfal del germano con Red Bull y el coche supersónic­o que para él diseñó a lápiz Adrian Newey, el artesano de la aerodinámi­ca. Y Schumacher consumó la obra en 2004, con aquel frente ultra en Ferrari junto a Ross Brawn y Jean Todt.

A la carrera le falta chispa después de la salida. En la arrancada se produce una lucha política y correcta de compañeros de equipo. Hamilton se impone a Russell, quien sale de los límites de la pista sin aparente posibilida­d de accidente de los Mercedes. Y Carlos Sainz estira el cuello ante Leclerc, dos Ferrari

en paralelo como dos serpientes reptando, manteniend­o la distancia.

Una salida disputada y limpia en la que el tiburón Verstappen no acepta ninguna intromisió­n. Manda desde la pole y se apresta a echar un jarro de agua fría sobre la afición azteca, que espera el milagro Checo.

Alonso sale con prestancia y ardor guerrero. Del noveno al séptimo, siempre en modo batallador por más que pasen los años. El Alpine navega por la F1 en este final de curso como el cuarto coche de la parrilla, por encima de sanciones, desgracias o inconvenie­ntes varios. A veces cuesta entender por eso que después de dos años de conocimien­to mutuo, el español se haya decantado por Aston Martin, un equipo en nivel inferior.

Pérez entra a cambiar ruedas y, sorpresa, los mecánicos de Red Bull fallan. Cinco segundos en el pit stop. Adiós al sueño mexicano. Alonso bendice el Alpine por radio. «El coche va bien», suelta por radio cuando le hablan de pasar por el garaje. Verstappen manda con mano de hierro y la resurrecci­ón de los Mercedes, más veloces que los Ferrari en esta pista, se completa a medias con Hamilton al acecho del holandés, pero a distancia. Nada inquieta el triunfo de Mad Max.

La vida de Alonso cambia por completo en el tramo final. Falla el motor del Alpine, se retira el español en la vuelta 66, maldice su suerte, puño al aire, hundido en el abandono. «Vaya temporada, compañeros, vaya temporada», dice por radio.

En voz baja. Aplicaran y extendiera­n superficia­lmente aceite u otra materia pingüe sobre algo. Terminació­n verbal. 3: Natural, sin disfraz ni adorno, femenino. Preposició­n. 4: Al revés, preposició­n que denota carencia o falta de algo. Al revés, tiene determinad­a apariencia o aspecto. 5: Negación chulesca. Al revés, persona que acompaña a otra en una actividad. 6: Especialis­tas en astronomía. 7: Cincuenta. Al revés, mujer ruda y de muy poco entendimie­nto. Aquí. 8: Sorbe

HORIZONTAL­ES.- 1:

Crucigrama

2:

Contiene 10 cuadros en negro

suavemente la abeja el jugo de las flores. Conozco. Al revés, negación chulesca. 9: Tierra labrada con el arado. Costado. 10: Pasásemos de dentro afuera.

VERTICALES.- 1: Conjunto de objetos de metal, generalmen­te de escaso valor, plural. 2: Atabas o sujetabas al yugo bueyes, mulas u otras bestias. Sentimient­o de indignació­n que causa enojo. 3: Séptima letra del alfabeto griego, plural. Barril en que se conservan las sardinas arenques. 4: Donas. Dulce hecho al horno con calabaza y boniato y relleno de piñones, almendras y nueces. 5: Nudillos, parte exterior de las junturas de los dedos. Al revés, interjecci­ón usada para animar. 6: Harina fina de maíz, plural. Sur. 7: Preparo o doy con cera algo. Nombre de una consonante. 8: Norte. Al revés, tuviera amor a alguien. Símbolo del americio. 9: Infusión. De poco ánimo o espíritu. 10: Al revés, detenga el movimiento. Receptácul­o de tela, por lo común de forma rectangula­r o cilíndrica, abierto por uno de los lados, plural.

Sudoku Ajedrez

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// EFE Verstappen dominó en México seguido por Hamilton

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